En el día del trabajo, quiero dar mi visión particular de las cosas en lo que a relaciones laborales se refiere. Lo voy a hacer en dos partes: hoy haré una introducción del asunto y en el próximo post diré cuáles son esas dos preguntas a las que me refiero en el encabezado. Lo hago así para no hacer demasiado extenso el artículo. Vamos a ello.
RECORDEMOS QUÉ ES UNA CRISIS ECONÓMICA
Se trata de una fuerte caída del poder adquisitivo de las familias que trastoca sus hábitos de consumo. En el caso actual, recordemos que un sobreendeudamiento de los hogares (causado por la irresponsabilidad de algunas personas que decidieron vivir por encima de sus posibilidades o por culpa de las entidades financieras que incentivaron el "vivir a crédito", o ambas cosas) provocó la quiebra de una importante entidad financiera (Lehman Brothers) y puso en alerta a las restantes. Aunque el primero en quebrar haya sido un banco estadounidense, la alegría en la concesión de crédito fue general en todas las economías del "primer mundo" y por eso saltó la alerta. Todas las entidades financieras descubrieron ¿con pasmo? que habían estado prestando dinero a personas no solventes (préstamos basura) y ahora estaban expuestas a unos riesgos de insolvencia inasumibles. El efecto pánico apareció y se contagió por todo el planeta, provocando que toda la banca restringiera el crédito para corregir sus balances dando así un corte en la vena yugular que nutría la sociedad que habíamos construido y dejando que se desangrara. Teníamos una sociedad construida en torno al préstamo y, de la noche al día, se cerró el grifo. Y cuando digo "sociedad" no excluyo a nadie: hogares, empresas y administraciones públicas. ¡¡Todas viviendo por encima de sus posibilidades!!
Advertencia: no es motivo de este artículo entrar a valorar quién fue el culpable de la alta tasa de sobreendeudamiento, si las propias personas o los entes públicos y privados que favorecieron ese estilo de vida. Tampoco entraré en valorar si las medidas de choque que los distintos países optaron por poner en marcha para hacer frente al problema fueron las más adecuadas o no, es decir, si contribuyeron a solventar el problema o lo agravaron todavía más.
RECORDEMOS CÓMO AFECTÓ A LAS EMPRESAS
La bajada de poder adquisitivo de los hogares rápidamente se trasladó al consumo. Los gastos "superfluos" dejaron de hacerse y se comenzó a mirar el precio del resto de bienes de primera necesidad, apostando por aquellos con coste más razonable. Las empresas vieron mermados sus ingresos por dos vías: la gente dejaba de pagar (aumentaba la morosidad) y se consumía menos, lo cual obligaba a recortar la producción para acomodarla al nuevo escenario.
RECORDEMOS CÓMO REACCIONARON LAS EMPRESAS
Las empresas peor gestionadas "saltaron por los aires" a las primeras de cambio: la merma de ingresos les hizo entrar en números rojos y tuvieron que echar el cierre. ¡¡Primera oleada de gente al paro!!. Las que sí aguantaron tuvieron que acomodarse a la nueva situación y para ello tenían dos posibilidades de actuación; la primera consistía en compensar la caía en las ventas entrando en otros mercados en los que el consumo no estuviera tan restringido, y así fue como muchas compañías se plantearon hacerse globales y pusieron sus ojos en otros países (internacionalización). La segunda alternativa, para aquellas que no querían abrirse al exterior y preferían seguir orientadas al mercado nacional, era acomodar sus precios al nivel que los consumidores sí podían asumir por estos lares. Optar por esta segunda vía significaba lo siguiente:
a) reducir las plantillas de personal.- dado que ya no se precisaba producir tanto como en el pasado, sobraba personal dentro de las organizaciones. Consecuencia: nueva gran oleada de despidos.
b) reducir los salarios.- como hay que ofrecer los productos a precios más baratos, hay que tratar de fabricar a menos coste y esto se traduce en reducción de sueldos y otras partidas con las que se contaba (gastos en formación, dietas, incentivos, comidas de navidad, etc. etc. etc). Consecuencia: regreso a una precariedad laboral que ya creíamos superada.
c) trasladar la producción a países con costes salariales más bajos. Consecuencia: cierre de fábricas y nueva oleada de despidos.
RECORDEMOS A DÓNDE NOS LLEVÓ TODO ESTO
A día de hoy tenemos seis millones y pico de parados, la gran mayoría provenientes de los ajustes que hizo la empresa privada. ¿Queda más? Pues me temo que sí, porque la gran rezagada a la hora de acomodarse siempre es la administración pública. No olvidemos que en el sector público también hubo un sobredimensionamiento en la época de bonanza y que también debe acomodarse al nuevo escenario. Como la mayoría de los entes públicos no se rigen por criterios de eficiencia (reciben los ingresos del erario público aunque acaben en números rojos), sus gestores suelen mirar para otro lado hasta que ya no les queda más remedio: "tarde, mal y arrastro". Y ahora, casi seis años después de que las primeras empresas privadas comenzaran su ajuste, parece que los organismos públicos van a tener que sumarse a los ajustes de plantilla habida cuenta que la situación ya es insostenible. Por lo tanto, mucho me temo que las tasas de paro seguirán aumentando por culpa, esta vez, de los ajustes en las plantillas de la Administración del Estado y no tanto en la empresa privada, que ya hizo lo que tenía que hacer.
¿CÓMO SERÁ EL MERCADO LABORAL DESPUÉS DE LA CRISIS?
A esta cuestión daré respuesta en el próximo artículo, que el de hoy ya se me está quedando muy largo. Les emplazo al próximo día.
Un cordial saludo