Io, Europa, Ganimedes puer, atque Calisto
lascivo nimium perplacuere Iovi.Simon Marius, Mundus Iovialis
Uno de los últimos libros que he leído es “Los Médicis”, una historia de esta familia que dominó Florencia durante siglos y que, aparte de sus intrigas y avatares políticos, contribuyeron al desarrollo de la ciencia y el arte como pocos en el mundo. El libro fue un encago a Alexandre Dumas, emigrado en ese tiempo a Florencia para huir de sus descalabros económicos. Uno de sus beneficiados por los Medici fue Galileo Galilei y esta es la historia de su agradecimiento.
Galileo Galilei
Entre 1605 y 1608 Galileo Galilei fue tutor para las matemáticas de Cosimo Medici. Su alumno fue nombrado Gran Duque de la Toscana en 1609, con apenas 19 años, y Galileo fue nombrado en 1610 Catedrático de Matemáticas en la Universidad de Pisa. Entre diciembre de 1609 y enero de 1610 es cuando Galileo hizo su descubrimiento de las cuatro lunas de Júpiter, las ahora llamadas lunas galileanas: Io, Europa, Ganímedes y Calisto. Galileo quiso aprovechar esta observación para ganarse el favor de su antiguo alumno y ahora señor de Florencia. Así que, armado de su mejor prosa, escribió una carta al secretario del Gran Duque en estos términos:
“Dios me ha bendecido para revelar a mi señor mi devoción y mi deseo de que su glorioso nombre viva entre las estrellas, y ya que he sido yo el descubridor y por tanto con el derecho a ponerles nombre, deseo inscribirlas para la posteridad con el nombre del Gran Duque”.
Galileo le proponía llamarlas Cosmica Sidera (“estrellas de Cosme”), en honor de Cosme II, pero se le sugirió cambiar el nombre a Medicea Sidera (“estrellas de los Medici”), y honrar así a los cuatro hermanos de la familia.
Cosme II
Los descubrimientos de Galileo fueron recogidos en su obra Sidereus Nuncius (Mensajero Sideral), obra en la que no se menciona de manera explícita la teoría copernicana según la cuál los astros giran en torno al Sol, y no a la Tierra como preconizaba la teoría geocéntrica de Ptolomeo. Pero Galielo ya conocía y aceptaba la obra de Nicolás Copérnico, y sus descubrimiento de las cuatro lunas de Júpiter era un argumento más contra el geocentrismo.
Sin embargo, estas lunas no conservaron ese nombre. La razón fue que otro astrónomo contempóraneo de Galileo, Simon Marius , también había descubierto las lunas, prácticamente al mismo tiempo, aunque no hizo públicos sus resultados hasta después de que Galileo lo hubiera hecho. Marius, atendiendo a la sugerencia de Johannes Kepler, bautizó a las lunas con los nombres de cuatro amantes de Zeus (el Júpiter griego): Io, Europa, Ganímedes y Calisto, en su obra and “Mundus Jovialis”, publicada en 1614.
Simon Marius
Obviamente, Galileo no estuvo de acuerdo con estos nombres, y se inventó un sistema de numeración que ja sobrevivido hasta nuestros días: Júpiter I, II, III y IV, por Io, Europa, Ganímedes y Calisto,en es orden. En los últimos 50 años se han ido descubriendo muchas nuevas lunas de Júpiter, con lo que la numeración pasó a ser obsoleta, pero se mantuvieron los nombres griegos.
La polémica entre ambos fue dura. Simón Marius argumentó que su descubrimiento había sido previo al de Galileo, a lo que este respondió con acusaciones de plagio en su libro de 1623 “Il Saggiatore”. Lo que se cree ahora es que su descubrimiento fue un día después del anuncio de Galileo. No era la primera vez que ambos disputaban, ya que cuando Marius estuvo en Padua se puso a favor de uno de sus estudiantes, Baldassarre Capra, que disputaba a Galileo el honor de haber descubierto un instrumento de medida, la pantómetra o compás de proporción.
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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, Real Academia Galega de Ciencias).