Revista Opinión

Las claves secretas del juego de la Oca

Publicado el 29 abril 2015 por Habitalia
Retrocedamos, en nuestra máquina del tiempo particular, a nuestra infancia, ¿quién no ha jugado en el tablero de la oca alguna vez?

Y sin embargo, en nuestra descarada inocencia, nunca creímos que este juego llevará implícitos tantos misterios y tradiciones ocultas. Desde luego que a todos nos llamaron la atención determinadas casillas por su extrema connotación positiva o negativa; pero descubrir lo que hay detrás de ellas es un ejercicio colmado de sorpresas.

El Juego de la oca no es mas que una metáfora de la vida terrenal, en la cual se demuestra que el azar pretendido, por algunos, no es tal sino que todo se rige por un destino que nos hará transitar por etapas diferentes, en definitiva una casilla u otra. Pero el juego de la oca va mas allá de la vida material y nos muestra el camino iniciático por el que debemos pasar para alcanzar el conocimiento supremo, las casillas buenas o malas son pruebas que el iniciado debe ir superando para llegar a aquello que denominamos como "lo supremo", anhelado por el ser humano en todas las civilizaciones.

El juego de la oca por su disposición y dibujo esta emparentado con los laberintos, enrevesados caminos de lucha hacia un objetivo final; sólo el que cree y tiene paciencia en ese objetivo sale del laberinto. Es por esta teoría por la cual muchos investigadores afirman que el juego de la oca se inventa en Grecia, de allí surge el mito de Teseo: el joven héroe que mata al Minotuaro en el Labryss o laberinto, el laberinto mas famoso de toda la antigüedad. Otros también apuntan a la teoría del nacimiento del juego en la India donde lo relacionan con los mandalas; laberintos, o caminos sagrados de fe y paciencia, dónde por mucho que se tuerza la senda el fin sigue siendo alcanzar lo supremo en todas sus concepciones. Curiosamente el ser humano plasma similares sentimientos, en sus representaciones, en lugares dispares del planeta (este es el mayor y más bello misterio de la humanidad por mucho que moleste al sector más conservador y anquilosado de la historiografía). Es por ello que decidir el origen se torna complicado, más aún cuándo se pudo producir por una fusión cultural debida a artículos y comerciantes que circulaban en uno u otro sentido. Si Grecia es la cuna del juego, el laberinto del Minotauro en la isla de Creta así lo atestigua; pero la India y el concepto sánscrito del mandala, cuanto menos, nos sugieren algunas dudas antes de descartarlos por su simbolismo y sacralidad presentes también en el tablero sobre el que echaremos los dados.

El juego de la oca es lanzado, o relanzado mejor dicho, en la Edad Media. En las primeras etapas por movimientos ocultistas o sociedades secretas que buscaban el conocimiento supremo a través de diferentes pruebas y así se lo hacían ver a sus adeptos. Hablamos de Masones o Templarios por ejemplo, entre otras muchas sociedades; al parecer, según algunas fuentes templarias, se usó el juego de la oca para simular el Camino, iniciático, de Santiago con jóvenes monjes de la Orden del Temple para así mostrarles las duras vicisitudes que vivirían y su enriquecedor final tras la perseverancia. Es típico de estas sociedades codificar el conocimiento supremo para que no este al alcance de cualquier ser indigno, sino sólo de los puros de corazón, los que luchan con fé y tienen paciencia. Así, es por ello que simplifican sus conocimientos iniciáticos en el juego de la oca, nadie se podía imaginar que algo tan simple como un juego de niños podía tener tanta relevancia. Y de paso los niños son formados para superar las pruebas duras que les pondrá la vida, caer y volverse a levantar en diferentes obstáculos con la seguridad en uno mismo, de que poco a poco se irán superando casillas o etapas.

La oca es un animal sagrado en diferentes culturas, incluso en la occidental de raíces celtas, o cristianas posteriormente, la oca siguió representando la pureza de alma en su plumaje y su gallardía o coraje en su postura; el sincretismo religioso de diferentes áreas del mundo no pudo derrocar esta concepción, siempre hubo grupos que lucharon a favor de la idea: Los maestros arquitectónicos, y después los masones, utilizaban la pata de oca como medida constructora. Mas tarde Gaudí en la Sagrada Familia de Barcelona utilizó esta medida. Pero hay más, en cualquier templo con elementos mistéricos estará presente.

La forma cúbica de los dados está emparentada con la numerología (un compendio de teorías milenarias, y con mucha relación en la Cábala, que por medio de diferentes combinaciones de números estudia el ser humano). Asimismo, la magia en creencias antiguas se sigue demostrando en la puntuación de los dados (no se representa con números sino con puntos, . .. ... .... etc ); el punto encierra un conocimiento hermético y esotérico para cualquier sociedad secreta.

La numerología deja en este juego muchas anécdotas, por ejemplo: el número 58, cuyos dígitos suman 13 número de mal fario en la tradición cristiana, corresponde a la parca o muerte. Si el jugador cae en ella muere y vuelve a empezar de nuevo, para emprender una nueva vida donde no cometa los errores de la extinguida, en vocabulario iniciático a reencarnarse. Hay que reseñar que la reencarnación iniciática no implica muerte real o material, sino que lleva a empezar de cero, espiritualmente, desterrando errores pasados. Se trata de alcanzar el conocimiento supremo representado en la casilla final como un paraíso; no donde se colmen nuestras aspiraciones materiales sino un paraíso espiritual de sabiduría y perfección. A él sólo se llega superando duras pruebas y diferentes obstáculos. Por lo tanto el 13, a priori, es un número malo y sin embargo, si comprendemos la profundidad del mensaje, puede ser el que nos relance a una vida superior. ¿Se trataba de engañar a la Iglesia velando la verdad?

Otro ejemplo de curiosidad con los números : el 9 es el número de la perfección o conocimiento y el 7 es un número mágico donde los haya, pues bien en el juego de la oca el número 9 se repite ¡7 veces! : 9, 18, 27, 36, 45, 54, 63 (en numerología solo cuenta el número final, que es la suma de las dos crifras, sumalas y obtendrás siempre 9). Cada una de estas casillas corresponde a una oca con su consiguiente premio que demuestra, al jugador o iniciado, estar en el camino correcto hacia el conocimiento supremo, y así acercarse algo mas al paraíso.

En conclusión, el juego de la oca tiene doble finalidad: ocultar el conocimiento sagrado y mágico a los ojos de quien no lo merece, ofreciendo la posiblidad al que luche de obtenerlo y realizarse y, por otra parte, conseguir dotar a los niños de una espiritualidad que les ayude a afrontar los problemas reales con paciencia, hacerles seres mas perfectos que buscan el fin, poco a poco, de una sociedad mas perfecta y espiritualizada.

Quizás deberíamos jugar más a la oca. Nuestros hijos y su "alocada" mente vacía de prejuicios lo entenderán mejor.

Fuente: Sineidesis


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