Diario Panorama
Nayib Canaán / Maracaibo
Su vida cambió cuando Osmel Sousa le colgó la banda de Yaracuy en el
Miss Venezuela 1995. Luego, convertida en miss Universo 1996, se llevó
el mundo por delante. Cumplió sueños dentro de su país natal y partió en
busca de nuevos retos. Estrella de Televisa y Univisión. Alicia, la que
siempre vende, la polémica, la audaz, la natural, se confiesa con
PANORAMA en una conversación, vía telefónica desde Miami, que revela sus
nuevos proyectos, desnudando su personalidad, evidenciando que como
ella, no hay dos.
—Luego de una buena racha en México se instala en Estados Unidos, ¿qué la llevó a cambiar de vida?
—Todo tiene que ver con unas propuestas de trabajo que surgieron aquí.
Hay una posibilidad interesante de entrar al mercado anglo con una
película y una serie en inglés. También quiero expandir mi marca
Malicia, de la que se venden perfumes, cremas y zapatos. Igual sigo como
artista exclusiva de Telesiva, soy parte de su nómina y probablemente
haga una telenovela en octubre.
—También se dijo que se fue a estudiar…
—-Sí, estoy estudiando inglés. Yo lo hablo muy bien, desde niña, pero lo
retomé para perfeccionarlo, para tener menos acento. A la vez voy a
estudiar, producción y cine, en la Universidad de Miami. Iba a comenzar
en febrero, pero con tantas cosas se me atrasó ese plan, hasta una
película haré en mayo. La semana pasada grabé un comercial y he estado
limitada de tiempo. Será para junio cuando comience. Poco a poco, de
trimestre en trimestre sacaré mi carrera.
—Celebra 18 años de carrera. Telenovelas, discos, perfumes, zapatos, películas, teatro, ¿cuánto más le falta?
—A pesar de estar en un momento muy bonito de mi carrera, todavía me
falta mucho. Quiero crecer como empresaria, quiero llegar a muchas
partes con mis productos, mi marca, dedicados a una mujer como yo:
trabajadora y femenina. Quiero hacer cine, hay un espacio bastante
interesante para trabajar en ese mercado.
—Su “Samantha” acaba de cumplir las 15 primaveras. ¿Si voltea a esa etapa, qué ve?
—Fíjate que me gustaría volver a hacer Samantha (risas). El otro día
estaba haciendo un demo de mi trabajo y hablando con unos directores les
comenté eso. Les dije que me gustaría hacerlo, claro, ya no tengo 20
años, pero me encantaría. En ese momento fue mi entrada a la TV, veo
errores que como toda principiante cometí. Es como todo principio, no
eres tan bueno y cada proyecto te va haciendo mejor, por eso me gustaría
hacer “Samantha” ahora con todo lo que he aprendido.
—Hace poco le mostró las fotos de Playboy a su hija. ¿Por qué lo hizo?
—Porque la revista es parte de mi trabajo y ella (su hija) ve todo lo
que hago, ella vive conmigo, sabe lo que es su mamá. Mis fotos son una
belleza, son espectaculares, tienen mucha clase, no veo nada malo, nada
que me pueda avergonzar. Lo volvería a hacer.
— Siempre se le ve envuelta en polémica. ¿La persigue el escándalo o usted a él?
—Yo a él no lo persigo, quizás él a mí sí. ¿Pero sabes qué pasa?: Que
cuando te cuelgan una medallita, difícilmente te la quitan. Yo llevo
tantos años teniendo una vida tranquila, de trabajo, de constancia y
cosas positivas, que a veces creo que a los medios les cuesta ver lo que
realmente soy, les cuesta verme de otra manera, no sé si es por coraje,
envidia, o porque no pueden vender de mí otra cosa que no sea eso (el
escándalo); y a mí el público me demuestra que compra mi talento, mi
trabajo, mi calidad y mi entrega. Me considero una mujer profesional,
trabajadora, de valores, de familia, honrada, honesta, por eso no
entiendo por qué les cuesta separarme de esa imagen .
—¿No le ha sacado el lado positivo a tanto ataques?
—No creo que exista algo positivo. Hay una controversia constante sobre
mí en Venezuela, y yo siento que no existe en otros países, como en
México, donde me respetan, aunque nunca falta el reportero con mala
intención. Allá me respetan, hablan de mi trabajo, de mis negocios. La
prensa seria se refiere a mí con admiración, pero en Venezuela se dicen
muchas estupideces de mí, hablan muchas cosas que no son ciertas y no me
dan trabajo. No sé por qué hay una barrera…
—¿Y no la han llamado de Venevisión o Televen?
—Sí me han llamado para cuestiones de actuación, pero no terminamos de
finiquitar. Las cosas malas me afectan porque he llevado muchos años
trabajando muy duro, soy yo la que está 18 horas en un estudio de
televisión. Me parece una falta de respeto a que mi público se le diga
que Alicia Machado es una grosera, que no quiere trabajar en Venezuela,
que Alicia odia a su país. Imagínate que he ganado tres demandas por
difamación y por una cantidad de cosas falsas. Me han dicho lesbiana,
narcotraficante y puta. Entonces eso hace que me vean lejana, y yo no
estoy alejada de mi país. Siempre voy calladita a mi casa, justamente
estaré en unos meses para hacer un trabajo con la fundación de madres
solteras que tengo en Maracay. Haré un trabajo social muy importante con
el apoyo de mis amigos de la infancia.
—Su nombre sonó para el reality show del Miss Venezuela. ¿La contactaron?
—Jamás. Mis representantes no han recibido esa propuesta. No me cierro,
fíjate que yo fui jurado de Nuestra Belleza Latina en Univisión. Me
gustaría estar siempre y cuando sea una propuesta “nice”, que sea bonito
y dignifique a la mujer venezolana, porque si van a hacer la
“mamarrachada” de poner a las chicas a pelear como unas “zorritas” en
televisión, para eso no me presto. Si va a haber amarillismo y
“chusmería” de por medio, no.
—¿Quién es realmente usted?
—Soy muy sensible, sino no estaría en este negocio, sino no sería
actriz. Ese ha sido mi problema en la vida. Soy muy dulce, las cosas me
afectan y no me vendo por nada en el mundo. Confieso que me he vuelto
maliciosa. Y es que cuando tuve a mi hija perdí la inocencia. Iba por la
vida como un angelito, riéndome, pensado que la gente siempre me decía
la verdad y todo me lo creía, no por ignorante, ni bruta, ni tonta, sino
por ingenua. Ese proceso fue doloroso, creo que hay que tener malicia
para sobrevivir. Ahora, como madre soltera, vivo feliz, amo a mi país, a
mis seguidores, a mis fans de siempre, y me siento venezolana aquí,
allá, en China del norte y en China del sur (risas).