Inicio del capítulo XXIII de la segunda parte del Quijote (1615), donde el protagonista explica a sus acompañantes su experiencia en el fondo de la cueva de Montesinos. Apenas ha estado en ella unas horas, cuando el cree haber pasado tres días enteros, en parte porque se adormeció y le pareció luego despertar y adentrarse en un castillo transparentes, donde halló al mismísimo Montesinos, que a su vez le explica por qué está allí. Lo que interesa de este capítulo es, a efectos filosóficos, que en Don Quijote se dan las mismas razones que alega Descartes para defender su argumento del sueño, esgrimido en el Discurso del método (1637) y luego en las Meditaciones (1641).