Yo procrastino, tú procrastinas, él procrastica… Y asi hasta el final porque es algo que todos, absolutamente todos, en algún momento de nuestra vida y del día a día, hacemos. Además es algo que sabemos que hacemos y que nos cuesta muchísimo, remediar aunque es uno de nuestros más importantes objetivos. ¿Por qué nos pasa esto?
Pero, como siempre decimos, para poder dejar de hacer algo antes es imprescindible ponerle nombre y apellidos a eso que estamos haciendo y que repetimos una y otra vez. Entendamos qué es esto de procrastinar para poder poner solución.
¿Qué es la procrastinación y qué es procrastinar?
Procrastinar es dejar aquello que tienes que hacer para otro momento. Postergar tareas que deberías y de hecho, querrías hacer pero que hay algo que te “obliga” emocionalmente a dejarlo para más tarde.
Los habituales de la procrastinación, que somos más de lo que parece (por no decir todos en algún momento de nuestra vida), poco o nada tienen que ver con la frase de Benjamin Franklin “nunca dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” y es que en esto de procrastinar triunfa la máxima de dejar para el último minuto todo lo que hay que hacer.
Excusas para procrastinar no nos faltan y a cada cual, más creativa: desde no me ha llegado al inspiración a tengo otras cosas más urgentes o directamente, no me apetece son algunas de las auto justificaciones que nos ponemos para no desempeñar aquella tarea que deberíamos no sólo estar ejecutando sino seguramente, haber terminado ya.
La lástima es que aunque tenemos claro lo que es y que a menudo incurrimos en ella, nos cuesta muchísimo solventarlo y no es algo ocasional sino que se convierte en nuestro modus operandi en determinados aspectos de nuestra vida sobre todo en aquellos con los que tenemos algún escollo (para algunos es una tarea del trabajo como quizás la contabilidad, para otros las tareas del hogar… Cada uno tiene su área en el que procrastina más. Y por supuesto, con sus consecuencias adheridas que no son pocas ni livianas.
Consecuencias de procrastinar
Como decíamos, muchas, numerosas, diversas y con bastante importancia. Las más significativas y sin embargo, habituales son:
– Estrés y decepción: Aunque la procrastinación es una elección ya que siempre podemos elegir dejar de hacerlo y ponernos manos a la obra con esa tarea que estamos dejando para otro momento, la realidad es que nos cuesta mucho evitarlo y al final, no ejecutamos lo que teníamos planeado. ¿Qué ocurre? Que aparece la decepción con nosotros mismos por no haber hecho lo que debíamos y el estrés de que no llegamos, de que no nos dará tiempo, de que no estamos actuando correctamente y las consecuencias propias de no haber hecho esa tarea.
– Pérdida de efectividad: Seguramente, si hiciéramos esa tarea que teníamos prevista en el momento que deberíamos haberlo hecho, todo el engranaje de nuestro proyecto o día a día, marcharía mucho mejor y la efectividad de nuestras acciones sería muchísimo mayor. Hacer las cosas cuando hay que hacerlas asegura que seremos mucho más eficaces.
– Acumulación de trabajo: Esto es más que evidente y es que si procrastinamos y vamos dejando para el último minuto, las tareas se van a ir acumulando y sumando como si no hubiese un mañana. Quizás pensamos en nuestra mente de ilusión que si lo dejas para luego, va a desaparecer pero no, seguirá ahí y se sumará al resto de cosas por hacer que cada vez, serán más y más.
– Menor calidad en tu acción: Tanto si es una tarea profesional como de ámbito personal, si lo dejas para el último minuto con la ansiedad y el estrés que conlleva sentir “que vas tarde y no vas a llegar” lo que está claro es que trabajo será de muchísima menor calidad a si lo haces con tiempo, relajado, con visión y además, con tiempo para repasarlo.
Cómo dejar de procrastinar: Las claves
Para dejar de procrastinar ante todo, hay que cambiar de actitud y pasar a tener una mucho más activa y enfocada a la resolución de situaciones. Sin esto, da igual lo que quieras hacer que nada servirá. Así que empecemos con algunos consejos y tips que te ayudarán a dejar de procrastinar.
1.- Deja las excusas de lado. De verdad, las excusas sólo te sirven a ti, a nadie más así que elimínalas de tu vocabulario y sácalas de tu vida. Si nadie las necesita, nadie las está esperando y realmente no sirven para mucho o para casi nada. Bórralas de tu comunicación y verás el resultado inmediato (si no tienes excusas, verás como no te queda otra que ponerte a hacer esa tarea pendiente).
2.- Marca fechas límites reales y anticipadas. Marca, para toda tarea (sea personal o profesional) una fecha límite inamovible de esas que no puedas variar ni unos pocos minutos y créate un diario / agenda que debas cumplir a rajatabla.
3.- Sé más productivo. Si eres más productivo, estarás más enfocado a terminar tus tareas y hacer aquello que realmente tenías previsto. Algunos tips para ser más productivo es que te quites distracciones, que te marques un horario de trabajo y no eternices las horas que estás en la oficina y sí o sí tienes que hacer las tareas en ese tiempo…
4.- Rompe tu propio ciclo del retraso. No dejas nada para mañana. Márcate terminar eso que te persigue hoy mismo y evalúa cómo te sientes. Seguro que a partir de entonces, verás todo de otra manera.
Ahora, es el momento de dejar de procrastinar. ¿Cómo te sientes?