Cuando nuestro objetivo es adelgazar y mejorar nuestra forma física, a menudo suele pasar que nos perdemos con obstáculos que tienen el poder de desanimarnos y quitarnos el entusiasmo inicial.
Empezamos con el pié derecho, con mucho ánimo, confianza y alegría, pero luego nos dejamos llevar por los excesos durante un fin de semana, una fiesta, unas vacaciones o una comida familiar; al día siguiente nos sentimos hinchados y nos parece que todos los esfuerzos hechos hasta ese momento no hayan servido de nada.
Así que nos dejamos ir poquito a poco perdiéndonos en la antigua espiral que nos tiene atrapados.
He pasado muchísimos años de mi vida en continuo conflicto con la comida, luchando y conviviendo con este sentimiento de culpabilidad por haber comido demasiado o mal, por haber engordado o simplemente por no haber sabido respetar los límites.
Pero ¿quién define los límites? En mi caso fueron la auto-exigencia, las expectativas de la sociedad en la que vivimos, que valora más un cuerpo bonito que una mente brillante y un corazón grande, y la búsqueda de una perfección que no existe.
Sólo cuando aprendí a ACEPTARME entonces aprendí a quererme por lo que soy, por fuera y por dentro.
Es sólo aceptándonos que podemos RESPETARNOS, y desde allí CUIDARNOS y MEJORARNOS.
Comer es uno de los grandes placeres de la vida y, al mismo tiempo, es una de las maneras más directas que tenemos para cuidar de nuestro cuerpo.
¿Es posible adelgazar de manera serena, fácil y divertida?
La respuesta es sí.
9 pautas para adelgazar
En este artículo te voy a dar unas pautas de COACHING NUTRICIONAL para que puedas gestionar los excesos alimenticios y aprender a incorporar hábitos para transformar tus comidas diarias en momentos para cuidarte y quererte más.
1. Come de forma consciente
Muchas veces comemos de forma automática, poco consciente, distrayéndonos con otras actividades (hablar, televisión, pensamientos).
Aprende a comer lentamente, saboreando cada bocado; mastica muchas veces y deja el tenedor en la mesa entre un bocado y otro. No hay prisa para acabar la comida que tienes en plato, lo único importante es disfrutar lo que estás comiendo.
Tómate tu tiempo, fíjate en la textura de la comida en tu boca, en su sabor y disfrútalo hasta el final.
2. Elige tu comida y llena el plato sólo una vez
Casi siempre, cuando comemos fuera, ya sea en una boda o en una comida con amigos, hay tantas cosas por elegir en la mesa que nos entra la ansiedad por probarlo todo. Elige sólo la comida que te guste de verdad, la que estás deseando realmente comer.
Llena tu plato con un poquito de cada una.
Muchas veces comemos más de la cuenta porque seguimos rellenando el plato más y más veces.
Llena tu plato una vez y come de forma consciente disfrutando todo lo que has elegido para ti.
3. Gestiona lo que bebes
La mayoría de las veces, a parte la comida, el factor de descontrol es la bebida.
Fíjate en la calidad en vez de en la cantidad. Por ejemplo, si eres un amante del vino, deléitate con uno especial que no sueles beber todos los días y disfrútalo plenamente. Tómate una copa y acompaña el resto de la comida con unos vasos de agua: te ayudarán a no exceder con el alcohol y con los refrescos y a darte una rápida sensación de saciedad.
4. Aprende a combinar la comida
Cuando comemos fuera, a menudo se suelen comer alimentos muy grasos y con alto valor calórico. Acompáñalos siempre con fibra (verduras y alimentos integrales) para ralentizar su absorción y evitar así el pico de insulina. Si consigues que los niveles de insulina en tu sangre no aumenten de forma repentina, conseguirás al mismo tiempo evitar que se acumule grasa.
Por ejemplo, acompaña siempre un plato de carne con una buena ensalada o uno de pasta con verduras poco aliñadas. Si puedes, en casa elige siempre alimentos integrales.
5. Controla los aliños
Si estamos comiendo fuera, en un restaurante o en casa de amigos, no podemos controlar las cantidades de aceite que se han utilizado para cocinar o para aliñar los alimentos. Lo que sí podemos hacer es compensarlo.
Por ejemplo, si comemos fuera al mediodía, por la noche compensaremos utilizando poco aceite y comiendo alimentos de origen vegetal.
6. Escúchate
Muchas veces nuestro cuerpo físico nos pide determinadas comidas en relación con nuestro estado fisiológico. Otras veces, es nuestro cuerpo emocional que nos pide algo y a menudo confundimos su voz con la del cuerpo físico.
Cuando son las emociones las que hablan y no nuestro cuerpo, es importante aprender a reconocer esta voz, reconocer la emoción y darle la bienvenida. Nuestro cuerpo emocional no tiene boca y no come comida.
¿Cuántas veces nos ha pasado de sentirnos tristes y consumir chocolate buscando consuelo, intentando rellenar una sensación de vacío o queriendo evadir de nuestras preocupaciones?
Aprende a escucharte para tomar conciencia de cómo te sientes y de qué es lo que necesitas realmente.
7. Incorpora nuevos hábitos para cuidarte
Haz una lista hoy mismo de 3 cosas que puedes hacer diariamente para cuidarte, quererte y respetarte.
Pueden ser cosas relacionadas con tu cuerpo (por ejemplo, 30 minutos todos los días, comer de forma más saludable) o algo relacionado con tu parte mental o espiritual ( escuchar tu música preferida, todos los días 15 minutos).
¡Elige hoy tus nuevos hábitos para aprender a cuidarte!
8. Depúrate
Toma hábitos para ayudar a tu cuerpo a depurarse y entonces a sentirse mejor, lleno de fuerza y de energía.
Cuando te levantas, en ayuno, tómate un vaso de agua templada con el zumo de medio limón.
El limón, aparte de aumentar tus defensas por el aporte de vitamina C, tiene un efecto depurativo sobre hígado e intestino.
Por la noche o por la tarde, tomate una taza de té bancha.
Es una calidad de té verde muy rica de minerales (calcio, magnesio, potasio) y tiene una baja concentración de teína. También tiene un efecto diurético, antioxidante y suele bajar los niveles de colesterol.
Puedes dejar en infusión unos trocitos de jengibre fresco, óptimo anti-inflamatorio y depurativo natural.
9. Muévete
¿Estás esperando que empiece el nuevo año para apuntarte al gimnasio o para empezar a hacer deporte? ¡Empieza ya!
No hace falta entrenarse para hacer el IRON MAN, simplemente basta con comenzar a moverte en tu día a día.
Empieza a subir las escaleras en vez que utilizar el ascensor, dar un paseo por la tarde en el parque que está al lado de tu casa o por el centro.
Si tienes la posibilidad de ir al gimnasio, busca una clase que te guste.
La clave está en disfrutar, en hacer algo que nos haga sentir bien, a gusto con nosotros mismos y, por lo tanto, con los demás.
Aprender a cuidarte es lo más bonito y enriquecedor que puedes aprender a hacer... ¡Disfrútalo!
Imagen Mujer joven corriendo de Shutterstock