No me hagas mucho caso,
sé perfectamente lo que miento por ti.
Las diferencias, no sé, indiferencias muchas:
Te quiero, quédate, te necesito.
Aunque te eché de mí para no echarte más nunca de menos.
Seré breve, le digo siempre cada que la beso.
Desde entonces, sólo escucho el mar sin amar.
Y río cada vez que la veo.
Siempre que mezclo tristeza con amor, vomito ilusiones.
Escribo porque tengo ganas de lloverte, contra cualquier pronóstico.
Quédate aunque no estés,
aunque no quiera que estés,
aunque no lo hagas o deshagas.
Te conocí en un momento extraño de mi vida.
Donde las indiferencias hacían la diferencia entre nosotros,
Pero todavía tengo los pies en el cielo, imagínate el vértigo.
Sin ti pero sin mí.
Me quedé sólo con lo que llevaba puesto: Un reloj y el corazón.
Uno para no perder el tiempo y el otro para saber la hora exacta que dejaba de latir.
Cuando me dijiste adiós te despediste de ti,
Llevo los ojos vendados por si acaso me reconoce un ojalá.
Cierra la puerta al salir de donde vengas.
Adiós.
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