Podían ser infieles
La sociedad de Esparta era una sociedad de soldados de la que apenas quedan restos arqueológicos. Sólo se recuerda su prestigio gracias a la grandeza histórica y el coraje de sus hombres, sus leyes verdaderamente rígidas y el poderío de una ciudad que no necesitaba de murallas para sentirse segura.
La ciudad era como un campamento militar donde debía observarse un modo de vida establecido, la unidad y el orden social estaban garantizados, mientras que la economía no pasaba del nivel más rudimentario que pueda imaginarse, al punto que Platón encontró admirable ese modelo.
La educación espartana, agogé, se caracterizaba por ser por ser obligatoria, colectiva, pública y destinada en principio a los hijos de los ciudadanos, aunque parece que en ocasiones se debió admitir a ilotas o periecos, y los hijos de un ateniense como Jenofonte se educaron en Esparta. La educación espartana estaba enfocada principalmente a la guerra y el honor, hasta tal punto que las madres espartanas decían a sus hijos al partir hacia la guerra: "Vuelve con el escudo o sobre él", en referencia a que mantuviesen el honor y no se rindiesen nunca aunque con ello perdieran la vida.
La educación de las niñas se encaminaba a crear madres fuertes y sanas, aptas para engendrar hijos vigorosos. Por ello, insistía igualmente en la educación física, así como en la represión sistemática de los sentimientos personales en aras del bien de la ciudad. Terminaba a la edad de catorce o quince años, edad en la que contraían matrimonio con un soldado y pasaban de la vida pública a la privada.
Jóvenes espartano ejercitándose, Edgar Degas
Era la condición política por excelencia la igualdad y no se aceptaban diferencias económicas de ningún tipo, todo lo cual permitía la exigencia de una fidelidad total y absoluta a la comunidad.
Por otro lado, la mujer espartana gozaba de mayor libertad que la ateniense en todo sentido, puesto que no tenían que soportar tal grado de reclusión y podían participar en ejercicios gimnásticos y en torneos desde su infancia.
De esta forma en esta sociedad tan austera y ordenada, y por más que resulte extraño, las mujeres estaban autorizadas a ser adúlteras. La mujer tenía permitido tales acciones, en un caso, que el hombre al que se entregara fuera más alto y robusto que su anterior marido, se entendía y no había reproche ni jurídico ni social si una mujer caía en los brazos de alguien físicamente mejor que su marido.
Todo un avance! No?