Artículo cedido por nuestro amigo Frans Bakker
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En España el problema del paro es estructural
Quien culpe de la crisis económica exclusivamente a los grandes bancos, las multinacionales y los especuladores, no quiere entender que España, con un paro de unos 20%, tiene un grave problema de empleo adicional que no tiene nada que ver con la crisis mundial, puesto que desde la transición las cifras del paro nunca han bajado del 8,5%, mientras que ha habido períodos bastante prolongados en que el paro ha superado el 20%. Son cifras que ningún país que se considere civilizado y próspero se puede permitir.
Un problema de paro estructural significa que no hay suficientes empresas para absorber a una parte significativa de la población activa, al margen de cualquier otra explicación que el paro pueda tener, p.ej. un mercado laboral deficiente.
Para desarrollar mi argumento, vamos a comparar las cifras del paro en dos países muy distintos: por un lado España, país maravilloso en que tengo el privilegio de vivir, y por otro lado Holanda, otro país maravilloso en que he tenido el privilegio de nacer y crecer.
El paro y los autónomos en Holanda
Gráfico 1: Evolución del desempleo en España y los Países Bajos. Fuente: INE (España) y CBS (Países Bajos).
Holanda en estos momentos es posiblemente el país más dinámico de Europa: la crisis internacional apenas afecta a aquel país, el paro no supera el 4,5%, y una persona gana el doble o más por el mismo trabajo que en España, y además, trabaja menos horas. Sobre todo la evolución de las cifras de paro en los dos países llama la atención como demuestra el gráfico 1: la cifra más alta registrada alguna vez en Holanda no llega ni a la cifra más baja de España.
No obstante, la cifra de 8% de paro (1983) fue una experiencia traumática en Holanda, algo que no debía pasar nunca más. La clave para recuperar el pleno empleo se encontró en la desregulación: la simplificación o derogación de aquellas leyes y obligaciones legales que impidan la creación de empresas y su posterior desarrollo.
Sin embargo, no se empezó de verdad a profundizar en la desregulación antes de 1996, cuando se derogó la llamada ley sobre la creación de empresas, que obligaba a cada empresario a demostrar mediante diplomas y títulos tener la debida cualificación profesional para ejercer su actividad comercial. Fue derogada para cualquier actividad, excepto aquellas que afecten a la salud, la vida o la seguridad del cliente o de la población (médicos, arquitectos, ingenieros, abogados, etc.). Dicha derogación resultó ser un importante estímulo para darse de alta de autónomo[1] y la creación de empresas de vario tipo, puesto que con esta derogación, había desaparecido una importante barrera para ser autónomo o tener una empresa.
La única barrera que siguió existiendo era la obligación de contratar un seguro médico privado. En 2006 se regulaba por ley las primas a pagar y la cobertura médica que cada aseguradora hubiera de garantizar. La prima consiste desde entonces de una cuota fija, que en 2010 no superaba los 90 € por mes por familia, más una cuota variable que depende de los ingresos netos obtenidos por el trabajador o autónomo (para rentas inferiores a 30.000 € menos del 4%). Importante sin embargo es observar que el cálculo y el pago se realizan a posteriori y se suele abonar semestralmente o anualmente, junto con las demás obligaciones tributarias.
Gráfico 2: la evolución del paro comparado con el número de autónomos en Holanda: claramente se ve como la bajada gradual del paro coincide con el aumento del número de autónomos a partir de los años 90.
Coincidiendo con la implantación de la desregulación el número de autónomos y pequeñas empresas creció de manera importante hasta tal punto que ahora se atribuyen las bajas cifras de paro registrado en Holanda a la facilidad con que se crea una empresa y a los bajos costes que conlleva ser autónomo. En gráfico 2 se ve claramente la relación entre el número de autónomos y las cifras de paro en Holanda.
El paro y los autónomos en España
A diferencia con Holanda, España ha ido perdiendo autónomos gradualmente desde los años 70, sin apenas recuperación en épocas de bonanza económica, como demuestra el gráfico 3.
Gráfico 3: la evolución del paro comparado con el número de autónomos en España: se ve como España ha ido perdiendo autónomos a lo largo de los últimos 40 años, sin recuperarse siquiera en épocas de bonanza.
Llama la atención la evolución de las cifras entre el 1994 y 2007: el paro se redujo, bajando a la vez el número de autónomos. O, lo que es lo mismo, a pesar de que en aquella época 2 de cada 3 empleos europeos se crearan en España, no hubo creación neta de empresas, más bien lo contrario.
Hemos aquí la clave de los problemas con el paro en España: no hay suficientes empresas y lo que es peor: hay cada vez menos.
Quien dice empresas, dice autónomos, porque cada empresa, hasta la multinacional más grande, alguna vez en su historia ha empezado con un autónomo. Por tanto, entender los problemas de los autónomos, es encontrar una solución para la falta de empresas en España.
Los problemas de nuestros autónomos empezaron ya con la creación en 1970 del propio Estatuto del Trabajador Autónomo plasmado en Decreto 2530/1970. A partir de su entrada en vigor, cada autónomo se encontró de repente con la obligación pagar mensualmente una cantidad fija de dinero a la Seguridad Social, que no guardaba relación alguna con los beneficios que había obtenido. Inicialmente esta cantidad era relativamente asequible con unos 85 € (expresados en precios de ahora) si se compara con lo que hay que abonar hoy en día (unos 223 € en precios de ahora).
In 1983 hubo una importante subida en las cotizaciones a la Seguridad Social que casi las duplicó. El argumento era que lo cotizado no cubría las necesidades de protección social de los autónomos. Se sospecha sin embargo que el auténtico fin era utilizar los autónomos como vaca lechera para la caja de la Seguridad Social. In 1993 hubo otra subida importante en las cuotas a pagar. En ambos casos las subidas fueron la antesala de un fuerte deterioro en el número de autónomos, como demuestra gráfico 4.
Gráfico 4: Relación entre la cotización mínima a la S.S. y el número de autónomos: cada vez que haya una subida en las cotizaciones, baja definitivamente el número de autónomos para no recuperarse jamás. Las cifras de autónomos se expresan en decenas de porciento para que se vea mejor la relación entre número de autónomos y la cuota a pagar a la S.S.
Gráfico 4 nos enseña con toda claridad que el gasto fijo de las cotizaciones a la SS tiene el efecto perverso de constituir una importante barrera para ser autónomo en España. Dificulta la entrada de nuevos autónomos en épocas de bonanza mientras fomenta la pérdida de autónomos en tiempos de crisis, dificultando así la recuperación económica después de una crisis.
Sin embargo, la recaudación de las contribuciones a la Seguridad Social como cuota fija no es la única barrera con que se enfrentan los autónomos. Hay dos más que tienen su origen en el propio Estatuto de los Trabajadores Autónomos. Son 1º: la obligación de adelantar cada cuatro meses el 20% de los beneficios en concepto de IRPF, y 2º: la prohibición de contratar a familiares directos como trabajadores en su negocio.
La primera barrera tiene el efecto de mermar la solidez financiera del autónomo ya que no puede disponer de este 20% mientras que este se encuentre adelantado en Hacienda, aunque este último se lo devuelva en caso de rentas bajas. La segunda barrera supone un importante aumento de costes laborales, puesto que el 70% de las empresas en España son empresas familiares.
Reformar el Estatuto de los Trabajadores Autónomos
La siguiente tabla demuestra las principales diferencias para los autónomos entre Holanda y España:
Holanda España
Cotizaciones a la SS Porcentaje de los beneficios que se cobra junto con el IRPF. Cantidad fija por mes que no guarda relación alguna con los beneficios.
Seguro médico De obligatoria contratación en el mercado. Incluido en SS.
IRPF Primera declaración 5 años después de la alta como autónomo. Desde el principio, cada tres meses el adelanto del 20% de los beneficios.
Familiares Pueden trabajar sin restricciones. Sólo pueden trabajar siendo autónomos.
Se aprecia claramente que en Holanda el autónomo encuentra muy pocas restricciones a la hora de desarrollar su actividad (únicamente el seguro médico), mientras que en España desde el momento que inicie su actividad, ha de contar con importantes gastos fijos que tiene que afrontar sí o sí.
Urge por tanto hacer una reforma profunda del Estatuto de los Trabajadores Autónomos en los tres siguientes aspectos:
- 1. Las cotizaciones a la Seguridad Social deben recaudarse a posteriori y deben guardar una estrecha relación con los beneficios conseguidos.
- 2. Las obligaciones tributarias han de limitarse a una declaración de la renta por año, sin la obligación de adelantar trimestralmente el 20% de los beneficios obtenidos.
- 3. Libre contratación de familiares.
Como en España la Seguridad Social es una caja separada de los presupuestos del Estado que se nutren fundamentalmente de los impuestos, me puedo imaginar el siguiente esquema organizativo para establecer la deseada relación entre las cotizaciones a la S.S. y los beneficios del autónomo:
- 1. La base de cálculo de las cotizaciones será la declaración anual de la renta.
- 2. La declaración de la renta establecerá para el año que viene la cotización a pagar a la S.S., que dependerá de los beneficios declarados.
- 3. Estas cotizaciones se establecerán según un baremo, con una tarifa de 0 €, o como mucho de 50 € para las rentas más bajas.
- 4. Las cotizaciones irán subiendo en escalones de 50 € por cada x € de beneficios declarados.
Con estos sencillos cambios en el Estatuto de los Trabajadores Autónomos la cifra de paro puede reducirse fácilmente un 5% en el conjunto de España, y tal vez hasta un 10% en Andalucía, donde se concentra la cuarta parte de los parados de este país. Más de un fontanero, albañil, electricista, informático o peluquera, que ahora sobrevive a duras penas en la economía sumergida, aprovechará la oportunidad de regularizar su negocio y llevarlo dignamente, tal como ya ha pasado antes en Holanda.
De esta manera el sector de los autónomos no sólo puede, por fin, desempañar su papel de amortiguador contra el paro en épocas de crisis, sino también contribuir a dinamizar y diversificar la economía, lo cual es fundamental para la reducción del paro a largo plazo y el aumento de los sueldos reales.
El mercado laboral
Los efectos para el funcionamiento del mercado laboral serán muy positivos puesto que a más empresas, más puestos de trabajo. Ahora, para que del llamado diálogo social surja un mercado laboral eficiente, sólo tiene que cumplirse la imprescindible condición que tanto sindicatos como organizaciones patronales representen a los que dicen representar (trabajadores y patrones). En la actualidad no es así.
Las generosas subvenciones que reciben sobre todo los sindicatos han provocado que para su subsistencia no necesiten a sus afiliados para nada, impidiendo así que extendiesen su de por si paupérrima afiliación de menos del 20% de los trabajadores a otros colectivos más allá de los funcionarios y los trabajadores en las grandes empresas (en general con contratos fijos). En España los sindicatos no han evolucionado, defendiendo todavía posturas basadas en las relaciones laborales del siglo 19, pero que hoy en día han quedado insostenibles en una sociedad donde cada trabajador quiere, y en teoría puede trabajar a su manera.
Las subvenciones a sindicatos y organizaciones patronales han de retirarse. A los últimos porque no las necesitan y a los primeros porque sólo como organizaciones independientes los sindicatos podrán reencontrarse con el colectivo a que dicen representar. Tal vez no sea necesario retirarles las subvenciones por completo, pero sí tienen que reducirse hasta tal punto que los ingresos por afiliación siempre superen ampliamente las subvenciones que perciban. Incluso, las subvenciones han de concederse estrictamente en función de la afiliación.
Sólo de esta manera los sindicatos estarán obligados, si quieren mantener su nivel actual de ingresos, a extender su base de afiliación a aquellos trabajadores que hasta ahora se han quedado prácticamente sin representación sindical: los muchos mileuristas con contratos temporales y los parados. Necesariamente cambiarán su postura acerca del mercado laboral a favor de una mayor flexibilidad. La reforma laboral que salga de un diálogo entre organizaciones independientes con una amplia y sólida base social, será la que quiere y necesita la sociedad. Saldrá pacíficamente sin grandes revueltos sociales. Así es como se resuelvan los asuntos sociales de gran calado en los demás países civilizados. Si lo logramos, habremos ganado mucho.
[1] Una observación sobre la definición de “autónomo” en Holanda en España. En Holanda se considera “autónomo” cualquier persona física que trabaje por cuenta propia. No obstante, el autónomo que trabaja para un único cliente, se considera por ley tener una relación laboral con él, y por tanto no se considera autónomo. Tampoco se incluye en el colectivo de los autónomos los administradores de las sociedades, como sí es el caso por ley en España, y ni los familiares que trabajen en el negocio del autónomo tienen la obligación de serlo, como también es el caso por ley en España. Esta diferencia en definición puede explicar la diferencia en horquilla entre que se mueven las cifras de los autónomos. Sin embargo, importantes son las diferencias de tendencia en la evolución de las cifras de los autónomos respecto al paro, que en el caso de España y Holanda, muestra patrones completamente opuestos.