Este es el ejemplo más fácil de narrador como personaje: atendiendo a su persona. Y me estoy refiriendo a los clásicos "primera persona", "segunda persona" y "tercera persona".
La Primera Persona
"No recuerdo el nombre de esa mujer. Al fin y al cabo, yo la llamaba «mamá». Tenía un pelo rubio y suave que le caía en ondas sobre los hombros y la espalda, y le enmarcaba un rostro pálido de pómulos altos.
Recuerdo que su cara parecía muy angulosa. Era el hambre. Tenía las mejillas hundidas y la mandíbula marcada porque apenas comía.
En mis primeros años de vida la comida era un bien escaso, y a menudo mi madre renunciaba a comer para que yo pudiera hacerlo."
Extracto de: Andras, el Nigromante
Como seguro que ya has visto en más de una y de dos lecturas en tu larga carrera como lector, en estos casos el protagonista narra su propia historia.
Hay muchas razones para que esto suceda, y en muchas ocasiones uno no piensa en ello. No obstante, si estás escribiendo una novela en primera persona (¡o incluso si la estás leyendo!), intenta pensar en la razón que lleva a este personaje a contar los sucesos en primera persona.
Por ejemplo, quizá está escribiendo esta historia que ha vivido, y que cuando acaba su aventura considera que merece ser contada. De esta manera, la obra que estás leyendo la ha escrito, preparado y publicado el propio personaje, lo que le da una dimensión nueva al libro, ¿no te parece?
También puede estar recordándola, como es el caso de Andras, el Nigromante. En la introducción de la novela, encontramos al personaje mirando al horizonte desde su torre, y recordando cómo ha llegado hasta donde está. Así, lo que estás leyendo es una expresión escrita de lo que hay en su cabeza: estás literalmente en su memoria.
Estas obras tienden a ser más personales, mostrando un punto de vista parcial: suelen centrarse en las acciones, pensamientos y sentimientos de un solo personaje. He visto casos en que no lo hace... en cuyo caso me pregunto ¿cómo sabe esto o aquello?
¿Cómo podría Nosuë, co-protagonista de Lazos de Sangre, saber lo que pensaba Danagh mientras atormentaba a su cachorro, su propio hijo? No podía, puesto que Danagh es el villano, y no había una relación como para ir y preguntarle.
Para mí es muy importante que un libro en primera persona cuente lo que debe contar, y si cuenta más, te diga muy claramente cómo lo sabe el personaje, es decir, el narrador.
Por supuesto, puede estar en primera persona y haber hecho una labor de investigación... ¡pero de eso hablaremos más adelante!
La Tercera Persona
"No era como su hermana o sus padres. Ahary era la vergüenza de una familia con muchas generaciones de poder. Sus abuelos, bisabuelos y tatarabuelos ya habían sido orgullosos sharu. Sus antepasados se opusieron al poder absoluto de los hechiceros, y perdieron, pero hacía mucho tiempo que su sangre corría en aquella tierra.
Ella en cambio no poseía poder alguno. El Espíritu de la Noche al que los sharu veneraban le había negado el don de sus ancestros: el poder de utilizar la energía de las gemas para obrar en el mundo.
Ahary no sentía la energía que el Espíritu imbuía en las gemas para que la usaran sus hijos."
Extracto de: La Traición de Orion - Parte I
Este es tal vez el tipo de narrador más común, y también el más fácil de confundir con el escritor. Al fin y al cabo, se trata de un punto de vista externo a la historia.
Un narrador en tercera persona resulta un personaje mucho más flexible, capaz de abordar los pensamientos, sentimientos y actos de todos los actores, y sin tener que dar explicaciones de cómo sabe esto o aquello.
También puede ser un increíblemente efectivo a la hora de ocultar información. Por ejemplo, es raro que un narrador en primera persona descubra algo, y no se lo cuente el lector. Puede suceder, existen muletillas como silencios, puntos suspensivos, expresiones de sorpresa o interrupciones, pero no deja de resultar algo un poco forzado, puesto que al fin y al cabo... normalmente, estás en su cabeza.
Por el contrario, el narrador en tercera persona puede utilizar todos estos efectos para tenerte en vilo, para que imagines algo sin que te lo termine de decir hasta que llegue el momento oportuno. Juega con tu intuición como ningún otro puede hacerlo.
No obstante, también puede resultar en una narración un poco menos viva, menos personal. Al tener control sobre toda la información, la fluidez y la conexión que se genera con los personajes puede ser menor, o incluso no existir en absoluto.
Es la mejor opción para una novela con varios protagonistas, o directamente una obra coral con multitud de voces que tienen algo que decir. Pero también se puede utilizar para hablar de una sola persona, dejando caer información sobre el resto de personajes... ¡o no! Como ya he dicho, se trata de un narrador muy, muy flexible.
La Segunda Persona
"Yace junto a ti de medio lado, observándote, una mano bajo la mejilla, la otra en tu espalda. Te acaricia con languidez, sin parar. Recorre tu columna, regresa poco a poco, sus dedos zigzagueando por debajo de tu pijama.
-Pero qué mona eres -dice con voz risueña-. Igual que un gatito muy, muy cariñoso.
Se acerca. Ya no te acaricia la espalda, pero sí te abraza con firmeza.
-Te quiero -suspira cerca de tu oído-. Te amo.
Te besa bajo la oreja y luego, juguetón, te atrapa el lóbulo con los labios y da un pequeño tirón.
-¿Crees que puedo molestarte un poco más y pedir un besito? -pregunta, sonriente, mientras se alza sobre los codos para mirarte."
Uno de los narradores más raros de ver, con un intenso efecto personal que puede conectar muy bien con el lector, o hacerlo fatal. Es, para mí, uno de los narradores más complicados.
El narrador en segunda persona se dirige específicamente a ti. Con la inmensa variedad de lectores que uno puede tener, necesitas mucha mano para dirigirte a una persona anónima de la que no conoces rasgos, personalidad ni gustos, y darle una lectura que vaya a disfrutar, con la que vaya a conectar y se vaya a sentir cómodo.
Como en el ejemplo que he puesto, yo lo utilizo en pequeños relatos románticos, a menudo como regalo para una persona concreta a la que ya conozco. Siempre intento no hacer que el personaje-lector actúe, piense o hable. Al fin y al cabo, ¡está leyendo! ¿No sería raro leer algo como...?
"... extiendes las manos y coges la empuñadura.
-Puedes hacerlo -te recuerda ella a tu espalda.
Tienes dudas... ¿y si no puedes? ¿Y si, al final, no eres el elegido?
Pero no hay más opciones... resuelto, tiras de la espada."
(Para nada estaba yo pensando en el rey Arturo hace cinco minutos...)
No queda mal, propiamente dicho, pero no deja de resultar algo raro estar leyendo que haces, piensas y opinas cosas que igual no encajan contigo. ¿Funciona? Sí, claro. Pero si me preguntas, prefiero darle al lector la oportunidad de conectar con lo que está leyendo o limitarse a ser un espectador: para eso están las otras dos personas narradoras.