Las diferencias entre la psicología científica y la psicología popular

Por Davidsaparicio @Psyciencia
Imagen: Unsplash

A continuación repasamos algunos de los aspectos que erigen a la psicología como una disciplina rigurosa y científica, muy alejada de la imagen que muchas veces se tiene del quehacer psicológico a pie de calle.

Definición de lo que es “psicológico”

A pie de calle el adjetivo psicológico suele hacer referencia a aspectos como “mental”, “intangible”, “inconsciente”… Todo ello tienes sus raíces en la visión popular que se ha ido transmitiendo de esta disciplina, y termina por dar a la psicología y a los temas de los que se ocupa, una apariencia espuria y de poca solidez, que nada tiene que ver con los fundamentos científicos que la sustentan y la erigen como disciplina que se ocupa de la explicación científica de la conducta humana. Eso es a lo que se dedica la Psicología, a explicar, predecir y modificar el comportamiento humano, desde la base de un conocimiento que ha sido recabado durante décadas de aplicación de metodología científica. Por tanto, lo psicológico queda mucho mejor representado por adjetivos como:

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Comportamental: La conducta humana es el objeto de estudio y aplicación de la psicología.
Aprendido: Todo comportamiento humano, problemático o no, es aprendido.
Operativizable/Objetivable: Lejos de hablar de cosas intangibles, los problemas psicológicos de la gente no están en “su cabeza”, sino que aparecen en la interacción de la persona con su mundo, con sus circunstancias… y por tanto, pueden concretarse claramente estudiando el modo en que la persona se relaciona con su ambiente. Incluso aunque el problema esté relacionado con la forma de pensar y de interpretar la realidad, estas interpretaciones lo son en base a unas circunstancias y forman parte de cómo la persona se está comportando ante ellas.

Los problemas psicológicos de la gente no están en “su cabeza”, sino que aparecen en la interacción de la persona con su mundo, con sus circunstancias…

Confusión entre lo “físico” y lo “mental”

Suele establecerse una dicotomía entre lo físico, lo biológico, lo orgánico… frente a lo “mental”, lo psicológico… Sin embargo, no es tanta la diferencia; no hablamos de conceptos tan alejados, sino más bien, relacionados. Nos referimos a partes de un todo global que es la persona. Atendiendo a lo anterior, “Lo mental” se refiere en realidad, a lo psicológico, a lo comportamental, a lo que sentimos, pensamos, hacemos, decimos… No es nada esotérico… ni nada que suceda al margen de nuestro cuerpo, de nuestro organismo, de lo físico. La conducta tiene una base biológica, que es precisamente la que la permite. No podríamos comportarnos, sin un organismo que “se comporte”. Y al mismo tiempo, éste comportarse en nuestro entorno, influye en lo físico, en nuestro organismo.

Por lo que finalmente, “cuerpo” y “mente” o mejor dicho “lo orgánico” y “lo psicológico” están íntimamente relacionados. Para confirmarlo no tenemos más que fijarnos en nuestra propia experiencia: ¿Cuántas veces el estrés nos ha producido secuelas físicas como caída de pelo, erupciones cutáneas, malestar estomacal, bajada de defensa? y como éste, otros muchos ejemplos (Ej. Un trastorno de la alimentación tiene claras repercusiones físicas, sin que el origen de dicho trastorno sea orgánico). A la inversa también encontramos múltiples ejemplos: Padecer una enfermedad física crónica o incapacitante puede tener un coste psicológico importante (bajada del estado de ánimo, ansiedad, pensamientos de desesperanza que generan mucho abatimiento).

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Explicación del problema lega vs científica:

La gente lega, normalmente explica los problemas considerados “psicológicos” en base a sus experiencias vitales previas, a lo que ha visto en su entorno, al saber popular (“Yo creo que lo que te está pasando es esto”, “A mi primo le pasó algo parecido”, “Si no hicieras esto, la cosa iría mejor”…) Aunque estas explicaciones y consejos pueden tener parte de razón y una clara función de apoyo y orientación, pueden ser muy inadecuados cuando se pasa por alto que no todos los casos son similares, y que no a todas las personas nos valen las mismas “recetas”.

Lo que origina y mantiene problemas aparentemente similares puede variar mucho de unas personas a otras y precisamente por esto, lo que les sirve a unos no les sirve necesariamente a otros. El gran peligro está cuando aquello que, con toda la buena voluntad nos recomiendan, contribuye a un agravamiento del problema, pues se parte de un desconocimiento absoluto de los procesos científicos que subyacen a la génesis y al mantenimiento de dicho problema psicológico (algo que sí conoce el profesional de la psicología). Por tanto, no es de extrañar, que las recomendaciones derivadas de estas explicaciones basadas en la intuición y el “sentido común” de la gente, no sean más que eso, consejos y propuestas bienintencionadas. Muchas veces “palos de ciego” a la hora de intentar aliviar un malestar y solucionar un problema. Y cuando a la persona se le ha ido ya de las manos y el problema es grave y mantenido en el tiempo, el vaivén de consejos ya no sirve, cuando no lo empeora.

el psicólogo diseña una intervención dirigida a modificar aquellos comportamientos problemáticos y lo hace de nuevo basándose en los ya conocidos procesos de aprendizaje

Un psicólogo explica el origen y el mantenimiento de los problemas psicológicos en base a la existencia de unos procesos de aprendizaje que están experimentalmente demostrados a través de investigaciones. Aquello que nos genera malestar tiene una causa que suele encontrarse en cómo la persona está respondiendo ante ciertos estímulos, personas o situaciones. Detrás de nuestras reacciones emocionales y fisiológicas, de nuestras actuaciones y de nuestras interpretaciones y formas de pensar, operan procesos de aprendizaje capaces de explicar todo ello. Esto es lo que se le escapa a los no-psicólogos. Sin embargo, esta es la clave fundamental para diseñar procesos de solución del problema realmente eficaces. Así mismo, el psicólogo explica el problema de cada persona atendiendo a las características específicas de su caso, lo que hace aún más efectiva la intervención.

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Propuesta de soluciones “intuitivas” vs. pautas y técnicas justificadas científicamente:

Como acabamos de ver, frente a las recomendaciones intuitivas del lego, basadas en el “saber popular” (“Deberías hacer esto o lo otro”, “A mi primo le vino bien”, “A mi me ayudó”…), el psicólogo diseña una intervención dirigida a modificar aquellos comportamientos problemáticos (actuaciones, formas de interpretar y pensar sobre las cosas, reacciones emocionales y fisiológicas) y lo hace de nuevo basándose en los ya conocidos procesos de aprendizaje, pero ésta vez, poniéndolos en marcha con el objetivo de promover cambios favorables en la persona.

Para ello recurre a un conjunto de técnicas psicológicas, también avaladas científicamente, que ayudarán a poner en juego dichos mecanismos de aprendizaje en dirección a la modificación de conductas inadecuadas por otras más adecuadas y que no generen malestar.

Esta intervención está perfectamente planificada y adaptada a las características específicas del caso, y se aleja mucho de ser un conjunto de consejos extraídos del sentido común. No responden a nada que se nos ocurra en ese momento, porque nos parezca adecuado o que puede dar resultado.

Con estos 4 puntos, espero haber arrojado algo más de luz sobre lo que es realmente la psicología y lo que hacemos realmente los psicólogos, para que al menos, cuando una persona se anime a recurrir a un psicólogo clínico o sanitario, sepa que está en disposición de exigir toda la rigurosidad y herramientas que nuestra disciplina es capaz de poner a su disposición para el análisis y modificación de su problema.

Miriam Rocha Diaz es terapeuta en el Instuto Terapéutico de Madrid y publica regularmente artículo de psicología centífica en su blog personal.

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