Revista Cultura y Ocio

Las defensas - Gabi Martínez

Publicado el 25 septiembre 2017 por Elpajaroverde
Me estoy acordando de Yeonghye, tumbada, ovillada (la imagino así), convirtiendo su maltrecho cuerpo en baluarte de su negativa a hacer caso a los demás, negativa que, paradójicamente, no es más que una afirmación de sí misma. Me estoy acordando porque ya os comenté en la reseña de La vegetariana que su lectura y la de esta novela que reseño hoy enlazan para mí a la perfección. Me estoy acordando porque se le da demasiada importancia al cuerpo (o poca, según se mire), porque el cuerpo es señal pero también es traicionero, porque hay que saber leerlo (sí, sí, leer el cuerpo, descifrar lo que nos cuenta) pero no es a él al que hay que contestar: el cuerpo es sordo; no es a él al que hay que curar.
"Respira y come".
Ya está: respiras, comes, ergo estás vivo. (¿Y qué vida es esa?)
Me acuerdo y mi recuerdo se diluye (que no desvanece porque las lecturas así no se olvidan) porque la magia acaba ahí y también las similitudes entre ambos libros, pero el extenso mapa que es el cuerpo sigue desplegándose ante mí y su epidermis se descama hasta llegar al foco del dolor.
"Se puede llegar a los sentimientos escuchando el lenguaje del cuerpo".
Se me acaba la magia porque con esta lectura no he sufrido un transfer, que es como el doctor Escobedo y sus colegas denominan a las ocasiones en que un médico, a lo largo de su carrera, se pone en la piel de un paciente. Me ha faltado o me ha sobrado algo, no sé. Me ha faltado lo que el doctor Escobedo (y yo misma) ha encontrado tantas veces en la literatura, esa otra especie de transfer, esa introducción en la cabeza, la mente, las emociones que complementa la visión que le otorga su profesión. No importa, venía sobre aviso. Aunque también venía dispuesta, las defensas rendidas, preparada para la exposición, lista para ser apisonada. No me voy de vacío, para nada. Hay muchos hilos de los que tirar en esta historia. Bendito doctor Escudero por contarla. Bendito Gabi Martínez por hacérnosla llegar.
"Mi infierno tiene un poco del de todos y unas raíces muy distintas".
A ese infierno común me he acogido y en él me he reconocido. De esas raíces distintas he tirado y con ellas enredado.
Las defensas - Gabi MartínezEl doctor Domingo Escudero, eminente neurólogo y reconvertido en esta novela en Camilo Escobedo, le pide un día de Sant Jordi a Gabi Martínez que escriba su historia. Una historia sin duda novelable y un tanto épica, una historia que, tal y como le dijo otro médico a Camilo, es un caso entre tres mil millones. Puede que su caso particular, sí, pero su historia o, al menos, algunas de sus ramificaciones, no dista tanto de parecerse a la de muchos. A la de muchos que nos hemos enfrentado a los fallos del sistema sanitario, a su deshumanización, a la incomprensión de nuestro entorno.
"Un enfermo debe sentir la cercanía de su médico de referencia, alguien que avance junto a él, que le acompañe, le sugiera. Le tranquilice".
El caso de Camilo es el de un médico que enferma hasta colocarse en el abismo de la locura, el de un neurólogo enamorado de su profesión que asiste a cómo ésta se rebela contra él. Es también el de un hombre que ha de enfrentarse a las secuelas de una enfermedad y a una recuperación tal vez más devastadora que la enfermedad en sí. Es el de un sistema político cada vez más corrupto que termina por salpicar al sistema sanitario y el de una sanidad pública vendida a los intereses privados de las farmaceúticas. Y es, además, el caso de una familia que acompaña a veces sabiendo hacerlo y otras veces sin saber; porque por la vida no andamos solos aunque en los peores momentos la más fiel compañera sea la soledad.
"Aunque algunos opinen lo contrario, la recuperación no pasa por hablar demasiado con nadie".
No, no pasa por ahí. Las palabras llegan después, cuando se entienden los sentimientos, cuando se encuentran las apropiadas, cuando alguien las quiere escuchar, recoger.
"Porque mi historia sólo puede ser bien contada teniendo acceso al futuro, que es desde donde se escribe este texto. Siempre es así. Siempre se escribe después. Los hechos ocurren y la narración viene más tarde, ayudada por el tiempo y por quienes desean entender".
Y sí, se necesita tiempo, aunque no todos consigan comprenderlo, aunque haya quien piense que exista un botón para la felicidad, que sentirse bien depende únicamente de nuestra voluntad.
"Hay cinco emociones universales. Felicidad. Tristeza. Miedo. Ira. Asco. Cuatro invocan a lo oscuro. Y sólo una se podría considerar netamente positiva. En nuestro universo, la tristeza y la impotencia que ahora me trastornan son de lo más natural".
Por eso son tan importantes todas las historias que se cuentan en este libro (aunque, tal vez, precisamente lo que me ha sobrado de él es que están demasiado contadas) y que orbitan alrededor de la de Camilo, porque nuestras historias se entrecruzan. Es importante el de dónde venimos y hacia dónde vamos y lo que nos pasa por el camino. Son importantes esas personas que queriéndonos no saben querernos, que en su incapacidad intentan explicarnos y en su malcomprensión nos colocan etiquetas equivocadas. En el caso de Camilo es también importante la presión externa y la presión interna que él mismo se produce. Vivimos en un mundo en el que lo difícil es estar sano, y no sólo de cuerpo. Toda enfermedad es física, también las mentales, pero no se pueden enfocar sólo bajo ese prisma, de lo contrario, nos estaríamos limitando al "respira y come". Somos mucho más complejos que eso, mucho más grandes y maravillosos. Y pequeños. Y terribles. A veces incluso fascinantes en nuestro desastre.
Me guardo muchos de esos hilos de los que tirar en esta historia, muchas reflexiones, mucho puñetazo en la mesa. Me guardo mis propias pequeñas historias. Lo primero, por no contároslo todo; las segundas, porque sí, Camilo (Domingo), tu infierno y el mío son distintos. Escribo esta reseña porque en esencia todos los infiernos son el mismo.
"Soy más frágil, más vulnerable y supongo que por eso me inquieta tanto el futuro mientras envejezco a marchas forzadas. En definitiva, soy menos que antes, aunque no sepa concretar con exactitud menos que qué. La sensación de pérdida es abrumadora".
Lo es. Pero soy más frágil, más vulnerable, y esos más, en el balance vital, no sé si compensan esa sensación de pérdida pero suman. La experiencia de todo lo que conlleva la enfermedad quita y da. Mi fragilidad y mi vulnerabilidad son ahora mi mayor fortaleza. Para comprender eso también se necesita tiempo.
"Este infierno ha sido un privilegio".

Las defensas - Gabi Martínez

Neurona. Fotografía de srgpicker


Ficha del libro:
Título: Las defensas
Autor: Gabi Martínez
Editorial: Seix Barral
Año de publicación: 2017
Nº de páginas: 494
ISBN: 978-84-322-2991-6
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