Vuelvo a estar achacosa -It is flu time!- y no ando demasiado gárrula hoy. Y es una suerte porque estoy sorprendentemente afónica. De todos modos, no sería justa si dejara pasar este título sin mención alguna en ésta, mi esquina preferida. Es cierto que su estructura parcelada en relatos le hace un flaco favor al conjunto por la inevitable y mal disimulada irregularidad y que una tiene la impresión, como señalaba Francisco Solano en el Babelia del pasado sábado, de que hay relatos sobrantes, pero el capítulo inicial deslumbra, como pocos textos lo hacen, por su frescura, aparente -sólo aparente- candidez y naturalidad y, tras leerlo, una no puede evitar sentirse una verdadera privilegiada por dedicarse a este entretenido, absorbente y sólo a veces agradecido mundo de la Educación Secundaria.
Así que Vds. lean; si quieren, lean sólo el primer capítulo, pero ¡léanlo!