Los terroristas representan una amenaza perniciosas para la sociedad. No solo privan de libertad e integridad física a sus víctimas, sino además sus prácticas pueden tener efectos negativos en los gobiernos, la armonía de la sociedad y la economía. Colombia es un claro ejemplo de esto, un país marcado por el terrorismo paramilitar.
Sandra Baez y sus colegas, quienes se encontraron con una escasez de investigaciones que intenten entender estas atrocidades, decidieron aplicar tests a 66 terroristas paramilitares encarcelados en Colombia, cada uno de los cuales han asesinado a un promedio de 33 víctimas 1. Los terroristas completaron pruebas que medían su inteligencia, agresión, reconocimiento de emociones y, algo clave, sus juicios morales.
Sponsor Exclusivo:En la mayor parte de las mediciones, como la inteligencia y las funciones ejecutivas, no habían diferencias entre los terroristas y 66 personas que no eran terroristas, de la misma región (grupo control). Los terroristas admitieron ser más agresivos, como se esperaría, y mostraron dificultad en el reconocimiento del enojo, la tristeza y el asco.
&lgid;Sin embargo, la diferencia entre grupos más impactante fue en relación a los juicios morales en 24 escenarios diferentes. Al contrario que los participantes del grupo control, los terroristas juzgaron actos donde hay intención de dañar, pero el resultado es neutro (por ejemplo, querer envenenar a alguien, pero fallar en conseguirlo) como más moralmente aceptable que causar un daño por accidente (como envenenar accidentalmente a alguien). En un seguimiento, los terroristas también calificaron al intento de lastimar como más permisible moralmente que lastimar por accidente, comparados con un grupo de prisioneros asesinos que no eran terroristas.
Baez y su equipo explican que este enfoque distorsionado de la moralidad, basada en los resultados, más que en una combinación de intenciones y resultados, es similar a la perspectiva moral de niños pequeños y pacientes neurológicos adultos con daño en los lóbulos frontal y temporal (pero no se parece al de los psicópatas, quienes sí parecen sopesar las intenciones al hacer juicios).
Dicho patrón se relacionó parcialmente con los puntajes en reconocimiento de emociones y agresión proactiva, pero fue independiente de otros dominios cognitivos.
Además, le juicio moral fue la medida que mejor pudo diferenciar a las personas terroristas de las que no lo eran.
“El perfil observado en los terroristas puede reflejar su fijación en visiones utópicas en las que sólo importan los fines (idealizados). Es decir, sus juicios morales basados en resultados pueden estar relacionados con la creencia de que cualquier acción puede ser justificada “, dicen los investigadores.
En el estudio participaron terroristas que se habían unido a organizaciones paramilitares mayormente por razones económicas, más que ideológicas. Queda por ver si la moral desviada de esta manera específica es también una característica de los terroristas islamistas.
Los investigadores opinan que en un futuro se podrá estudiar, con tests muy cuidadosos sobre juicios morales, la probabilidad de ofensas futuras en personas peligrosas. También queda por investigar si la radicalización altera la naturaleza de los juicios morales de la gente.
No cabe duda de que el estudio puede ayudarnos a avanzar en esta grave problemática, gracias a estos científicos que consiguieron acceder a una muestra muy difícil.
Fuente: Research Digest
- Definitivamente no es común encontrar investigaciones que cuenten con una muestra que no solo no es fácil de conseguir, sino que también representa un riesgo para los investigadores. ↩