En medio de la tragedia chilena, le pedí a Rafael Bielsa el sábado una columna sobre las sensaciones que su hermano Marcelo podría haberle transmitido de su propia experiencia sobre el megaterremoto que azotó a Chile. Rafael envió unas horas más tarde una de las más sentidas crónicas que haya publicado en el diario PERFIL, donde es el panoramista internacional. (…)
La sorpresa nos invadió hoy cuando comprobamos que el diario Clarín había republicado frases textuales de la columna de Rafael, sin citar al diario PERFIL y atribuidas erróneamente a su hermano Marcelo. (…)
Rodrigo Lloret, 1 de marzo
(…) ¿Cuál fue, de las tantas plumas de las letras argentinas, la que atinó a describir así lo que fue el terremoto en Chile? ¿Quién pudo reunir así al Neruda de las aves saladas con el Nietzsche de lo demasiado humano? ¿Quién pudo contrastar así la firmeza del hormigón con el temblor de los presagios, la altura de los asteroides con la hondura lejana del mar? Fue él: fue Marcelo Bielsa, el técnico de la Selección Argentina en aquel mundial de Japón en 2002, y técnico ahora de la selección de Chile. (…)
Martín Kohan, 5 de marzo
Resumen:
Rafael Bielsa saca una narración en Perfil (muy bueno, por otra parte) en la que cuenta la información que le llega de todos sus conocidos en Chile, entre los que se cuenta su hermano.
Clarín, envidioso de no contar con plumas tan brillantes, copia y pega a mansalva (la página ya no está disponible, muy poco prolijo de parte de Ernestina) pero, como sus CEO del Área Copy and Paste son semianalfabetos, terminan por adjudicar la escritura de la crónica a uno de sus personajes (en nada se distinguen de mis alumnos de primero, que leen el mito de Sísifo y suponen que fue escrito por Sísifo), a Marcelo Bielsa.
Martín Kohan se levanta, toma un café y lee los diarios. Abre clarín.com, porque supone que es un medio serio, al menos en temas no políticos. Encuentra la crónica falsamente atribuida a Marcelo Bielsa. Escribe un artículo laudatorio, impresionado ante la prosa que puede exhibir una persona que hizo carrera como técnico de fútbol y no como hombre de letras.
Publica la oda en Perfil, el mismo medio en el que salió la crónica original (la de Rafael, la única).
Clarín, muerto de vergüenza, sale a disculparse por contratar asnos para su redacción (mentira, esto no pasó).
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