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Las corconeras

Publicado el 10 diciembre 2019 por Dpl71

Las corconeras

En nuestra bahía, hasta la llegada de los vapores Corconeras, el servicio marítimo de pasajeros y transportes era efectuado por diferentes embarcaciones entre ellos botes, lanchas de pesca, pinazas y otros barcos de más categoría que en sus horas o días libres eran aprovechados por sus propietarios para conducir pasajeros a los pueblos ribereños, creciendo el número de competidores los domingos o por motivo de excursiones y romerías.
En 1877don Juan Gutiérrez Colomer, antiguo veraneante en El Astillero, proyecta la creación de una línea regular de vapores entre este pueblo y la capital. La empresa adquiere dos barcos. Se los bautiza con los nombres de Corconera nº 1 y Corconera nº 2.
La Corconera nº 1, había sido propiedad de don Eduardo López Dóriga, fue reformada
en los Talleres de San Martín y con capacidad para noventa y siete pasajeros.
La Corconera n.º 2, era totalmente nueva, comprado en Nantes y con capacidad para ciento treinta pasajeros.
La línea entre Santander y Astillero se inaugura el 28 de junio de 1877.
En este mismo año la empresa La Corconera empieza a construir un embarcadero en la playa del Puntal de Somo, un proyecto para dejar comunicados por mar, con sus barcos, a todos los pueblecitos de aquel ayuntamiento, por diversos motivos, no será inaugurado hasta 1879.

El 10 de junio de 1878, llega de Nantes a nuestro puerto otro de los vapores que allí se construyen para la empresa, se denominará Corconera nº 3, con capacidad para 300 pasajeros. Se estrena ese mismo día con un viaje a Astillero.

Las Corconera 1, 2 y 3, no cesaron de hacer viaje durante aquel verano de 1878 al Astillero, transportando miles de personas, que fue preciso llevar pinazas a remolque para mayor cabida de pasajeros.

El 14 de junio de 1879, llega de Nantes otro barco La Corconera nº 4, (la de ruedas) el objetivo de esta compra es comunicar también desde el muelle de Santander con Pedreña y Puntal, ampliando este servicio a la playa de la Magdalena.
Esta línea y el embarcadero del Puntal, es inaugurada el 22 de junio de este mismo año.

En 1881 debido a la gran afluencia de pasajeros y las protestas de los que se quedan en tierra, la empresa a principios de junio, compra otro barco, este he sido construido en los Astilleros de San Martin en Santander, La Corconera nº 5, primer barco de vapor construido por Lopez Dóriga, es el mas pequeño de la flotilla.

Pero no basta con esta compra para satisfacer la demanda de viajeros, debido a esto, la empresa toma en alquiler a los señores de Dóriga, su potente remolcador de ciento veinticuatro toneladas llamado Hércules.

En 1882 la empresa compra al señor Dóriga el Hércules, fue reformado en los talleres de San Martín y recibe el nombre de Corconera nº 6

En enero de 1883 la empresa encarga un nuevo barco a los Astilleros de San Martin, es botado en La Playa de San Martín el 17 de septiembre de este mismo año y recibe el nombre de Corconera nº 7.

El 11 de febrero de 1886, se le puso la quilla a un nuevo vapor de la flota en los talleres de Corcho e hijos y botado al agua a mediados de julio, recibe el nombre de Corconera nº 8, pasando a prestar servicio a fin de julio entre el Puntal y Pedreña, reforzando la flota con el nº 5, que había regresado de Santoña, donde había prestado servicio entre Santoña y Limpias a petición y financiada por los señores Díez de Ulzurrun y Rocillo de Santoña para comprobar si era rentable establecer una sociedad de vapores que cubra esa línea.

El 4 de septiembre de 1887 se inaugura la primera excursión por la Ría de Cubas, con la Corconera nº 4 que continuarán en años sucesivos otras muchas, siempre bajo la dirección de la empresa La Corconera hasta 1899, final de su vida empresarial.

Después de la primera excursión particular iniciada el año anterior, el 26 de junio de1888 se inauguran ya para el público en general las excursiones periódicas por la Ría de Cubas, con una duración de hora y media estas excursiones dependen de las mareas.

En 1890 se incorpora a la flota con La Corconera nº 9, construida en los talleres de «Corcho Hijos”, haciéndose la prueba con excelentes resultados el 16 de abril y puesto luego en servicio.
Con la construcción de la Corconera nº 9 finaliza el número total de vapores que integraron la pequeña flota.

El 1 de octubre de 1895 La Corconera suprime el servicio con Astillero. El cierre de esta línea es debido a el, comienzo de su declive como centro excursionista y veraniego. El motivo principal es debido a las nuevas líneas de ferrocarril, que llegan a lejanos pueblos, con bellos paisajes, hasta aquellas fechas imposible de disfrutar por las insalvables distancias.

En este año de 1895, comienza la guerra de Cuba. El gobierno español cierra un contrato
con la empresa de los Corconeras, para el embarque y desembarque de tropas en Santander.

En marzo de 1899 perdidas Cuba y Filipinas llegan los últimos repatriados al Puerto de Santander.

Finalizados los desembarcos de estos últimos repatriados, la dirección de La Corconera propuso
dar por terminadas sus actividades en los transportes de bahía.

De los nueve Corconeras fueron vendidos seis en estos años de guerra y pobreza, aunque alguna de estas transacciones fueron disfrazadas como cesiones en alquiler a otras empresas para dedicarlos a la pesca o remolque.
Quedaron últimamente en «marcha» para efectuar los transbordos de tropas tres vapores, los números 2, 6 y 7, que, al mismo tiempo, seguían atendiendo el transporte de pasaje a Pedreña y Puntal; servicio que se desenvolvía muy mermado de ingresos desde que los propietarios de diligencias acordaron retirarlas de la circulación ante la poderosa razón que se llamaba «ferrocarril de Santander a Bilbao». El día 13 de abril dio la noticia, los Corconeras nº. 2, 6 y 7, habían sido vendidos el nº 6 a la empresa La Zarzeta de Santoña y el 2, 6 a una naviera de Bilbao para utilizarlos en la ría.
Para la pequeña historia Corconera, este día 23 de mayo de 1899 señaló fecha de llegada a la
meta final de su actuación en la bahía de Santander, después de veintitrés años de constante
actividad.
Al quedar anulado el transporte marítimo de Pedreña y Puntal con Santander, volvieron
a surgir, como en tiempos anteriores a la llegada de los vapores Corconeras, los barqueros
y pescadores que con sus botes o traineras hacían el transporte para ganar un jornal en los días o en las horas de obligados descansos en el puerto.
La anarquía en que se desenvolvía este servicio, hicieron necesaria la intervención de la comandancia de marina, que concedió oficialmente autorización para transporte de pasajeros y mercancías a «dos traineras de las de sardinas, con cinco hombres de tripulación cada una».
La primera trainera llamada María Generosa, con el patrón Generoso Bedia y la segunda (barquía) llamada San Antonio, con el patrón Francisco Portilla Castanedo.
Estos pescadores, al amparo de aquella concesión, mejoraron las embarcaciones, y sus apellidos aun suenan en nuestros días como continuadores de la obra Corconera.
A partir de aquí es cuando en 1901 entra en escena Manuel Bedia y sus hijos Los Diez Hermanos.
Fuente: Centro de Estudios Montañeses del libro Santander 1875- 1899 de Rafael Gutierrez Colomer.

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