En la Comunitat Valenciana las farmacias están en huelga indefinida desde el lunes. La Generalitat les adeuda 450 millones. Desde mediados de mayo los farmacéuticos valencianos no ven un euro público de las recetas que expenden, y dicen que ya no pueden seguir así, que por eso van a la huelga. Si yo fuera farmacéutico valenciano también estaría muy cabreado. Y aún lo estaría más si me enterase que el aeropuerto sin aviones de Castellón recibirá el año que viene 17 millones procedentes del erario autonómico. Un aeropuerto sin aviones, y sin grandes perspectivas de ser operativo en un futuro próximo, que costó 155 millones, y en la que se invirtieron 5 millones en publicidad solamente durante 2.011 (año de su imaginaria inauguración), parece que importa más que la salud pública.
No soy farmacéutico valenciano, pero aun así también estoy cabreado, y es que como ciudadano español sé que una parte de mis impuestos se ha destinado y se seguirán destinando a financiar una obra inútil e innecesaria. No es por el importe de mi contribución en ese proyecto, que debe rondar sólo los 10 euros, es por que me indigna que estas cosas pasen. Preferiría que mis impuestos, que cada día son más altos, dicho sea de paso, sirviesen para algo más que para pagar los platos rotos de una fiesta a la que ni siquiera fui invitado. Mientras, las farmacias de Valencia en huelga, y con razón.
Pero da igual lo que yo me cabree porque dentro de unos años cuando haya elecciones en la Comunitat Valenciana volverán a salir los mismos, o en su defecto, unos que se les parecerán mucho. Así que sí o sí estoy condenado a seguir financiando el maldito aeropuerto sin aviones. A pesar de todo, tengo una leve esperanza, y es que he leído que la Generalitat valenciana no descarta su venta o externalización. Qué buena idea, vender el aeropuerto enterito a un país con déficit en instalaciones aeroportuarias, por ejemplo Alemania. Seguro que con lo largos que son, lo venden por no menos de 450 millones, transporte y puesta a punto, eso sí, a cuenta de la Generalitat. Farmacéuticos valencianos, tranquilos, que todo está controlado, es sólo cuestión de tener paciencia.
P.D.: La estatua de Fabra no hace falta venderla, se puede quedar como símbolo de ... Bueno, como símbolo.