Las embarazadas expuestas a humo de carbón y pesticidas son más propensas a tener bebés con defectos congénitos en una cantidad de hasta cuatro veces mayor que las que no entran en contacto con estos agentes químicos. La solución es sencilla en la mayoría de los casos, en las que sí es posible evitar este contacto por parte de las madres, que deben alejarse de esto para poder tener unos bebés más sanos.
Para llegar a esta conclusión, se estudiaron 80 bebés recién nacidos, además de fetos abortados con defectos de médula espinal y cerebrales, descubriendo que las placentas de sus madres tenían cantidades más altas de químicos que las de los bebés sin problemas de este tipo. Este estudio ha sido realizado en China, y se considera que la contaminación ambiental es clave en esto.
Si bien es cierto que estos defectos desde hace tiempo se vinculan con la obesidad materna, diabetes y deficiencia de ácido fólico, entre otras, la verdad es que esta es una situación que deja que pensar, y si bien la solución se plantea como fácil en muchos casos no se puede evitar. Los defectos de cerebro y médula espinal son comunes, suceden en uno cada mil nacidos vivos en Estados Unidos, mientras que en la provincia de Shanxi aumenta a 14 de cada mil bebés.
Por tanto, se debe evitar el humo del carbón, sobre todo en la preparación de comidas que es más común, y evitar el contacto con pesticidas durante el embarazo. Las consecuencias pueden ser muy graves.