Debo admitir -una vez más- que cada día me cuesta más contradecirme o llevar la contraria a lo que siento en mi interior! Como director de Excellence, librería y espacio cultural en Barcelona (www.e-excellence.es) me doy cuenta de que existen dos mundos, en el mismo mundo, como en Matrix. Tengo la costumbre de entrevistarme con cada uno de los ponentes, formadores, escritores y editoriales que pretenden hacer algún evento en nuestro Fórum, en el que realizamos a diario conferencias, presentaciones de libros y talleres, de todo tipo. Eso me brinda la oportunidad de elegir a los mejores, en este caso guiándome de la credibilidad y del mensaje coherente con lo que dicen y viven. Siempre busco que sean útiles a los asistentes y, a ser posible, que tengan el propósito de ayudar a quien les resuenen sus palabras.
Después de casi un año, me he dado cuenta de que existen dos tipos de formadores en este sector hoy tan en alza: los que pertenecen al -con perdón- Show Business que con sus palabras y puesta en escena son capaces de atraer a su público y los que, en cambio, dejan fluir sus palabras desde su propia experiencia y de su propio corazón, con el honesto propósito de ayudar a quien los escuche y les resuene, conmoviendo su interior! Supongo que ambos estilos caben en un mismo mundo, en los que algunas personas se acercan al crecimiento personal y la auto-ayuda por curiosidad o esnobismo, o aquellos otros que buscan entender la vida y lo que sienten en su interior para vivir mejor! Son dos mundos en uno mismo…
Estoy aprendiendo a convivir con ambos (y podríamos añadir un tercero, los Iluminados de la Nueva Conciencia, por llamarles de alguna manera), no obstante reconozco que me decanto por aquellos que hacen de la formación y la ayuda a los demás el propósito de su vida, como sin duda hago yo, pero teniendo en cuenta la responsabilidad y entregándose por entero, como se suele decir, en cuerpo y alma. Seguramente cada uno de ambos tipos de formadores, asesores, coach o terapeutas, cumplen su misión social, aunque los que lo hacemos desde dentro logramos -a mi modesto entender- producir realmente cambios positivos en quien nos escucha o nos lee, abriendo su mente y su corazón…
Hace unos días se me pidió que fuera el moderador de unas mesas redondas en las que se debatían temas del sector del Coaching (www.coachcongress.com), ese que agrupa a profesionales que, a partir de su formación académica, han hecho de esa habilidad su casi siempre lucratica profesión. En principio me vi a mí mismo aceptando la propuesta, aunque con miedo a enfrentarme a una situación ciertamente paradógica, en la que debía contener mi criterio personal y, por otro lado, estimular el debate para -en lo posible- cuestionar y debatir aspectos concretos de mejora en el sector. Y con ese ánimo acepté mi cometido en ese congreso. Soy una persona disciplinada y, sobre todo, respetuosa con los demás, aunque muchas veces no crea en el criterio o no coincida con él, sobre todo cuando la vanidad de algunos de sus protagonistas pasa por delante de su humanidad, humildad o ánimo de cuestionarse a sí mismos, tratando de mejor las cosas, sobre todo teniendo en cuenta la sensibilidad humana y efecto que puede tener el Coaching en el desarrollo de las personas. Supongo que habría que empezar por separar el negocio y la fama, del propósito personal e interior, aunque en el discurso todo parezca igual…
Seguirá…
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