Las condiciones de vida y de trabajo de los obreros de la primera industrialización fueron muy duras. La explotación laboral de los proletarios fue uno de los aspectos más negativos de la primera industrialización, los testimonios de las condiciones de vida y trabajo, especialmente de niños y mujeres, son impresionantes. Para poder soportar esta vida dura, muchos quisieron encontrar alivio en el alcohol. No es de extrañar que aumentase la tasa de mortalidad. A modo de resumen:
"Los dueños de las fábricas, ansiosos por mantener en funcionamiento sus máquinas día y noche mientras la industria fuera próspera, ocupaban a hombres, mujeres y niños en jornadas de trabajo de doce a dieciséis horas, de día y de noche"
"En los distritos fabriles es corriente que los padres envíen a trabajar a sus hijos e hijas a los siete u ocho años, en invierno y verano, a las seis de la mañana, a veces cuando aún es de noche y a veces con escarcha y nieve, para ir a las fábricas, que a menudo tienen una elevada temperatura y una atmósfera poco beneficiosa para el organismo humano y donde la mayoría de los obreros trabajan hasta las doce del mediodía; entonces tienen una hora libre para almorzar y luego vuelvenpara continuar, en la mayoría de los casos, hasta las ocho de la tarde. Hoy día los niños deben trabajar incesantemente para ganarse la mera subsistencia; no se les ha acostumbrado a diversiones inocentes, sanas e inteligentes; no se les concede tiempo libre si es que antes estaban acostumbrados a ello. No saben lo que es el esparcimiento, sólo el cese en el trabajo. Están rodeados de otros niños en las mismas circunstancias, y así, al pasar de la niñez a la juventud, poco a poco se inician, especialmente los hombres, pero a menudo también las mujeres, en los seductores placeres de la droga y la embriaguez; para esto les ha preparado el duro trabajo diario, la falta de mejores costumbres y el vacío total de sus mentes".
ROBERT OWEN: "Observations on the Effect of the Manufacturing System", 1815
"Entre aquellos que tienen los más bajos salarios la comida consiste en patatas hervidas. La ración de patatas se coloca en un gran plato y se le añade manteca de cerdo derretida, a la que se agrega, ocasionalmente, trozos de tocino frito; pero muy raramente carne. Aquellos que tienen mejores salarios; o las familias en las que se reúnen varios sueldos, añaden una mayor proporción de carne, por lo menos tres veces a la semana, pero la cantidad consumida por la población obrera no es grande..."
"Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansado, pero trabajo sin luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo. Estoy medio dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a escuela los domingos y aprendo a leer. (...) Me enseñan a rezar (...) He oído hablar de Jesucristo muchas veces. No sé por qué vino a la tierra y no sé por qué murió, pero sé que descansaba su cabeza sobre piedras. Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la mina." Declaraciones de la niña Sarah Gooder, de ocho años de edad. Testimonio recogido por la Comisión Ashley para el estudio de la situación en las minas, 1842.
Cuando estuve en Oxford Road, Manchester, observé la salida de los trabajadores cuando abandonaban la fábrica a las doce de la mañana. Los niños, en su casi totalidad, tenían aspecto enfermizo; eran pequeños, enclenques e iban descalzos. Muchos parecían no tener más de siete años. Los hombres en su mayoría de dieciséis a veinticuatro años, estaban casi tan pálidos y delgados como los niños. Las mujeres eran las de apariencia más saludable, aunque no vi ninguna de aspecto lozano (...). Aquí vi, o creí ver, una raza degenerada, seres humanos achaparrados, debilitados y depravados, hombres y mujeres que no llegarán a ancianos, niños que nunca serán adultos sanos. Era un espectáculo lúgubre (...)"
Charles Turner Thackrah. Los efectos de los oficios, trabajos y profesiones, y de las situaciones civiles y formas de vida, sobre la salud y la longevidad. 1832.
"Las fábricas eran generalmente insalubres: sus arquitectos se preocupaban tan poco de la higiene como de la estética. Los techos eran bajos, con el fin de perder el menor sitio posible, las ventanas estrechas y casi siempre cerradas" (P. Mantoux).
"Tuve frecuentes oportunidades de ver gente saliendo de las fábricas y ocasionalmente atenderles como pacientes. El pasado verano visité tres fábricas algodoneras con el Dr. Clough de Preston y con el Sr. Baker de Manchester y no fuimos capaces de permanecer diez minutos en la fábrica sin empezar a jadear por falta de aire. ¿Cómo es posible que quienes están condenados a permanecer ahí doce o catorce horas lo soporten? Si tenemos en cuenta la temperatura del aire y su contaminación no puedo llegar a concebir como los trabajadores pueden soportar el confinamiento durante tan largo periodo de tiempo."
Declaraciones efectuados por el Dr. Ward de Manchester en una investigación sobre la salud en las fábricas textiles en marzo de 1819.
"En esta situación los abusos fueron múltiples. En las fábricas de hilados de Manchester se multaba el ir sucio, el silbar durante el trabajo. El obrero enfermo que no podía encontrar un sustituto debía pagar seis chelines al día por pérdida de energía mecánica...".
"Queda sancionado [...] que todos los contratos, convenios y acuerdos de todo tipo que en cualquier momento se estipulen desde ahora entre cualquier obrero de la industria y otras personas con el fin de obtener aumentos de salarios para ellos mismos o para cualquier otro de ellos, o para cualquier otro obrero a jornada o trabajador, u otro de cualquier industria, comercio o empleo o con el fin de disminuir o alterar el horario habitual o el tiempo de trabajo, o para obstaculizar o impedir a una o más personas que contraten a quien consideren más adecuado para el empleo o con el fin de controlar o limitar a las personas que dirigen una industria, comercio o empresa [...], será ilegal, nulo y de ningún efecto".
"Las ruidosas y vistosas calles de las grandes urbes se hallan muy cerca de los tugurios en que vive la clase obrera. Estos tugurios se parecen mucho en todas las ciudades de Inglaterra. Son los edificios más repugnantes, en los peores lugares de la ciudad. Por lo general, en ellos, las calles están sin pavimentar, sucias, llenas de hoyos y cubiertas de basura. La construcción irregular y desordenada impide la ventilación y, como allí vive mucha gente en un espacio reducido, el aire se mantiene viciado incluso en el mejor tiempo."
M. I. Mijailov. La Revolución Industrial.
"Me casé a los 23 años y fue entonces cuando fui a la mina. Antes, cuando tenía 12 años, era tejedora. No sé leer ni escribir. Trabajo para Andrew Knowles de Little Bolton (Lancashire) y llevo a casa algunas veces 7 chelines a la semana, algunas veces menos. Arrastro las vagonetas de carbón y trabajo seis horas por al mañana y seis al mediodía. Paro casi una hora al mediodía para comer, un poco de pan y un poco de mantequilla, sin nada para beber. Tengo dos hijos pero aún son demasiado pequeños para trabajar. He tirado de las vagonetas incluso estando embarazada. Conozco a una mujer que volvió a casa, se lavó, se metió en la cama, parió y volvió a hacer el mismo trabajo en menos de una semana. Tengo una correa alrededor de la cintura y una cadena entre las piernas, tengo que andar a gatas. La cuesta es muy empinada y nos agarramos a la cuerda o a lo que podemos, cuando no hay cuerda (...)En el pozo en el que trabajo hay seis mujeres y seis chicos y chicas. Es un trabajo durísimo para una mujer. El pozo está siempre húmedo y el agua nos llega hasta las rodillas. Un día me llegó hasta los muslos, y con la que cae del techo es terrible. Mis ropas están casi siempre empapadas. Una prima mía se ocupa de los niños durante el día. No consigo hacer nada cuando vuelvo a casa por la noche, y a veces me duermo antes de lavarme. He arrastrado vagonetas hasta arrancarme la piel. Y es mucho peor cuando se espera un hijo. Mi capataz me ha pegado algunas veces porque no estaba dispuesta. Al principio no conseguía acostumbrarme y él tenía poca paciencia. He visto a más de un hombre pegar a su vagonetera.".
Testimonio de Betty Harris delante de una Comisión Parlamentaria de investigación, 1.842.
Quiero destacar dos películas de alto interés didáctico para la enseñanza-aprendizaje de esta cuestión:
"Etienne Lantier, un joven parado, víctima de las vicisitudes del sistema capitalista, debe convertirse en minero en Montsou, al Norte de Francia, si quiere trabajar. A través de sus ojos veremos las condiciones más deplorables de vida a las que pueden estar sometidos los hombre y mujeres, los cuales día tras día tienen que trabajar en lamentables condiciones para obtener únicamente lo esencial para subsistir. Se inicia así un paralelismo entre la bajada a la mina y la bajada al infierno personal en que viven estos trabajadores. Descubre la miseria, el alcoholismo, las relaciones sexuales sórdidas, hombres indecentes como Chaval o generosos, como Toussaint Maheu, toda una humanidad en sufrimiento condenada por el capital. De este modo entiende que hay que luchar, los trabajadores se levantarán de su silencio y lucharán por la justicia y la igualdad"