La opinión popular sobre que tener una farmacia era disponer de un buen negocio ya no es una realidad en el siglo XXI.
Desde finales del siglo pasado, la rentabilidad de los despachos de farmacia ha ido reduciéndose sensiblemente hasta el punto que empieza a amenazar la viabilidad de bastantes negocios.
Las estimaciones de Aspime, asesoría especializada en oficinas de farmacia, que lleva elaborando un informe anual sobre ellas desde hace 12 años, es que su rentabilidad ha ido cayendo año a año. Las previsiones para 2010 y el presente ejercicio es que el margen neto de ventas, después de impuestos se reduzca entre cerca de dos puntos más sobre los datos de 2009 lo cual podría rondar el 5% aunque esta rentabilidad es diferente en función de la tipología del establecimiento.
Existen seis clasificaciones en función del nivel de ingresos. Desde aquellos despachos que facturan menos de 300.000 euros, pasando por la categoría inmediatamente superior (hasta 600.000 euros), de 600.000 a 900.000 euros, de 900.000a 1,2 millones, hasta dos millones, y más de dos millones de negocio.
Con datos de 2009, a los que se podría restar dos puntos a finales de 2011, los beneficios medios de cada categoría fueron: para los primeros de 8,88%, la segunda categoría se situó en el 7,37%, la tercera, en el 7,73%, la cuarta en el 7,65%, la quinta en el 7,7% y la última en el 7,81%.
La primera de ellas sale mejor parada porque ha reducido contratación prescindiendo de empleados y asumiendo el propietario/a todas las funciones del negocio. Así lo señala la reducción de coste de personal que han bajado a la mitad (4,2% del volumen de negocio cuando antes suponía el 7,23%). También han reducido a la mitad la inversión (del 4,29% al 2,17%).
El resto de establecimientos necesitan apostar por la contratación laboral para el mantenimiento del volumen de negocio, sobre todo aquellos despachos por encima de los 900.000 euros de facturación que ya pueden ser considerados como medianas empresas en cuanto a la gestión de personal se refiere.
La situación se está agravando a lo largo del presente ejercicio con una caída del volumen de las ventas de entre un 5 y un 10%. Se están notando los efectos devastadores de los dos Reales Decretos 4/2010 y sobre todo el 8/2010, que están mermando la rentabilidad de este tipo de negocios.
La pérdida de rentabilidad es producto de varios factores: por un lado la continua mayor presión fiscal que está sufriendo el sector, la aplicación de medidas de potenciación de medicamentos genéricos desde la sanidad pública que reduce los márgenes de las farmacias, y la ampliación del número de establecimientos después de la liberalización. A todo eso hay que añadir la derivación de una cantidad de medicamentos que se dispensan directamente en los hospitales, públicos o concertados.
El descenso de ventas no se acompañado de una reducción de la actividad sino al contrario. Se despachan muchos más medicamentos pero a precios muy inferiores de tal manera que en algunos casos, el precio del producto no cubre el gasto de suministro. Ya se empieza a reclamar un precio mínimo por el servicio como existe en otros países.
Con este panorama ya empiezan a verse situaciones concursales de algunos de estos negocios. En concreto, la distribuidora Fedefarma ya ha detectado 23 farmacias en su zona que ha acudido a los tribunales para instar concurso de acreedores
Revista Economía
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