En 1994 se aprobó en el Estado español la ley para la legalización de las Empresas de Trabajo Temporal. La "clase obrera" no intuyó lo que esta ley iba a suponer y las consecuencias que iba a conllevar para sus intereses.
La trituradora de la "clase obrera" se iba a poner en marcha para liquidar los pocos derechos que aún estaban en posesión del trabajador. La connivencia de los intereses del Capital y el Estado pasó como una apisonadora por encima de los intereses del trabajador sin ningún tipo de contemplaciones.
La meritocracia se impusó como modelo e ideología uniformizadora que destruyó los pocos valores que aún quedaban entre la "clase obrera", lo que significó la guerra de todos contra todos. La que supondría una concentración de riqueza y poder por parte del Estado y el Capital en detrimento de las clases desposeídas y la muerte del movimiento obrero.
En la actualidad el 27% de los asalariados tiene un contrato temporal (trabajadores de segunda categoria) con un 20% de paro entre la población activa.