Entre las personas más influyentes que modelaron la América postcolombina se cuentan no sólo los conquistadores, que la ganaron militarmente, sino también aquellos que la conquistaron ideológicamente: los misioneros. Los núcleos religiosos adquirieron una gran importancia en los primeros tiempos de la colonización y dejaron, además de su impronta mental, un conjunto de edificios y espacios que aún perduran.
En la provincia argentina de Córdoba se encuentra uno de los conjuntos religiosos más importantes del país: las Estancias Jesuíticas, siete lugares que fueron sede de esta orden religiosa en las poblaciones de Córdoba capital, Colonia Caroya, Jesús María, Santa Catalina, Alta Gracia, La Candelaria y San Ignacio. La Manzana Jesuítica de Córdoba es la más importante de ellas.
Cada Estancia está formada por una iglesia y un conjunto de talleres y tierras de las que vivían los misioneros; que dieron origen a las actuales ciudades. A mediados del siglo XIX fueron nacionalizadas y hoy se pueden visitar para acercarse a la vida de las comunidades monásticas de Sudamérica. Por su valor histórico, la UNESCO las declaró Patrimonio de la Humanidad.
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