Por fin una película que celebra la alegría de vivir de los cuerpos que disfrutan de todos los sentidos, la belleza de las curvas femeninas alejada del estereotipo de las famélicas modelos de pasarela y la persecución de nuestros sueños por muy difíciles o irrealizables que parezcan. Un himno a la normalidad de la carne y de los huesos, a los proyectos quijotescos y a la sensualidad de la materia humana, que se oxida porque inspira a enormes bocanadas el aliento vital.
Mathieu Amalric, actor habitual del gran Arnaud Desplechin, ha logrado con su cuarto film, Tournée, un gran éxito de crítica y público (Premio a la mejor dirección y de la crítica internacional del Festival de Cannes 2010) con una película del mundo de la farándula. El proyecto se inicia a partir de dos encuentros, el primero con un librito de 1913, muy poco conocido, de Colette, L’envers du music-hall que describe, de una manera semi-autobiográfica, la cara oculta del cabaret, la atracción que ejercen las giras, la necesidad de romper con lo cotidiano. En fin, una manera como otra cualquiera de escapar de sí mismo…
Y, por otro lado, la fascinación que le produce al director la lectura de un artículo en la prensa sobre el new buslesque o neo-burlesco: una recreación artística americana de los años 90 del clásico striptease. Números musicales, políticos, satíricos y desvergonzados que, en homenaje a los orígenes del cabaret francés del siglo XIX exportado con éxito a los EE.UU. y modelado en los años 50 con las célebres pin-ops de los calendarios, han transformado el striptease en performances artísticas, actuales y llenas de humor corrosivo y glamour desesperado.
Este alucinante road-movie sigue los pasos de las fantásticas y verdaderas estrellas del neo-buslesco americano: Dirty Martini, Mimi Le Meaux, Evie Lovelle o Roky Roulette (la imaginación empieza por sus nombres) desde los EE.UU. a la soñada gira francesa que el productor les ha prometido tantas veces. La realidad será muy distinta, alejada de los hoteles de lujo y las grandes salas de espectáculo, pero las artistas (el espectáculo siempre debe continuar) conservaran su fe en la vida y en su arte, en todo momento y pase lo que pase.
Y frente a ellas, el personaje que encarna el actor, y director al mismo tiempo Mathieu Amalric, el productor de la gira (papel que no estaba previsto inicialmente) y su lucha desesperada por llevar el barco a buen puerto, a pesar de sus problemas familiares, económicos y sentimentales. Todo un programa. O sea, la vida misma.