Las falencias del tiempo

El dia de ayer revisé mi agenda y me di cuenta que hasta fin de año estoy tapado de compromisos. En los proximos meses tengo entre 5 y 8 recitales que llevar adelante, cumpleaños de mi madre y de mi hermano, el bautismo de mi ahijado, dos viajes de visita familiar, fiesta de egresado y muestra de fin de año del taller de pintura de mi hijo, dos parciales, la grabacion de un material musical y el debate infinito e innecesario sobre donde vamos a pasar la noche buena y el año nuevo. Miré la agenda y me puse pálido, visto que no pude advertir en que momento acumule tanto compromiso y por el solo hecho de darle un vistazo al calendario ya me dio flojera y algo de vergüenza al sentir que me converti en un tipo ocupado, carajo.
Pero hoy fue distinto. El dia me recibió mas relajado y las preocupaciones de todas esas actividades no son mas que recuerdo. Ocurrió que amanecí muerto, asi, tal cual les cuento. Sabía que tarde o temprano el tabaco iba a hacer su trabajo, sospecho que se tomó un tiempo de mas para que disfrutemos sin culpa y sin arrepentimientos.
Hoy me morí y no es la primera vez que sucede, ya había ocurrido en otras ocaciones pero le reste importancia al dramatismo por andar tan ocupado y no pasó a mayores.
Las personas que mas quiero lloran, desconsoladamente, calculo yo que me creían inmortal. Entre el silencio de luto y una pesadumbre emocional escucho a alguien que dice :-Que increible, parece mentira, ayer hablamos largo y tendido y hoy ya no está- Y pienso que increible es que al dia de hoy el racismo siga siendo algo común en el mundo, como lo son los niños muertos en las guerras inventadas con fines de lucro. Increible es que el Vaticano esté revocado en oro que nunca nadie va a utilizar y haya gente durmiendo en la calle, eso es incteible. Pero ¿que yo muera? Es la obviedad mas irrelevante en este momento de la historia humana. Por empezar soy mortal, desde que naci, y esto condicionó que haya habido un 50% de posibilidades de que en algun momento muera. Por otro lado hay tantas enfermedades terminales y accidentes cerebrovasculares que personas en el mundo y por último tuve mas suerte en la vida que una correcta disciplina a la hora de cuidar mi salud.
La cuestión es que me morí y hay dos cosas que me llenan de paz, porbun lado voy a descansar por el resto de la eternidad y por otro todos los compromisos que tenia hasta ayer no fueron mas que mi soberbia de creerme inmune a la muerte, quiza en mi inconciente generar planes a futuro siempre fue una forma de creerme vivo despues de muerto.
Ahora que estoy muerto puedo darles un consejo: tire al carajo sus agendas y sus relojes y sus calendarios y salga a la calle a que el sol le de en la cara de lleno, de esta manera quizá sienta que verdaderamente usted está vivo, esta aún subido a este carrucel que es la vida, al menos mientras pueda agarrar la sortija para que su supuesto dios le regale otra vuelta.
Por último, no se muere quien se va, sino que muere quien se olvida. Nuevamente me burle de la muerte, la muerte, madre de todas las sinceridades.