Revista Psicología

Las decisiones se toman en caliente. O no.

Por Saval

“El domingo me cargaría a todos los jugadores. El martes, sólo a ocho. El jueves creo que los culpables son sólo dos o tres. Al final acaban jugando los mismos once cabrones de siempre”

John Benjamin Toshack

Que seguramente has leído que las cosas hay que meditarlas y tal, lo asumo. Es por tanto imposible que hoy te convenza de lo contrario. Pero vamos a manejar la hipótesis de que las cosas fuesen más simples. Que en vez de encerrarte a hacer concienzudos análisis de la situación que estás afrontando simplemente fueses decidiendo, rápido. Al final con el tamiz del tiempo las cosas siempre parecen menos graves. Vuelves con tu pareja, renuevas el pase con tu equipo, intentas jugar al tenis otra vez o, y esto es bastante habitual, vuelves a emborracharte como si fuese la última noche del alcohol en la faz de la tierra.

Valoremos por tanto si el tiempo nos hace tomar mejores decisiones o nos hace olvidarnos de aquello que nos hizo enfadarnos en su momento. No quiero decir que las decisiones tengan que ser violentamente drásticas. Toshack no tiene que entrar en el vestuario y reventar la cabeza de sus jugadores contra las paredes como si fuese un gladiador sediento de gloria. No tiene tampoco que apartarlos del equipo o decir que nunca más van a jugar. Pero si no hace nada, la semana que viene seguirán siendo los mismos once cabrones. Me sorprende mucho la gente que se enfada, se indigna o se molesta profundamente con algo pero que (oh sorpresa) repite. Es decir A implica B, hoy y, en principio, A implicará B, mañana. Hablamos aquí de casi cualquier aspecto de la vida. Pareja (no me gusta que me sea infiel pero se lo consiento), política (no me gusta la corrupción pero les voto) o educación (le he dicho que no vuelva a fumar en casa pero se le pasará).

Puede que esas cosas no molesten. Y eso está bien. Puede que tenga una alta tolerancia a la corrupción, eso es válido. Claro que sí. Lo que no se puede es declarar hartazgo y darles apoyo. Parece que me estoy desviando pero no. Las situaciones enfadan en caliente, en el momento. Luego se pasa (claro, no vamos a quedarnos con el enfado para siempre) e intentamos ver las partes buenas (con una esperanza de vida de 80 años es la única forma de hacer la vida llevadera).

Pero si algo nos molesta (nos molesta de verdad), tenemos que dejar constancia de ello y hacer algo por evitar que vuelva a suceder. O asumir que, igual, no nos molesta tanto.

Frases de fútbol bastante divertidas aquí.


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