Revista En Femenino
Las desventuras de Sofía es uno de los cuentos infantiles más conocidos de la Condesa de Ségur. Para su protagonista escogió el mismo nombre con el que ella fue bautizada. No sólo eso, sus historias están repletas de experiencias propias que hicieron de sus relatos historias realistas y moralistas. Escritora tardía, la Condesa de Ségur tuvo una vida difícil. Después de una infancia rebelde en Moscú, su matrimonio en París no fue un camino de rosas. Solamente el consuelo de su amplia prole, tuvo ocho hijos y nietos, la acompañó hasta el final de sus días.
Sofía Fiódorovna Rostopchiná nació el 1 de agosto de 1799 en el seno de una familia perteneciente a la aristocracia rusa. Su padre, el conde Fiodor Rostopchin era teniente general de infantería y canciller del zar Pablo I y su madre, Catalina Protassova había sido dama en la corte de Catalina II. La magnífica y extensa propiedad familiar a pocos kilómetros de Moscú fue el escenario de la infancia de Sofía donde fue educada en las más estrictas normas de conducta de la aristocracia. Unos corsés que ya de pequeña la hicieron rebelarse contra el orden establecido, ganándose reprimendas y duros castigos de su propia madre.
La llegada de las tropas de Napoleón a tierras rusas en 1812 puso al ejército del zar en pie de guerra. El conde Fiodor Rostopchin, que entonces era gobernador de Moscú, dirigió una estrategia de contención del enemigo basada en la quema de muchas zonas de la ciudad. A pesar de que consiguió alejar a los franceses, su decisión no fue en absoluto popular. Así, la familia de Sofía cayó en desgracia a los ojos del zar y se vieron obligados a marchar a un largo exilio que los llevó por distintos lugares de Europa hasta recabar definitivamente en París.
Fue en su nueva patria de adopción donde Sofía se casaría en 1819 con el conde Eugène de Ségur, con quien llegaría a tener ocho hijos. A pesar de que el matrimonio se inició feliz, pronto Sofía descubrió en su marido a un hombre volátil que se ausentaba de su lado siempre que podía y mantenía relaciones extraconyugales. Instalada en el castillo de Nouettes, regalo de su padre, Sofía se alejó del mundo ajetreado de la capital francesa y se refugió en sus hijos y posteriormente en sus nietos.
La Condesa de Ségur no empezó a escribir hasta los cincuenta y ocho años. Sus Nuevos cuentos de Hadas tuvieron tan buen recibimiento que desde entonces no dejó de escribir historias infantiles con altas dosis de realismo y mensajes moralistas. Fueron un total de diecinueve novelas las que escribió entre 1857 y 1871, momento en el que, ya viuda y con problemas económicos, se vio obligada a vender Nouettes y trasladarse a vivir a un piso de París donde falleció el 9 de febrero de 1874.