
Artículo escrito por: Manu Azpicueta (@MAzpikueta)
Tras el 1-2 del Real Madrid al Barça el sábado, toca volver a ponerse el mono de trabajo. Los dos equipos tienen que remontar sus respectivas eliminatorias de Champions, pero el momento en que afrontan los partidos de vuelta es muy diferente. El Real Madrid lo hace cargado de moral después de esta victoria tan importante y es que pocos apostaban por la victoria blanca en el Camp Nou. El Barça, por su parte, la afronta llena de dudas y con un Guardiola que ha sido cuestionado por primera vez en las cuatro temporadas que lleva al frente del equipo. La afición ha hablado y no le gustó nada la alineación del sábado.
Otro run-run que se escucha en el ambiente es si este puede ser el final de un ciclo-del Barcelona- y el principio de otro-el del Real Madrid-. No hay que exagerar, lo que se vio el sábado fue una derrota culé, no un fin de ciclo. Cosas como esas se valoran a final de temporada y aún no hay nada decidido. El Real Madrid ha dado un golpe a la Liga casi definitivo, de hecho si el equipo lanco gana el próximo fin de semana al Sevilla y el Barça no lo hace frente al Rayo, el conjunto blanco sería matemáticamente campeón de Liga. Algo que seguro muchos aficionados desearían en caso de que el Madrid sea capaz de eliminar al Bayern el miércoles.
Al margen de la Liga, recordemos que hay otros títulos por decidir. Uno es la Champions, en la que Barça y Real Madrid se juegan estar en la finalísima de Múnich. Y por supuesto queda la Copa del Rey. La final es el 25 de mayo y en ella está en Barça, que se medirá al Athletic. Si el Barça gana uno de esos títulos, o los dos eso no será ni mucho menos un final de ciclo, sino un exitoso doblete. Se podría hablar de fin de ciclo si lo pierde todo. Así ocurrió con el Madrid de los Galácticos entrenado por Queiroz, que tenía una final de copa, era líder en la Liga y tenía opciones en Champions y de un plumazo se quedó sin nada.
Por todo ello que ni se desate la euforia en el Real Madrid porque aún no se ha ganado nada, ni el pesimismo en Can Barça, porque tampoco se ha perdido nada. Ni siquiera la Liga, hasta que las matemáticas digan lo contrario.
