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Las desdichas de La Roja: I. Mi primera vez: EEUU ’94.

Publicado el 10 octubre 2011 por Futbolgol

Tengo veinticinco años. Hasta hace tres veranos, La Roja no había ganado nada que llevarme a la boca. Si acaso, el oro de Barcelona ’92, que por
menor y lejano, no tendré en cuenta. Así empiezan una serie de artículos en los que, desde Usa’94, repasaremos el papel de España en los
sucesivos torneos.

Los incipientes veranos de mi niñez y de mi juventud se acompañaron primero de ilusión desbordada ante los torneos que empezaban
y de profunda desdicha después.

El fútbol lo ocupaba todo en el día a día de los niños de mi barrio. En mayor o menor medida, todos desayunábamos compartiendo cromos de
futbolistas, vestíamos con indumentarias futboleras, devorábamos videojuegos futboleros, alucinábamos con Ronaldo los sábados en los que Ronaldo I -el Grande- jugaba para nosotros en TV3 y nos pedíamos ser Rivaldo, Alfonso, Raúl, De la Peña o Lardín (en el caso de algunos pericos militantes en minoría como yo) todas las mañanas en el patio del colegio jugando “Mundialitos”, “Atac-i-gols”, “Alemanas”, etc.
Incluso nos calzábamos las botas de los ídolos o sus sucedáneos. Los forzosos consumidores de sucedáneos, como yo, recordarán las cátedras de una madre para convencernos de que las marcas eran una tontería, una banalidad y un capricho absurdo que se pagaba caro.

Especialmente emotivo fue el año del Mundial de Francia ’98. Todavía prepúberes pero ya bastante conscientes del juego y de lo que rodeaba al mismo, creímos a la prensa deportiva patria cuando nos dijo que esta vez iba en serio, que había equipo de verdad, que Raúl, Hierro o Luis Enrique tenían los ojos inyectados en sangre, etc. Tampoco pudo ser. Y las lágrimas se fueron derramando cada dos veranos. No faltábamos a nuestra cita con el desencanto. Y como el romántico empedernido, renovábamos nuestra fe ciega en el amor por mucho que nos dejaran el corazón partío -incluso otros órganos tan o más sensibles- cada dos estíos. Irreductibles ante la cruel realidad, así vivimos algunos de mis amigos y yo, los sucesivos torneos en los que la Selección nos enseñó que entre la expectativa ante el hecho y éste, podía haber un mundo en el camino.

MI PRIMERA VEZ. EEUU 1994:

Las desdichas de La Roja: I. Mi primera vez: EEUU ’94.

El fútbol abrazaba la mercadotecnia. Ante el sonado fracaso de potenciación de la Liga Estadounidense en décadas anteriores (Pelé, Cruyff o Beckenbahuer no fueron suficiente reclamo para los consumidores yankees), la FIFA del ínclito Havelange, llevaba el Mundial a la tierra de las oportunidades.

Vicente Miera no logró meternos en la Euro ’92 pero sí fue capaz de alzarse con el Oro en los irrepetibles Juegos de Barcelona del mismo año. La inestabilidad fue remediada por Villar con la designación de Javier Clemente como seleccionador nacional. Y ahí empezaron las sospechas y los recelos. El vasquísimo Javi, militante del PNV, no contó desde el principio con el beneplácito de una prensa deportiva centralista demasiado acostumbrada a condicionar la elección del seleccionador.
Por si fuera poco, Clemente sustentó sus convocatorias en ‘La Quinta de Cobi’ (los jóvenes triunfadores olímpicos) y en el grueso de la plantilla barcelonista, en detrimento de una ‘Quinta del Buitre’ entradita ya en años.

En un grupo clasificatorio que completaban Irlanda del Norte, Lituania, Letonia y Albania, tanto España como Eire y Dinamarca llegaban a la última jornada con opciones de clasificación. A los daneses les bastaba el empate y a nosotros se nos ponía en japonés tras la expulsión de Zubizarreta a las primeras de cambio. En inferioridad numérica, se vivió un partido tenso y duro solucionado por Hierro con un golazo de cabeza en el ’63 que nos daba el pasaporte al Mundial en el verde sevillano del Pizjuán.

Los 22 de Clemente:
1- Zubizarreta: Fijo en el Barça y en la Selección. Indiscutible para Clemente, cambiaría de equipo ese verano tras la dolorosa derrota barcelonista (4-0) en la final europea ante el Milan en Atenas.
2- Ferrer: El “2″ del Barça estaba en plena madurez futbolística. Lateral de largo recorrido, bueno en la marca pero débil técnicamente.
3- Otero: Un gran año en el Celta le abrió las puertas del Valencia y de la lista mundialista ese verano. Muy polivalente.
4- Camarasa: Historia viva del valencianismo. Eficiente y sólido central, sabedor de su rol secundario en la Selección.
5- Abelardo: Brillante en el Sporting, se hizo un hueco en la lista de seleccionados y dejó prendado a Cruyff, que lo ficharía para el Barça ese mismo año.
6- Hierro: Central o mediocentro, el malagueño era uno de los jugadores de mayor peso en el Real Madrid y en la Selección. Duro y carismático central. Su fuerte disparo y su dominio del juego aéreo le convertían en una alternativa goleadora importantísima.
7- Goikoetxea: Interior currante muy del gusto de Clemente. Jugó su último año en el Barcelona.
8- Guerrero: Un auténtico ciclón. El detonante del fenómeno fan en nuestro país. El líder del Athletic era una de las joyas por las que suspiraban los grandes de Europa.
9- Guardiola: Imprescindible en el Barça a sus 23 años. Pese a su débil físico, se imponía en la medular con su clarividencia como cerebro.
10- Bakero: Había pasado ya su mejor momento en el Barça, pero su capacidad de trabajo y su buen nivel como cabeceador, le hacían un fijo en las listas de Clemente.
11- Beguiristain: Jugador de rotación en el Barça. Extremo técnico. Era más una bala en la recámara para Clemente que un titular de inicio.
12- Sergi: Probablemente tras Maldini, el mejor “3″ de Europa en la época. El lateral del Barça era un puñal desde el flanco izquierdo gracias a su velocidad.
13- Cañizares: Vivió un gran año en el Celta y eso le valió para ser el primer relevo de Zubi si éste faltaba en la Selección y para volver a su Real Madrid.
14- Juanele: Ágil y habilidoso, triunfó ese año en el Sporting. Díscolo, de vida polémica y mal defensor, no parecía destinado a ser convocado por Clemente. Pero así fue.
15- Caminero: Se salió en el Mundial. Quizás, dio en EEUU ’94 lo mejor de sí. Incluso por encima de su contrastado nivel en su club, el Atlético de Madrid.
16- Felipe Miñambres: Mediocentro técnico. Alternativa remota en los planes de Clemente. Determinante en su club, el Tenerife.
17- Voro: Central del Deportivo. Prácticamente un tiarrón del norte, perfil de central que gustaba a Javitxu. Centímetros y kilos para el banquillo.
18- Alkorta: El mejor complemento de Hierro en el Madrid y en la Selección. El recuerdo de su cintura rota ante la cola de vaca de Romário no le hace justicia, pues era uno de los mejores centrales marcadores de la Liga.
19- Julio Salinas: Delantero oportunista. Jugador de rotación en el Barcelona y uno de los titulares más polémicos y discutidos. Su fallo ante Italia nos dejó fuera. Pese a las críticas, tiene un notable promedio goleador con la Selección: 22 goles en 56 partidos.
20- Nadal: Hombre importante en el Barcelona. “Perfil Hierro: gran juego aéreo, fuerte disparo y polivalente. Probablemente un jugador infravalorado por el gran público.
21- Luis Enrique: Lateral izquierdo en el Madrid esa temporada. Jugó el Mundial de interior izquierdo. Llegaría a jugar de lateral derecho, delantero, extremo, mediapunta…Uno de los jugadores más versátiles de nuestra historia.
22- Lopetegui: Gran temporada en el Logroñés que le valió para ser el tercer meta en el Mundial. Eso, sus discretos pasos por Madrid y Barcelona y su histórico mareo en directo, lo mejor de su extensa carrera.

Lesionados aparte (fundamentalmente Alfonso y Solozábal) en cuanto a las ausencias, cabe destacar a varios miembros del Real Madrid. Muy polémica fue la ausencia de Míchel, enemigo íntimo del seleccionador. Del Madrid tampoco fueron vacas sagradas como Sanchís o Buyo. Fran, la gran zurda del Depor, tampoco acudió. Amor, Higuera o Carlos (el máximo goleador español de la temporada en el Oviedo) fueron otras ausencias sonadas.

EL ONCE TIPO

Las desdichas de La Roja: I. Mi primera vez: EEUU ’94.

- Zubizarreta, muy bien respaldado, debía imponer los valores de la escuela vasca: mandar mucho desde atrás y dominar el juego aéreo.

- Abelardo y Alkorta, rápidos centrales, actuaban como marcadores y dejaban a Nadal la tarea de iniciar la jugada y de hacer las veces, si convenía, de líbero.

- Ferrer y Sergi, se sacrificaban en las marcas cuando tocaba defender y sumaban kilómetros apoyando al ataque español. Eran la mayor presencia en bandas de la Selección.

- La medular contaba con muchas variantes. Hierro y Guerrero partían como pareja de baile inicial, siendo el primero más “stopper” y el segundo más llegador, pero el gran rendimiento de Caminero le terminó dando un sitio en el centro del campo. A su vez, para garantizar una mejor circulación estaba Guardiola. Bakero era la opción más conservadora en la posición.

- El ataque español se basaba en Salinas como gran referencia. Luis Enrique, por su movilidad, era su jugador más activo partiendo desde las bandas. Hombres como Beguiristain o Goikoetxea contaron también con bastantes minutos cuando los partidos más se abrían.

FASE DE GRUPOS (Alemania, España, Corea del Sur y Bolivia).

España 2 – 2 Corea del Sur: Salinas y Goikoetxea pusieron el 2 a 0 en el marcador, pero seis minutos finales fatales propiciaron el empate surcoreano. Decepcionante debut el día que se inauguraba el Mundial.

España 1 – 1 Alemania: Buen empate ante la vigente campeona mundial. Para el recuerdo el golazo sin ángulo de Goikoetxea. Un triunfo ante la débil Bolivia nos daba el pase a Octavos.

España 3 – 1 Bolivia: Dos goles de Salinas y otro de Caminero sellaron el pase en otro partido gris ante un flojo rival entrenado por Azkargorta.

Octavos de Final:
España 3 – 0 Suiza: Una infame alineación plagada de defensas (llegaron a juntarse hasta 9 de 11 posibles) doblegó a la contra a Suiza. Hierro, Luis Enrique y Beguiristain, los goleadores.

Cuartos de Final:
España 1 – 2 Italia: Probablemente el partido más dramático y el golpe más duro en nuestra memoria mundialista. En el minuto ’25 y desde 25 metros, Dino Baggio marcaba tras disparo a media altura. España iba a remolque y ahí emergió el mejor jugador español en el torneo, Caminero. Tras centro de Sergi y fallo de Otero en el remate, Caminero cazaba el balón y anotaba ante Pagliuca tras tocar el balón en Benarrivo. Corría el minuto 58 de partido.
La segunda parte fue de claro dominio español. Italia hacía lo que mejor sabía, defenderse como gato panza arriba. Y tras el histórico fallo de Salinas, llegó el mazazo, la contra en la que Roberto Baggio, en el 87′, nos apeaba de las semifinales pese a merecerlo más que la ‘azzurra‘.

Para la historia quedará la sangre de Luis Enrique, encolerizado ante Tassotti (que le hizo un claro penalti en el descuento que podría haber permitido llegar a la prórroga) y ante el enemigo público español número uno, el árbitro húngaro Puhl.
Futbolísticamente, las conclusiones fueron más que positivas. Pese a las “clementadas”, tomaba forma un interesantísimo grupo de jugadores llamados a ser protagonistas en el siguiente Mundial en Francia. El seleccionador salía reforzado, así como el núcleo duro de integrantes al que progresivamente se añadirían Alfonso, Kiko, Raúl, Etxeberría, De la Peña o Morientes.

El Mundial ya sabréis cómo acabó. Se lo ganó la Brasil de Romário a la Italia de Roberto Baggio en los penaltis. Por el camino, el dóping de Maradona, las estrellas que brillaron con luz propia (Stoitchkov, Salenko, Preud’Homme, Hagi, etc), los mejestuosos duelos de semifinales con las sorprendentes Suecia y Bulgaria, etc. Los demás, siempre protagonistas los demás. Bah…

Las desdichas de La Roja: I. Mi primera vez: EEUU ’94.


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