Revista Política
Las dificultades de la construcción europea.
Publicado el 07 abril 2010 por Englishman @englandcourant
El proceso de construcción europea, como todos los procesos constitutivos en los que se cede algo tan sensible como parcelas de Soberanía a una entidad supranacional no está carente de ciertos recelos o traumas. Pero hay un Estado que por su importancia histórica para Europa está suponiendo un trastorno para el proceso de integración europeo: hablamos del Reino Unido. EL Reino Unido tuvo la oportunidad de oro de capitanear el proceso de integración europeo tras la II guerra mundial, cuando con el Plan Marshall se puso en marcha la OCDE. La Europa destrozada por la guerra veía en el Reino Unido el prestigio del vencedor y se le puso en bandeja la autoridad para llevar a cabo dicho proceso, pero el aislacionismo patológico británico y sus intereses imperiales, de un imperio que ya estaba agonizando, hicieron que las miras británicas se dirigieran a la commonwealth y menos a los asuntos europeos, donde Estados Unidos estaba recogiendo el testigo del Reino Unido, todo esto se evidenció con la Guerra Civil Griega y el asunto de los estrechos en Turquía y la posterior formación de la OTAN.En 1949 nacía la República Federal Alemana (RFA) como el consecuencia de la unión de las zonas francesa, británica y americana de la Alemania ocupada y con el renacer de una Alemania en democracia nació el actor que sería fundamental para desplazar el eje de la integración europea.Los británicos iniciaron un proyecto propio: la EFTA, que encuadraba a países tan emprendedores como los escandinavos, Islandia o Portugal en un proyecto que nada significaba. Y como nada significaba se fue por el retrete. Mientras tanto el proceso de construcción europea empezó a girar en torno a la nueva cooperación franco-alemana. Como había comentado en una entrada anterior, la cooperación francesa no fue fruto de su primera voluntad, ya que Francia deseaba una Alemania ruralizada y atrasada (coincidiendo con los deseos de la URSS), pero la guerra fría y los deseos del bloque angloamericano dieron al traste con esta idea, con lo que Francia puso en marcha el plan B, europeizar el problema alemán, es decir, poner todo el potencial industrial alemán al servicio de una Europa controlada por Francia. Nace así la CECA y con ella todo el proceso que dará lugar al Mercado Común y luego, tras Maastricht, la Unión Europea.Pero el accidentado, y a mi juicio erróneo, proceso de ampliación de 2004-2007 a doce países más, Estados de un dudoso sistema democrático recién salidos de las democracia populares comunistas ha supuesto un auténtico quebradero de cabeza para la Unión que, deseosa de hacer las instituciones operativas para esta nueva Europa de los 27, ha decidido llevar a cabo una nueva modificación de los tratados constitutivos, primero con el fallido Tratado por el que se establece una Constitución para Europa y luego el refrito que supuso el Tratado de Lisboa. Esta nueva modificación de los tratados prevé la existencia de un alto funcionario para la política exterior, y un presidente permanente del Consejo de Europa que intentará disminuir el papel de las presidencias de turno que tenía como consecuencia una evolución muy desigual de la política comunitaria dependiendo de qué país estuviera en la presidencia de turno. La pasada semana, el nuevo y primer Presidente del Consejo, el ex primer ministro Belga, Herman Van Rompuy se estrenó en el euro parlamento de una manera muy accidentada evidenciando la poca disponibilidad de algunos sectores a la construcción europea. Aunque muchos europeístas habíamos puesto nuestras esperanzas en que fuera una persona de talla la que ocupase por primera vez este cargo, se optó por elegir a alguien con un perfil gestor y menos perfil político para no hacer sombra a los jefes de gobierno. Sea como fuere Van Rompuy es nuestro presidente del Consejo, un hombre que llevó a cabo la difícil tarea de formar un gobierno en un país tan dividido como Bélgica. Pero si hay algún Estado que pone trabas al proceso de construcción europea es el Reino Unido. Tal vez sea porque los acontecimientos mostraron el fracaso de las dos apuestas británicas: la commonwealth como prolongación de su moribundo imperio y la EFTA como prolongación de sus políticas de libre mercado en el continente. Sea como fuere las apuestas británicas fracasaron y los acontecimientos mostraron que la integración europea llevada acabo por Francia, RFA, Italia y Benelux estaban dando unos beneficios económicos como nunca se habían dado en un continente antaño dividido y enfrentado. Tal vez adhesión británica al Mercado Común (que nunca integración) se llevase a cabo por el fracaso de sus apuestas, o bien por iniciativa estadounidense que deseaba tener a un socio de confianza en la CEE, pero lo que si sabemos es que mientras De Gaulle estuvo en el Elíseo el Reino Unidos jamás entraría en la CEE. Reino Unido tuvo la oportunidad de liderar la integración europea, ahora era la revancha de Francia que quería dar a la CEE un ADN continental lejos del librecambismo anglosajón. Por todos estos motivos la enfermedad euroescéptica brota del Reino Unidos y esta semana se mostró patente en los ataques británicos a Van Rompuy y al Euro. Los euroescéticos británicos dijeron del presidente del Consejo que tenía el "carisma de un trapo mojado" y "la apariencia de un gris empleado de banca de medio pelo", ellos que son los que más pegas y problemas han supuesto par ala integración europea se atreven a quejarse de la talla política del Presidente del Consejo, denostando a Bélgica como país diciendo que "viene vd. de un no-país".Tal vez los británicos estén dolidos porque la Unión no haya elegido a un Presidente Británico. Realmente UK no se merece que la UE elija a ningún representante de importancia de este País, no es lógico que la UK esté presente en los más altos cargos de una Organización a la que detesta, a la que no deja de comparar con la URSS y a la que está continuamente torpedeando, un país que no pertenece a Schengen ni al Euro no debe presidir ninguna de las parcelas de poder de la UE y menos exteriores. Ya va siendo hora de que se le enseñe la puerta como hizo el eurodiputado del PPE Joseph Daul que animó al UK a acogerse al artículo del tratado que permite a un Estado salirse de la Unión. Los británicos no tuvieron un gran día en la eurocámara ya que cuando el representante de los liberales británicos preguntó por qué UK tendría que pagar el rescate de un país de la zona euro cuando ellos no estaban en ella, Van Rompuy respondió que tal vez un día la UE deba salir al rescate de UK que acumula el déficit más alto de la UE.Lo peor de todo es que ahora en las filas de los euro-escépticos no están solo los británicos, están toda esta serie de desarrapados de las democracias populares del este que se metieron en la UE para tener acceso a los fondos de desarrollo pero torpedear sistemáticamente todas las iniciativas de la Unión. Así no puede seguirse, así que tal vez haya que enseñar la puerta a más de un país para que Europa empiece a funcionar.