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‘Las Correcciones’ de Jonathan Franzen

Publicado el 21 abril 2014 por Mineapolis @nov_historias

‘Las Correcciones’ de Jonathan Franzen

Debo decir que no soy muy fan de las frases grandilocuentes de las contraportadas de los libros. Al igual que en trailers y pósters cinematográficos, estas pequeñas perlas incluso llegan a despertarme cierto sentimiento de vergüenza ajena. “Obra maestra absoluta” es una de las más recurrentes.

Cogí esta novela por primera vez por la portada. El título y la imagen me llamaron la atención. Me formé una primera idea relacionada con las escenas familiares de The Tree of Life (Terrence Malick, 2011). Aunque resultó no ser totalmente correcta, hizo que lo girase para leer el argumento.

Antes de empezar se me fue la vista a la zona inferior. Ahí donde están esas frases fanáticas. Solo que esta vez: Don DeLillo y Foster Wallace. Del primero no he leído nada aún (pronto me pondré con Submundo) y de su obra solo conozco la adaptación de Cosmopolis (David Cronenberg, 2012). Sobre Wallace, aún recuerdo La escoba del Sistema como uno de las mejores lecturas de mi vida y cada vez que lo veo en la estantería me dan ganas de releerlo. Al hombre le tengo mucha estima y su muerte es algo que me deprime. De verdad creí en sus palabras así que leí definitivamente el argumento.

Me convenció. Pasé por caja y me llevé ese tocho a casa. La mayoría de los libros que compro cogen polvo unos meses hasta que decido leerlos y este no fue una excepción. Con el tiempo lo empecé… y a las 5 páginas lo cerré. Quizás no era el momento. Me pareció excesivamente denso y, a pesar de que apreciaba las ideas, no le encontraba el punto “¿Quizás la he cagado dejándome 22 euros en este libro?” No, seguro que no es el momento.

Pasaron otros pocos meses y vuelta a empezar.

4- todo GENERAL

Aunque las primeras páginas me parecieron igual de densas me obligué a seguir leyendo, en parte porque no tenía nada más que hacer y en parte porque creía que valdría la pena.

Antes de acabar el primer capítulo (St. Jude) ya estás atrapado en ese pequeño pueblacho del Medio Oeste y Enid y Alfred empiezan a despertarte cierto cariño.

En parte es como si los conocieras de toda la vida, porque has visto muchos Enid y Alfred, incluso quizás en tu propia familia. Los conoces y aprecias, hablas con ellos a menudo, pero quizás nunca has echo esfuerzo alguno por comprenderlos. Personalmente creo que esta es una de las grandezas del libro, y es que ayuda (al menos a mi personalmente) a entender algunos comportamientos que has visto toda tu vida y sobre los que nunca te has parado a reflexionar seriamente.

Tan importante como el matrimonio son los hijos, a quienes vamos descubriendo uno por uno. Primero Chip, el erudito venido a menos al que vemos caer bastante bajo en su pasado y al que se le presenta una dudosa, aunque poética, oportunidad de negocio en Lituania. Para cuando acaba su (primera) parte no quería separarme de él, y menos en un momento tan decisivo. Tampoco pensaba que Gary me fuera a resultar un personaje tan atractivo.

Me equivoqué. Su historia es la que más disfruté. Aunque todos tienen su qué, creo que es el personaje más sufrido de la novela. Gary es un hombre al borde de la depresión, casado con una mujer por la que llegas a sentir verdadero desprecio y padre de 3 hijos, dos de ellos pre-adolescentes ausentes que (animados por la madre) casi literalmente se ríen de él. Las comparaciones de la dinámica familiar con una guerra no sé si son originales pero desde luego son brillantes. La angustia vital de Gary se transmite perfectamente y te atrapa mientras te preguntas cómo alguien puede demostrar lo contrario a lo que todos piensan de él. En su intento por no parecer deprimido a ojos de su familia acaba haciendo cosas realmente extrañas, aunque con cierto sentido en su cabeza, que solo hacen que empeorar su situación. Un ejemplo es su reacción cuando se corta la mano con la podadora automática. Entendemos cómo se produce y por qué reacciona de esa manera pero, visto desde fuera, a ojos quizás de su mujer e hijos no deja de ser chocante.

La parte de Denise es la que me ha parecido más irregular. En parte se debe a la larga introducción de Robin y Brian, personajes que en principio no sabes qué pintan ahí pero que finalmente se relacionan con ella, y de qué manera. A ella la seguimos durante la planificación y apertura de El Generador, el restaurante que la llevará a lo más alto de la escena culinaria. A su vez empieza a descubrir una faceta que, si bien creo que en el fondo no es nueva para ella, sí estaba enterrada. Esto último me sorprendió muy positivamente ya que, con lo que sabemos al principio, no se espera uno para nada el desarrollo de su historia.

3- general LIBRO

Entremedias, un crucero para jubilados que esconde un pequeño secreto y que tiene un final entre paródico y dramático. Ese suceso resume el tono de toda la obra, que se mueve entre la comedia y el drama con una facilidad asombrosa y admirable.

Las últimas 200 páginas las leí del tirón. Las últimas 100 con el corazón en un puño. La grandeza de estos momentos finales es que el autor consigue ponerte en la piel de Enid y que anheles la reunión navideña de la familia. Llegado un momento, una vez se cierra la genial trama en Lituania, me encontré suplicando mentalmente a Franzen (de nuevo, como si fuera Enid) que por favor reuniese a la desperdigados miembros Lambert bajo el mismo techo, aunque solo fuera durante unas horas.

No quiero desvelar el final, pero en él se encuentran las páginas que de verdad me han llegado al alma. Esos momentos en que Enid, nerviosa, ultima los detalles y espera ansiosa la llegada de sus hijos. Aunque sea juiciosa en la mayoría de ocasiones, en este momento se ve la verdadera devoción que siente por ellos, y por el mismo echo de estar todos juntos, una manera de recordar viejos tiempo que no tuvieron por qué ser mejores.

El estilo de Franzen al parecer desata pasiones, hay quien lo ama y hay quien lo odia. No acabo de entender muy bien esta polarización de las opiniones aunque reconozco que yo mismo contribuyo a ello. No puedo concebir una crítica negativa a su estilo, pero mucho menos un odio declarado. Este hombre no solo escribe de manera brillante sino que, además, hace fácil la lectura aún cuando trata temas muy complejos, los cuales parece dominar a la perfección y los explica de manera comprensible para el resto de mortales. Tiene, en definitiva, una prosa original y contra todo pronóstico amena, a otro nivel de lo que venía leyendo desde hace tiempo.

Sé que no tardaré mucho en caer rendido en los brazos de Libertad (2010). Su última novela, que también trata sobre una familia del Medio Oeste americano, ha echo crecer su fama, poniéndole en boca de todo el mundo incluso fuera del ámbito literario (aparición en los Simpsons incluida). Entre otros, Barack Obama se ha declarado fan de esta obra, algo que sin duda le habrá encantado a Franzen, fan declarado del político. 

Las Correcciones iba a ser adaptada por la (grandiosa) cadena HBO. Es una verdadera lástima que al final el proyecto se cancelara. Incluso el mismo Franzen se estaba involucrando en el guión. Al parecer, según él, el piloto que dirigió Noah Baumbach era francamente malo. Quizás (espero) lo intenten con Libertad

5-stars

Motivo de la lectura

  • Temática
  • Descubrir a un autor que me prometía una experiencia de lectura igual de gratificante que Foster Wallace

Lo mejor

  • Lo increíblemente reflexivo y lúcido que puede llegar a ser Franzen
  • El personaje de Gary y las comparaciones de las dinámicas familiares con la guerra

Lo peor

  • Los primeros momentos de la historia de Denise, aunque buenos, descolocan un poco. Nada grave, por otra parte.
  • Lo dolorosamente real que resulta en muchas ocasiones (y esto podría ir también en lo mejor)

Aquí teneis una entrevista a Jonathan Franzen en El Pais

jonathan-franzen


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