Por Rebeka Piña
La espiritualidad no puede reducirse a un pequeño compartimiento en la vida de una persona; algo con lo que pueda divertirse o jugar. Tiene que estar en el centro de su esencia, de tal forma que afecte todas las otras áreas de su vida.
- Stephen Covey
Las cosas no cambian, nosotros cambiamos.
Henry David Thoreau
Cuando conocemos el poder de nuestro pensamiento, a veces nos suceden cosas en la vida que percibimos como negativas y nos preguntamos: “¿Por qué ocurrió esto?” “¿Qué fue lo que hice mal?” “¿Cómo pude causar esto con mi pensamiento?” “¿Qué pasa conmigo, cómo es que todo me cuesta tanto trabajo?” Esta manera de pensar nos puede llevar a un estado de pánico mental que nos lanza al pasado tratando de encontrar respuestas. Lo que he aprendido cuando esto me pasa, es que este tipo de preguntas no me asiste a expandir mi conciencia. Yo creo que es mejor hacernos preguntas tales como: “¿Qué puedo aprender de esta situación?” “¿Cómo puedo hacerlo mejor la próxima ves?” “¿Qué necesito saber? ¿Qué debo aprender… o des-aprender?” “¿De qué modo debo cambiar mi manera de pensar?” “¿A qué me estoy aferrando, qué debo soltar?” Te sorprenderás que lo mayoría de las veces es una cuestión de control, y lo que necesitamos aprender es dejar de querer controlar todo y todos.
Después muchas “guerras interiores” he llegado a la conclusión de que cuando las cosas no suceden tal como las deseamos, es porque hay algo dentro de nuestra alma que está clamando por expandirse. Quizá sea alcanzar una realización interior más elevada; como tener fe en el proceso (de expansión) y confianza en la “Voluntad divina”. El problema es que muchas veces cuando decimos, “que se haga la voluntad de Dios” creemos que nos va a caer el techo encima, o que la Voluntad Divina es que vivamos en la pobreza y el desconsuelo. Eso es desconfiar del proceso divino. Dios siempre quiere lo mejor para todos y todo. Sin embargo, nuestro ser superior a veces diseña experiencias para aprender alguna lección que no hemos podido aprender de otra forma.
La próxima vez que se presente una situación aparentemente negativa en tu vida, te invito a que la percibas de otro modo. Pregúntate: “¿Qué anhela mi alma expresar?” “¿En qué área de mi vida debo expandirme?” “¿Qué debo ver en esta situación que no he podido ver aún?” Formularte estas preguntas puede asistirte a encontrar las creencias internas que te están bloqueando y darte cuenta en dónde reside tu trabajo y al hacerlo, la situación externa se transformará y la expansión necesaria tomará lugar.
AFIRMACIÓN:
TODO LO QUE NECESITO YA ESTÁ DENTRO DE MÍ.