¿Qué es lo que hace que una historia de intriga y suspense consiga atraparte? Esta cuestión debe ser la que ronda con seguridad a muchos cineastas antes de abordar un guión con aspiración de llegar a ser un buen thriller. Partiendo de la base de que no todas las películas son obras maestras, ni tan siquiera grandes películas, su respuesta no debe ser sencilla. ‘Las dos caras de enero’ es un thriller potable, incluso con buen gusto, que no llega a destacar aunque sí a engancharte durante su hora y media.
Toda buena historia de misterio e intriga debe presentarse como una flor que se abre poco a poco; atrapar la curiosidad del espectador con unas leves pinceladas a través de varios personajes intrigantes. Bien sabe Hossein Amini —guionista de la sorprendente ‘Drive’— como narrar una historia y en éste su debut como director no hace sino confirmarlo. He de confesar que mientras asistía a la proyección el marco de la historia —Grecia, primeros años sesenta— me ha parecido ya de por si fascinante, como sucedía en la grandísima ‘El hombre que sabía demasiado’ o, la que luego he descubierto tenía una relación cercana, ‘El talento de Mr. Ripley’ —tanto ésta como la que nos ocupa, basadas en novelas de Patricia Highsmith—. Me refiero a ese tipo de contexto de mediados del siglo XX un tanto exótico, de aire romántico y libre que reflejan no pocas historias ambientadas tras la Segunda Guerra Mundial.
Tenemos un novel aunque brillante contador de historias; tenemos un marco que encaja perfectamente y además, tenemos actores: el triángulo protagonista formado por Viggo Mortensen, Kirsten Dunst y Oscar Isaac funciona notablemente en manos de Amini, quien saca partido a sus cualidades para crear personajes vivos y penetrantes. Todas estas cualidades positivas no desmerecen en elogios pues no es sencillo seguir sorprendiendo a través de una trama de tintes tan ‘clásicos’ después de tantas películas inolvidables a lo largo de la historia.
‘Las dos caras de enero’ sin embargo, tiene algunas fallas que la alejan de ser notable debido a ciertos encauzamientos de la historia con el fin de sostener la acción y el suspense, así como desfallecimientos repentinos en la ambientación. Estos aspectos, por suerte, no son muy sonados por lo que la película conserva sus enteros durante los casi cien minutos que dura, manteniendo la tensión hasta un final algo complaciente. Hossein Amini puede estar orgulloso de su primer film tras las cámaras; auguro un gran futuro si sigue por esta senda. Su talento parece estar despertando, pero estoy seguro de que pronto tendrá los ojos bien abiertos.
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