Revista Sociedad

Las debilidades de Podemos

Publicado el 18 junio 2014 por Abel Ros

Podemos aún tiene que tejer su aparato de partido nacional mediante delegaciones regionales y locales


Las debilidades de Podemos
ara las filas de Cayo, "el líder de la coleta" es el ladrón de sus poemas y el secuestrador de su poeta. Para los nostálgicos de Felipe González, el tocayo de "Pablo Iglesias" es el veneno que marchitará a los tallos de su rosa. Tanto Izquierda Unida como el pesoe están nerviosos por la amenaza que supone la irrupción de Podemos en las próximas generales. La fortaleza de Podemos radica en el populismo de sus promesas. La formación de Pablo ha sabido conectar con el sentir general de la gente. Ha sabido conectar, les decía, porque "el recién llegado" a la palestra política ha diseñado un discurso que reproduce el hastío que invade a gran parte de la sociedad española. Es, precisamente, este matrimonio social entre "el credo de la gente" y "el discurso de Podemos", el que pone contra las cuerdas al partido socialista y, deja en "paños menores" al mensaje de Llamazares.

Así las cosas, los socialistas se encuentran en un barco a la deriva, sin un patrón que ponga orden a la neurosis de sus filas. Para evitar el hundimiento, el nuevo pesoe debería vigilar cuáles son los puntos débiles de Podemos para traducirlos en sus fortalezas y así convertirse en su troyano. La principal flaqueza del líder de la Tuerka es que su agrupación no cuenta, todavía, con un tejido institucional como los grandes del hemiciclo. Podemos tiene que tejer su aparato de partido nacional mediante delegaciones regionales y locales. Delegaciones necesarias para extrapolar los resultados de Europa a nuestros rincones cercanos. Para ello, el partido de Iglesias necesita delegar el poder en líderes incipientes que sigan "a raja tabla" las directrices de su guía. La ardua tarea que supone la construcción del organigrama juega a favor de Izquierda Unida y PSOE, dos organizaciones institucionalmente consolidadas y con una trayectoria política de casi cuarenta años de democracia.

Otra debilidad del benjamín de la contienda son sus "supuestos tonteos" con las pseudodemocracias de Venezuela. Pseudodemocracias, les decía, marcadas por altas dosis de populismo y utopías comunistas. Estos hechos le vienen como anillo al dedo a las filas socialistas. Gracias a estos argumentos, el partido de la rosa consigue meter el miedo en el cuerpo a los miles de "analfabetos políticos" que piensan que votando a Podemos corren el riesgo de que su país se convierta en una España bolivariana, al estilo de Morales.

Tanto es así, que Eduardo Inda, periodista del diario El Mundo, arremete, en la Sexta Noche, contra Iglesias para que en el ideario colectivo se incruste la idea de que el "líder de la coleta" es la reencarnación de Carrillo o algo parecido. Contra estos ataques – demagogia barata, en palabras de la crítica – se debe invitar a la ciudadanía a que se lea la Constitución y conozcan, de primera tinta, el sistema económico defendido por ésta La Ley de leyes defiende el "sistema de economía de mercado" y no el "sistema comunista", luego Podemos no supone ninguna amenaza, ni riesgo, de vuelta al comunismo de antaño; salvo que se cambiase la Constitución; algo muy improbable. 

Los socialistas se encuentran en un barco a la deriva sin un patrón que ponga orden a la neurosis de sus filas

Otra flaqueza de Podemos es la abstracción de su discurso, la misma crítica que desde las líneas de este blog se hizo, en su día, al movimiento 15-M. La agrupación de Pablo Iglesias debería bajar de su utopía y, con los pies en la tierra, explicar a las masas cómo van a estrechar la brecha entre "los de arriba" y "los de abajo" sin aumentar, con-si-de-ra-ble-men-te, la presión fiscal. Aumentar los impuestos – vocal primera de la ideología progresista – es condición necesaria para que se enciendan las turbinas de las políticas sociales. Esta medida, antipopulista por antonomasia, es la que debilita y pone al descubierto el tendón de Aquiles de Podemos. El PSOE de Madina, de Sánchez o, del candidato que gane las próximas primarias, deberá  – debería –  modificar su discurso si no quiere hacer "el ridículo" en las próximas generales. Los discursos en política se modifican hacia la izquierda o hacia la derecha. Si el pesoe gira hacia la izquierda se convierte en una copia barata del "líder de Podemos". Si, por el contrario, “derechiza” sus palabras, la huida de sus electores está asegurada. Si se queda como está, aumentará el éxodo socialista hacia UPyD y Podemos. Llegados a este punto, cabe preguntarse: ¿qué debe hacer el partido socialista para recuperar lo perdido? En primer lugar, vender el aparato frente a la desestructuración de Podemos. En segundo lugar, alejarse de la izquierda populista y sus utopías baratas. Tercero, concretar sus medidas frente a la abstracción de Pablo Iglesias. Y, por último, olvidarse de pactos "contra natura", como la experiencia vasca,  y buscar en las debilidades de los otros, las fortalezas de su discurso. Solamente así, el PSOE renacerá de sus cenizas y se convertirá en alternativa.

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