A lo largo del crecimiento, la espalda se debe vigilar con especial atención, especialmente en los niños. Ante la menor anomalía, conviene consultar a un médico ortopedista, para que detecte el problema, y sepa ver si se trata de una malformación de nacimiento.
Las patologías de columna en el niño sobrevienen generalmente durante el período del crecimiento rápido de la columna vertebral, es decir entre los 12 y 13 años para las niñas (antes de las primeras reglas), y entre los 13 y 14 años en los niños (antes de los signos de la pubertad).
De ahí la importancia de vigilar de cerca y con rigor este problema, con el fin de evitar las deformaciones vertebrales (escoliosis y cifosis), y de corregir suficientemente temprano los posibles defectos posturales. En este campo, la medicina escolar cumple bien su cometido, sin embargo, a muchos niños no se les detecta a tiempo este problema.
A los pediatras se les recomienda, al igual que a los médicos generalistas y a los padres, que estén particularmente vigilantes ante posibles daños dorsales. Hoy en día, existe un alto número de niños que de mayores requerirán algún tipo de intervención quirúrgica por no haberles sido detectado una malformación a tiempo.
La cifosis
Se trata de una deformación del perfil de la columna vertebral, puesto que las vértebras crecen de manera asimétrica y se agrandan más por la zona de detrás que por la de delante. Observada de perfil, la espalda del niño tiende a curvarse hacia afuera.
Normalmente no suele evolucionar durante el crecimiento, pero sí puede agravarse. Un tratamiento quirúrgico es indispensable. La operación consiste en bloquear la última vértebra lumbar, pegándola al hueso sacro.