Páginas: 264
ISBN: 9788492663477
Precio: 18,95 €
Las crónicas de la señorita Hempel se nos presenta como una interesante historia sobre un momento vital de una joven profesora. El libro viene avalado por la crítica norteamericana, que considera a Sarah Shun-lien Bynum —una gran desconocida para nosotros— una de las escritoras con más talento de su generación. Aunque los halagos nunca están de más, lo que de verdad me hizo sentir interés por el libro fue su argumento, ese relato sobre una chica recién licenciada que se adapta a los cambios que se han producido en su día a día. Además, tenía ganas de leer alguna obra de Libros del Asteroide, una editorial con fama de escoger meticulosamente sus publicaciones y cuidarlas al detalle. Veamos lo que me ha parecido esta primera toma de contacto.
Sarah Shun-lien Bynum
Nacida en Houston (Estados Unidos) en 1972, Sarah Shun-lien Bynum fue elegida en 2010 como una de los veinte mejores escritores americanos menores de cuarenta años, según el New York Times. Esta prometedora autora publicó su primera novela, Madeleine is sleeping (en castellano sería Madeleine está durmiendo, aunque no está traducido), en 2004, y con ella consiguió ser finalista del National Book Award y del Herdinger Kafka Prize. Su segunda obra, Las crónicas de la señorita Hempel, salió a la venta en 2008 y quedó finalista del PEN/Faulkner Award, además de recibir numerosos halagos de la crítica. Aparte de escribir, trabaja como profesora de literatura y escritura en la Universidad de California San Diego.Beatrice, la señorita Hempel
Beatrice Hempel es una joven profesora de secundaria con muchas ganas de darlo todo para que sus alumnos aprendan. Su edad y su implicación le permiten conseguir ese equilibrio entre maestra enrollada y al mismo tiempo competente en su labor: por un lado, emplea palabras complicadas para enriquecer el vocabulario de los chicos (y cuando estos le preguntan su significado, les responde con mucha simpatía); por el otro, sabe ponerse en su lugar y no es tan rígida como los docentes más convencionales. Así, trata con todo tipo de adolescentes, aunque quizá el que más emblemático es Jonathan Hamish, un chaval con sus propios problemas al que la señorita Hempel ha sabido comprender muy bien.Sin embargo, las crónicas no se limitan a las situaciones vividas en las aulas: Beatrice, como cualquier mujer de su edad, pasa por una etapa decisiva en la que debe dejar atrás el mundo de su infancia y enfrentarse a nuevos retos, como su relación de pareja. A esto se le añade la reciente muerte de su padre, con el que estaba muy unida, una pérdida que la ha marcado profundamente. En medio de las reflexiones familiares, la protagonista también recuerda algunas escenas de la niñez de ella y su hermano, y narra cómo es su relación en la actualidad con su madre y su hermana pequeña, que tiene la misma edad que sus alumnos.
Comentario personal
En primer lugar, es importante aclarar que Las crónicas de la señorita Hempel carece de un desarrollo lineal al uso: se divide en diversos relatos que, por lo que deduzco de los agradecimientos de la autora, originalmente se publicaron en antologías diferentes. Los textos están relacionados entre sí porque giran en torno al mismo personaje, pero todos tienen un final, aunque luego en el siguiente se plasme una nueva situación en la vida de Beatrice Hempel. En cualquier caso, esta estructura no supone un problema de cara a seguir el hilo de los acontecimientos, que tratan cuestiones tan interesantes como las que comento a continuación.A mi parecer, el tema principal es el paso de la juventud a la madurez de la protagonista, una etapa en la que experimenta numerosos cambios y aprende a ver el futuro con otra perspectiva. En el terreno laboral, se nota que es nueva y se implica mucho en su trabajo, pone un gran empeño por mostrarse como la profesora joven que cae bien y a la vez utiliza buenos métodos para hacerles aprender vocabulario, entre otras cosas. También hay una parte personal, en la que destaca el reciente fallecimiento de su padre y el estado de su relación de pareja. En conjunto, el retrato de Beatrice, de la señorita Hempel, me parece soberbio, siento que he llegado a conocerla a fondo en todas sus facetas y creo que es un personaje humano, cercano, con el que resulta fácil identificarse.
Por otro lado, la relación con los alumnos y las escenas de clase (quien dice clase dice excursión a la playa o espectáculo de magia) son momentos indispensables dado el trabajo de Beatrice. A pesar de que, como bien dice Jonathan Franzen en la contraportada, Bynum posee la capacidad para escribir genialidades sobre cualquier profesión, el hecho de haber escogido una protagonista docente le da la posibilidad de desplegar su talento a la hora de retratar a un sinfín de alumnos adolescentes cuyas personalidades dan mucho de sí. Lo hace con unas pocas pinceladas, suficientes para hacernos una idea de cómo es cada chico de inmediato.
En general, me parece una lectura con enjundia, sustanciosa, una obra que hace pensar al lector porque los asuntos planteados (y la forma de abordarlos de la autora) son fáciles de identificar en nuestra realidad y consiguen calar hondo. No todos los capítulos me han gustado por igual, eso también lo digo (el hecho de que no exista el esquema típico de una novela puede haber influido en ello), pero aun con eso siempre poseen interés y, los que me parecieron buenos, me hicieron sentir un gran entusiasmo (estos son: Talento, Yurt y Satélite). Entre los motivos por los que algunos me llegaron menos, puedo decir que no tenían la misma originalidad o que sencillamente su trama me resultó menos atractiva.
El estilo de Bynum es otro de los puntos fuertes: prosa elegante, serena, directa y cuidada, que mantiene la calidad tanto en los diálogos como en la narración. No abusa de las descripciones y puede ser leído por cualquier lector, aunque recomiendo leerlo con concentración porque dista mucho de ser una lectura ligera. Me ha maravillado la capacidad con la que introduce frases mordaces terriblemente acertadas, tan pronto me hacía reír como me asustaba por lo acertado de un comentario un tanto cruel. En definitiva, la autora tiene un gran dominio de los recursos narrativos, sabe hilar los contenidos para conducirlos hasta donde ella quiere sin perderse por el camino. No me sorprende que se haya ganado a la crítica.
Con respecto a la edición de Libros del Asteroide, está bastante cuidada en general y me gusta la línea estética de sus portadas, transmiten seriedad y buen gusto, que en teoría es lo que se espera de su interior. Sin embargo, han tenido un gran despiste en el índice: las páginas indicadas no coinciden con el inicio de los relatos, solo en el primero. Me da la sensación de que en principio habían previsto que el número de hojas sería mayor (dicen que los agradecimientos están en la 278, pero el libro termina en la 264) y se olvidaron de modificarlo tras la maquetación definitiva.
Por último, se da la casualidad de que en un corto espacio de tiempo he leído dos novelas sobre profesores de secundaria, esta y La edad de la ira, de Fernando J. López. No obstante, la forma de adentrarse en el tema es muy distinta: mientras que La edad de la ira se centra en el sistema educativo español desde su esfera más cruda, en Las crónicas de la señorita Hempel la protagonista no es la enseñanza, sino la propia Beatrice Hempel, su persona. Aunque ambas me parecen altamente recomendables, quería hacer esta puntualización: quien busque una historia sobre la educación secundaria llena de intriga, que lea La edad de la ira; quien busque calidad literaria y una prosa magistral, que se decante por Las crónicas de la señorita Hempel. Yo de vosotros leería los dos, que conste.
Conclusión
Creo que Las crónicas de la señorita Hempel puede satisfacer las expectativas de los lectores más exigentes, de los que buscan un fondo interesante y no se conforman con el entretenimiento. Por mi parte, no será la mejor lectura del año, pero tiene algo que me fascina: la maestría del texto y la brillante caracterización de personajes, tanto de la protagonista como de los que la rodean. Quizá en conjunto le ha faltado más continuidad entre los capítulos, esos trucos que implican al lector en la trama y hacen que sienta la historia en las entrañas. De todos modos, he disfrutado de los relatos y no me importaría volver a leer a Sarah Shun-lien Bynum si deciden traducir otra obra suya.Mi valoración: 7/10