Revista Salud y Bienestar

Las drogas y otros peligros

Por Mónica Soldevila @mosolvi

El abuso de la droga no es una enfermedad, sino una decisión. Como la de pararse frente a un coche en movimiento. No se llama enfermedad, sino falta de juicio.

Philip K. Dick

drogas4

 - Mónica Soldevila –

A lo largo de la vida, una persona se enfrentará a numerosos retos tanto personales como profesionales. Una buena educación nos preparará para afrontarlos. No podemos apartar a nuestros hijos de todos los peligros de la vida moderna pero sí podemos prepararlos para que conozcan los riesgos de las decisiones que toman y actúen en consecuencia. No se trata de hacer que tengan miedo de todo, esa tampoco sería una solución a largo plazo, sino de formarles, cuanta más información posean, mejor. Y esto, como no, hay que empezar a hacerlo desde que son pequeños. Nadie ha dicho que educar sea fácil pero los riesgos de no hacerlo pueden ser fatales para toda la familia e incluso para la sociedad, por lo tanto es un esfuerzo que merece la pena realizar.

Es importante que el niño tenga normas y obligaciones en casa, practique algún deporte (de pequeño cuantos más mejor, en la adolescencia, al menos uno, pero en serio) porque además de ofrecer al niño ventajas de salud, nos encauza hacia la adquisición de hábitos saludables y a una mejor calidad de vida. Es un complemento de la educación que ayuda, entre otras cosas, a adquirir cualidades como la honestidad, la responsabilidad, la lealtad, la devoción al deber, el respeto hacia uno mismo, la limpieza, la constancia, la paciencia, la tenacidad… al tiempo que nos prepara para la superación de las derrotas. Aquellos que de pequeños han estado en contacto con alguna actividad deportiva, adquieren hábitos positivos que, seguramente definirán su carrera de éxito en el futuro.

Los primeros retos que propondremos a un niño (aprobar una asignatura, salir en una obra de teatro, estudiarse una lección, ordenar la habitación, compartir los juguetes con sus primos…) deberán estar por debajo de sus posibilidades para que pueda alcanzarlos – aunque con cierto esfuerzo – y adquiera confianza en sí mismo. Nunca hay que exigirle más de lo que puede rendir en estos primeros retos para que no se desanime y abandone. Una vez haya adquirido confianza y seguridad iremos aumentando la dificultad – siempre dentro de sus posibilidades – pero de manera que tenga que esforzarse. Alguna vez podemos exigirle un poco más para que aprenda a encauzar la frustración de forma positiva. En este punto es importante el apoyo de sus padres para ayudarlo a analizar las causas del fracaso y encaminarle a no rendirse sino a mejorar su estrategia y su esfuerzo. De este modo en el futuro podrá actuar con determinación y no desmoronarse ante los fracasos.

Las peleas

Sin duda un niño observará escenas violentas a lo largo de su vida, directamente, en la televisión o en otros medios. Debe saber distinguir entre realidad y ficción para no imitar modelos erróneos, aprender a encauzar esa violencia y controlarla. (Comentando las películas, hablando de sus actores, del rodaje, de los especialistas en escenas peligrosas…) Los seres humanos, al igual que otras especies animales, nacemos con cierto grado de agresividad instintiva; es, por tanto, la educación la que nos diferencia de los animales.

La única manera de enseñar a un niño a controlar su agresividad es no tolerándole ningún comportamiento agresivo, ni en casa ni en ningún otro lugar. Intentaremos que el niño aprenda a rechazar la violencia injustificada: no le permitiremos abusar del más débil ni imponer su voluntad a la fuerza. También le enseñaremos a no dejarse intimidar por otras personas, actuando en consecuencia. Al mismo tiempo predicaremos con el ejemplo, unos padres que pegan a su hijo nunca podrán enseñarle a controlar su ira. Si uno no es capaz de controlarse a sí mismo, mucho menos va a enseñar a otra persona a hacerlo. Es muy importante para el desarrollo de un niño que la gente que le rodea se comporte de forma coherente. Por ello los padres deben explicar el porqué de las normas y de las prohibiciones, si no lo hacemos, estaremos imponiendo nuestra voluntad y confundiremos al niño. No es necesario dar demasiadas explicaciones, simplemente normas sencillas y claras. Uno no debe tampoco estar continuamente justificándose delante de su hijo.

La mejor manera de enseñar a un niño, recordemos, es pasando tiempo con él, hablándole, contándole historias, inventando juegos, leyendo…

El alcohol

La probabilidad de que un adolescente tenga problemas con el alcohol es mayor que la probabilidad de que consuma otras drogas ya que el alcohol es una droga legal y está presente en todos los hogares. Los problemas con el alcohol son más difíciles de apreciar porque están camuflados por convencionalismos sociales. Sin embargo, los daños de la droga son nocivos más rápidamente y la gente suele escandalizarse con más facilidad.

Es un error decir al niño que sus padres beben porque son mayores y él como es pequeño todavía no puede beber. De este modo el niño asocia el alcohol con un producto que refleja madurez. Todo el mundo ve a un drogadicto como a un enfermo y un marginado social, sin embargo, el joven que se emborracha todos los fines de semana es considerado divertido y líder del grupo. Esto es lo que hace al alcohol tan peligroso, un adolescente puede verse obligado a beber para sentirse admirado por su grupo de amigos.

Al niño debemos explicarle que no le prohibimos beber porque sea un niño con comportamientos infantiles, sino porque su hígado todavía no está desarrollado. Tiene que entender que por beber alcohol no va a convertirse en un adulto. Cuando se le permita beber, sólo significará que, al igual que su cuerpo ha alcanzado la estatura definitiva, su hígado ha terminado su crecimiento biológico. Por otra parte esto no tiene nada que ver con ser más maduro, más valiente o más simpático.

Tiene que tener claro que un bebedor es un pobre desgraciado que depende de una sustancia química para atreverse a hacer lo que cualquiera puede hacer sin tomarla.

A partir de este momento podemos explicarle cómo actúa el alcohol en nuestro cuerpo:

En una primera fase, cuando la cantidad ingerida está dentro de los límites de la persona, el hígado lo metaboliza y la cantidad que pasa a la sangre apenas tiene efectos sobre el cerebro. En una segunda fase, cuando esa dosis se excede un poco, el alcohol en sangre comienza a afectar al cerebro inhibiendo la actividad de las neuronas. Esto tiene un efecto desinhibidor de la conducta y es lo que suele buscar el bebedor social o la gente que necesita valor para afrontar alguna situación.

En una tercera fase, al seguir bebiendo, la desinhibición se hace mayor y el bebedor suele ponerse muy pesado. En una cuarta fase, si sigue aumentando la cantidad de alcohol en sangre, su efecto se nota en todas las neuronas del cerebro y disminuye su actividad. Esto se llama dormir la mona y lo buscan los que beben para olvidar. En una quinta y última fase, si el individuo no ha perdido el conocimiento y sigue ingiriendo alcohol, mueren células del cerebro y se produce un daño cerebral irreversible. Aquí entras en coma etílico.

Una persona que repite el consumo de cantidades excesivas desarrollará en su hígado mecanismos de defensa que serán fatales para su salud. El hígado fabricará más agentes químicos que necesitará para metabolizar más cantidad de alcohol, de este modo podrá ingerir más alcohol sin emborracharse. Esto termina con la degeneración grasa del hígado que puede evolucionar hasta la cirrosis, que es una enfermedad que necesita un trasplante de hígado ya que causa la muerte.

Cada vez que la dosis en sangre sube por encima de lo que puede asimilar el hígado, se está produciendo daño cerebral, este daño va empeorando si se bebe sistemáticamente incluso cuando la persona no llega a emborracharse; la destrucción cerebral puede ser enorme ya que va sumándose y es irreversible.

Un dato interesante para los adolescentes es que, el rendimiento sexual, bajo la influencia del alcohol también se ve afectado, especialmente si se supera la segunda fase antes descrita.

No debemos permitir que el niño asocie el alcohol con las situaciones festivas. No debemos autorizar a un menor a beber en las celebraciones. Las fiestas son divertidas por el ambiente y los amigos y no por los productos que en ellas se consumen.

El enfoque de la familia hacia el alcohol debe ser estricto. Si los padres hablan de los problemas de algún bebedor conocido delante del niño, el tema debe ser tratado con dureza, da igual lo simpático que sea o lo que le haya llevado a ello, lo importante es que esa persona tiene un grave problema.

Las drogas

Por desgracia, hoy en día es prácticamente imposible encontrar un entorno que esté absolutamente limpio de drogas. Por lo tanto intentar alejar a un hijo de ellas es muy difícil.

Es evidente que hay ambientes más peligrosos que otros y un padre debe saber en todo momento en qué entornos se mueve su hijo. Una persona disciplinada, que ha sido educada en la autosuperación, que es deportista, orgullosa de sí misma, feliz… tiene menos probabilidades de caer en las drogas que una persona con poca personalidad, fumadora, que se emborracha los fines de semana y que se siente fracasada.

Un adolescente necesita tener una opinión propia y firme sobre las drogas para rechazarlas y una personalidad fuerte para no ceder a las presiones que reciba. Es por ello que cuanta más información posea sobre ellas más sólida será esa opinión. Es tarea de los padres colaborar con la escuela en la formación de sus hijos y ser un modelo a imitar para ellos; es incoherente pedir a un hijo que no se drogue mientras nosotros nos fumamos un cigarro o consumimos otro tipo de sustancias. Si en la familia hay algún miembro que tiene problemas con las drogas, no podemos hacer como si no pasara nada, hablaremos de ello con el niño y le explicaremos que esa persona, que es drogodependiente, es incapaz de abandonar las drogas, que es consciente de que la droga puede más que él y que, por afecto a él, no quiere que le ocurra lo mismo.

La droga no debe presentarse como algo prohibido, peligroso y sólo al alcance de unos pocos – esto la hace más atractiva para un adolescente -, sino como algo a lo que recurren los desgraciados que necesitan apartarse de su realidad o que no tienen voluntad propia, inteligencia o determinación para decidir lo que es mejor para ellos. El niño no pensará en la droga como algo prohibido, aunque en el fondo sabrá que lo es, sino como algo despreciable.

Según el Observatorio Proyecto Hombre sobre el perfil del drogodependiente 2012, ésta es la distribución según sexo de una muestra de 2910 personas.

drogas5

La edad media se sitúa en 35,5 años, con tramos de edades que oscilan entre los 17 y 65 años.

Las frecuencias de edad se distribuyen de la siguiente manera:

El 26,4% se encuentra en la franja de edad entre los 18-28 años.

El 31,7% tienen edades comprendidas entre los 29-38 años.

Otro 22,3% se encuentra en el rango de edad 39-48 años.

Según el nivel de estudios:

drogas6

Este dato es especialmente significativo: un 79,2% del total de la muestra presenta únicamente estudios básicos o sin estudios; las personas con estudios medios representan el 14%; un 4,1% diplomados, y solo un 2% licenciados universitarios.

Edades medias de inicio en el consumo de distintas drogas psicoactivas entre la población de 15-64 años. España, 2011.

drogas7

*Tranquilizantes y/o somníferos

FUENTE: Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías (OEDT). Encuesta domiciliaria sobre alcohol y drogas, 2011.

En relación a las sustancias psicoactivas ilegales, la prevalencia entre los hombres duplica a la de las mujeres en todas las sustancias estudiadas excepto en los hipnosedantes sin receta. Destacando los casos de los alucinógenos o las anfetaminas, donde el número de hombres que consumen triplica al de las mujeres, o el caso de la cocaína en polvo, con cuatro veces más hombres consumidores que mujeres.

El consumo de sustancias psicoactivas está fuertemente asociado también a las enfermedades mentales. Según estudios realizados en los EEUU, una persona con dependencia del alcohol tiene una probabilidad 3,3 veces mayor de padecer también esquizofrenia.

drogas1El poder de las drogas es tan fuerte que las personas pierden su trabajo y a su familia por la fuerte necesidad de conseguirlas. El consumo de estas sustancias evoluciona en algunos individuos hacia pautas compulsivas de búsqueda y consumo, llegando incluso a cometer delitos graves. La persona pierde todo el control sobre sí mismo y no puede dejar las drogas sin la ayuda de familiares y/o profesionales.

En el próximo post: CLASIFICACIÓN DE LAS DROGAS – EFECTOS para explicar a niños y adolescentes.

www.educamania.es

BIBLIOGRAFÍA:

Damin, C., Di Biasi B. Venta de medicamentos fuera de la farmacia, publicidad y drogodependencia: relaciones peligrosas. Universidad de Buenos Aires, 2009.

Goldman, Howard, H. Trastornos por el uso de sustancias psicoactivas. Psiquiatría General. Ed. El Manual Moderno, S.A. 1989.

WHO (1999) Global status report on alcohol. Geneva, World Health Organization.

Kovacs, F. Hijos mejores. Guía para una educación inteligente. Ed. Martínez Roca. Barcelona. 2002.

OMS. Problemas de salud de la adolescencia. Ginebra. OMS, 1965.

UNODC (2003) Global illicit drug trends 2003. New York, NY, United Nations Office on Drugs and Crime.

ESTADÍSTICAS Y DATOS REALES EXTRAÍDOS DE:

García, J.C., Talavera, A. Menudeo de drogas. Policía Nacional. España, 2010.

Observatorio Proyecto Hombre sobre el perfil del drogodependiente. España, 2012.

PÁGINAS WEB:

Observatorio Europeo sobre Drogas y Toxicomanías:

http://www.emcdda.europa.eu/

Plan Nacional sobre Drogas, Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad:

http://www.pnsd.msc.es/

Proyecto Hombre:

http://proyectohombre.es/


Volver a la Portada de Logo Paperblog