Todo el mundo ha escuchado hablar de las fuentes de energías alternativas, y casi siempre la suelen asociar, como si de sinónimos se tratasen, con las fuentes de energía renovables o energías limpias. En muchas ocasiones las definiciones que se dan, por ejemplo Wikipedia, pretenden hacer creer a la gente que el origen de tales fuentes de energías alternativas está asociada a una creciente preocupación por el medio ambiente y el impacto que el uso de la energía tiene sobre el clima global. Aun cuando, evidentemente algunas de las fuentes de energías alternativas podría ayudar a mitigar considereablemente el impacto del uso de la energía en el medio ambiente, muchos de los promotores de las energías alternativas no necesariamente están tratando de proteger al medio ambiente sino utilizándolo como excusa para crear un optimismo exacerbado sobre el futuro de la energía y de sus mercados en el planeta.
Las fuentes de energías alternativas son un concepto netamente geopolítico. Cada país o nación, luego de realizar una exhaustiva exploración de todos sus recursos naturales disponibles, decide en función de ese análisis determinar cuáles son sus posibles fuentes de generación energética para las próximas décadas. Atendiendo a su política energética, cada país evalúa cuál de todos los posibles candidatos resulta ser la fuente que provea la mayor seguridad energética al menor costo posible. Dependiendo de la realidades de cada nación, educación, cultura y condiciones económicas, la protección del medio ambiente podría jugar un rol fundamental al momento de decidir cuál será la fuente más conveniente para dicha nación.
En cualquier caso debemos entender que las energías alternativas no son las mismas para todos los países en el planeta, ya que dependen básicamente de los recursos naturales locales y de sus capacidades para utilizar dichos recursos. Históricamente cada país ha desarrollado una matriz energética que ha respondido a la disponibilidad de las fuentes, disponibilidad de tecnologías y a los bajos costos de producción más que a cualquier otro parámetro. Durante el siglo 20 el principal motor energético del planeta fue el carbón, no el petróleo como muchos suelen creer, un combustible de muy bajo costo, fácil de explotar, de transportar y de transformar en energía eléctrica. Por ello, casi la totalidad del planeta dependía en buena manera de dicho combustible para su crecimiento y desarrollo. El petróleo surgió como una segunda fuente de energía de muy bajo costo que ha resultado ser mucho más versátil en su utilización y ha impactado de manera más directa en el desarrollo de los países a nivel mundial. Durante casi todo el siglo 20 los países dependienron de la tecnología desarrollada, básicamente por los Estados Unidos de Norteamérica, para la explotación exclusiva de estos dos recursos naturales. Incluso la explotación y uso del carbón y del petróleo hizo prácticamente inviable a cualquier otra forma de energía desde el punto de vista de los costos de producción. El planeta creció aceleradamente gracias a unos recursos energéticos que se explotaban a precios irrisorios y que en ningún momento se contemplaba el costo asociado al impacto ambiental que se causaba con su explotación. Esta realidad comenzó a cambiar en la década de los años setenta, cuando los Estados Unidos se enfrentaron a un hecho inminente; como principales consumidores y productores de petróleo del planeta habían llegado a su máximo histórico de producción, y de allí en adelante se sabía que su producción petrolera iba en declive. Aunado a este hito histórico, los países arabes de la recién formada OPEP ejecutaron un bloqueo petrolero a Estados Unidos que disparó todas las alarmas y alertas en este país. Como consecuencia de esto se toman innumerables medidas y acciones para constrarrestar la nueva dependencia de países exportadores de petróleo. Una de esta medidas fue la creación del Departamento de Energía de los Estados Unidos, quién comenzó a modelar desde su creación el comportamiento mundial de los mercados energéticos. Desde establecer rapideces máximas a los vehículos, cambiar de petróleo a carbón como fuente principal en menos de cinco años, hasta la invención de un nuevo concepto: las energías alternativas. Este nuevo concepto simplemente buscaba mecanismos de creación de nuevas fuentes de energía distintas a los combustibles fósiles de los cuales Estados Unidos ya no tendría más el control del mercado mundial. La idea básica era buscar cualquier fuente o forma de energía que pudiese ser creada, explotada o producida dentro del territorio americano a fin de eliminar la dependencia de los países productores de petróleo. Esta nueva realidad que presentaba un mercado energético limitado para suplir las necesidades del planeta se esparció como un virus y comenzó a impactar las políticas energéticas de todos países del planeta, en donde todos comenzaron a pensar en la búsqueda de energías alternativas. Con el tiempo, para poder competir con los bajos precios a los que aún se siguen explotando los recursos petroleros y carboníferos, se le asocia a las energías alternativas una componente de protección o de benévola con el medio ambiente para poder competir, ya no con precios sino en conciencia en la preferencia de las sociedades.
Así la energías alternativas son un concepto muy amplio y variado que depende exclusivamente de como las defina cada país o región. La energía nuclear por ejemplo, puede ser una energía alternativa para muchos países pero no para Francia, donde este tipo de fuente suple más del 80% de su energía eléctrica. Para Francia las fuentes hidroeléctricas pueden ser una fuente de energía alternativa pero no para Brasil o Venezuela, donde la hidroeléctrica proveen un alto porcentaje de su generación eléctrica.
Hoy día, se suele creer que las únicas fuentes de energía alternativa son la eólica, solar, mareomotríz, o las que se encuentran en todas partes en el planeta. Y esto tiene sentido, porque es necesario crear un mercado de gran evergadura para que la tecnología pueda desarrollarse adecuadamente y cuente con los recursos necesarios para establecerse. Pero esto no debe asumirse así, ya que cada país debe evaluar sus recursos y desarrollar las habilidades técnicas para explotarlos de manera local. Con ello evitará la dependencia de otros países y garantizará su seguridad energética para su crecimiento futuro.
Evidentemetne hay que utilizar las tecnologías que se desarrollen en cualquier parte del planeta, pero es necesario que los países tomen conciencia de que dichas tecnologías se están desarrollando e impulsando fuertemente para garantizar el control de los nuevos mercados energéticos. La energía siempre será el principal producto a consumir por cualquier nación, y para garantizar un crecimiento independiente y real de cualquier país, es necesario que desarrolle sus propias fuentes de energía. Es el único camino posible para el crecimiento económico independiente de nuestras naciones.