Las elecciones de Madrid se han convertido en la gran oportunidad que esperaban millones de españoles para vengarse de Pedro Sánchez. Muchos ciudadanos víctimas de su mal gobierno, seres atormentados y arruinados por la mala gestión de la pandemia y el desastre económico, le están esperando para darle una bofetada memorable. La cola de los damnificados por el "sanchismo" es enorme y todos ellos sueñan con castigarlo. Muchos de los que voten por Ayuso lo harán para castigar a Sánchez. En la cola del anti sanchismo, con el cuchillo entre los dientes, están los desempleados, los autónomos, los arruinados que han tenido que cerrar sus negocios, los que sienten asco de la corrupción y los que sufren porque España está siendo destrozada por ese presidente del gobierno que ordena y manda rodeado de secuaces impresentables, verdaderos enemigos de España: bolcheviques de Podemos, golpistas catalanes, independentistas catalanes y vascos y socios del terrorismo etarra, todos ellos integrando la corte maldita del sanchismo. —-
El gran mérito de Isabel Díaz Ayuso ha sido convertirse en la mejor "venganza" contra Sánchez, en el símbolo del anti sanchismo y en catalizadora del rechazo a ese socialismo que, en manos de Sánchez, ha destrozado la democracia y conduce a España hacia la ruina y el fracaso. La mayoría de sus partidarios no son de derecha, ni seguidores del PP, sino simplemente damnificados del sanchismo y gente que ama a esa España que Sánchez y los suyos pisotean a diario.
Los sondeos de opinión detectan ese anti sanchismo militante y pertinaz que espera vengarse el 4 de mayo. En España siempre se ha votado "contra" un partido, más que "a favor" de otro, pero jamás se había alcanzado tanto rechazo como el que lastra ya al sanchismo y lo convierte en una opción abonada a la derrota.
Por muchos paniaguados y por muchos débiles y sometidos que estén dentro de la enorme red clientelar del sanchismo, mucho mayor es la cofradía de los que le odian por el daño terrible que está causando a España, a su economía, a su futuro, a sus ilusiones y esperanzas.
¿Quién va a votar a Sánchez, aparte de los corrompidos, los adictos a repartirse el botín del poder y los que saben que sólo prosperarán si el partido les apoya? Nadie que sienta dolor por la decadencia y la caída de España puede votar a la tribu que nos gobierna. No pueden votarle los desempleados, que son millones, los demócratas, que son todavía más, los que están en el limbo de los ERTES, los arruinados que han cerrado sus negocios, los obligados a pagar impuestos abusivos, los que odian el despilfarro y la ostentación del gobierno, los cristianos, que se sienten perseguidos, lo familiares de las victimas del COVID, que se lamen las heridas después de ver que muchas de esas muertes se deben a la torpeza y negligencia del gobierno, los que sufren el azote de la inmigración ilegal descontrolada, en la que conviven personas decentes y deseosas de trabajar con miles de extranjeros agazapados en los barrios esperando la ocasión para violar y delinquir, los que se desesperan esperando vacunas, que no llegan, los millones de españoles decentes y los que se sienten heridos porque la nación a la que aman, España, está siendo pataleada por el sanchismo y sus secuaces catalanes, vascos y totalitarios, todos ellos carroñeros que esperan despedazar pronto el cadáver de la patria común.
Isabel Díaz Ayuso es el puñal que el destino ha puesto en manos de millones de españoles indignados y cabreados con un gobierno sanchista que está destrozando a España.
De alguna manera, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y la chusma antiespañola que acompaña y arropa al gobierno son los grandes valedores de Isabel Díaz Ayuso, a la que han convertido en venganza. No en vano, Pedro Sánchez es el líder europeo más odiado por su propio pueblo.
Francisco Rubiales