Revista Cultura y Ocio
"En el mar Negro, el Mediterráneo, el Pacífico, el Ártico, el Atlántico; en alcantarillas, en trincheras, en alta mar, en el cielo, se libraba una guerra. A veces daba la impresión de que la guerra quedaba lejos, de que casi ni la había, pero entonces una madre o una esposa colocaba una estrella dorada en la ventana del salón (su hermano, su marido, su hijo, nuestro vecino) y la guerra se convertía en algo personal."
Hay momentos históricos que conocemos de sobra, y otros que parecen haber caído en el olvido. Todos conocemos lo sucedido en Hiroshima, por ejemplo, pero poco se ha escrito sobre el camino científico hasta llegar a ese punto. Por eso me llamó tantísimo la atención este título y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Las esposas de los Álamos.
Utilizando un plural colectivo como voz de narrador omnisciente, percibimos como si se tratara de una colmena, las sensaciones y sentimientos de un grupo de mujeres que fueron enviadas a vivir junto con sus maridos a Los Álamos. Allí, entre el secretismo de aquello que no se podía siquiera decir en susurros, convivirían durante los meses que duraron las investigaciones que dieron lugar a la bomba atómica. Sus pensamientos, sus familias, sus orígenes, orgullos y preocupaciones, así como las notas discordantes dentro de esta familia obligada, quedan patentes a través de una voz global.
Lo primero que llama la atención cuando uno se sumerge en esta lectura es el uso de un narrador omnisciente colectivo. Un recurso con el que me he tropezado muy pocas veces y que, si se trata de una novela no demasiado extensa, permite disfrutar al lector de una visión global a la que no está acostumbrado. Hago la puntualización de novela no muy extensa, porque puede resultar reiterativo comenzar diciendo "Algunas..." en un número muy elevado de frases. Sin embargo, en la novela de la que hablamos hoy no sucede eso, ya que Tarashea ha sabido organizar el texto para que no nos resulte aburrido o incluso fatigoso el uso de este recurso. Este narrador supone además que los personajes pierdan fuerza de manera individual para dárselo al grupo, convirtiendo en protagonista a este colectivo que no se conforma por un grupo de amigas, sino por un enorme grupo de mujeres de distintos orígenes, estudios y lugares, que se vieron obligadas a vivir allí. Ya solo por esta peculiaridad, merece la pena leer el título que os traigo hoy. Pero en realidad hay muchas otras razones.
Todos conocemos lo sucedido en Hiroshima y Nagasaki en el año 1945, sesenta años después esa imagen en forma de hongo, sigue poniendo la piel de gallina a cualquiera que se pare a pensar un momento en lo allí sucedido. Sin embargo, poco se ha escrito en la ficción sobre el denominado "Proyecto Manhattan" y es ahí donde se sitúa la autora para dejarnos una obra de ficción construída sobre lo que pudo ser vivir ese momento. La novela, que comienza en el año 1943 va dejando al lector un rastro de pequeños testimonios a modo de pistas con el que formar un puzzle colectivo de la vida cotidiana de quienes fueron las protagonistas secundarias de los desconocidos que integraron este proyecto en su ubicación de Nuevo México. La historia parte de las presentaciones al momento en que sus maridos reciben la visita que los recluta, la incertidumbre del destino que les ha tocado y también del trabajo que realizan y del que no hablan al llegar a casa. Lo anécdotico se torna inquietante cuando, escrutando en los comportamientos de sus esposos, comienzan a atar cabos que no quedan siquiera reflejados en la novela. Ellas no podían preguntar y ellos tampoco podían dar respuestas, el tema era un territorio prohibido exactamente igual que la ubicación de esta ciudad era un secreto para el resto de la población. Nos relata la autora pequeños detalles, reconocibles a la perfección, de la vida cotidiana, y aprovecha entre ellos para describirnos, por ejemplo, la visita de un hombre de 35 años en las primeras páginas al que reconocemos como Oppenheimer.
La historia avanza, la de ellas, con la mirada puesta en la labor difusa de sus maridos y el interés extra para el lector que supone el saber a qué se dedicaban ellos realmente. Y pasan los meses, y percibimos las tensiones que aumentan en la misma medida que lo hace la población que, fingiendo una normalidad no tan real como puede parecer vista desde fuera, ve como nacen niños. Y al igual que muchos tememos que un aumento de tensión provoque una explosión, se escuchan ecos en la distancia de estas. Ecos que el lector sabe que finalizarán con esos dos terribles sucesos que terminaron la Guerra. Precisamente por eso es imposible apartar la mirada del libro, queriendo conocer las reacciones de quienes crearon el arma más destructiva que se conoce. Y Tarashea nos las muestra.
Las esposas de los Álamos es un libro sorprendente que cuenta una historia eclipsada por su resultado y lo hace además dando la voz narrativa a quienes estuvieron en un segundo plano. El resultado es una estupenda novela cuya lectura os recomiendo.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias