Revista Cine
“Las fatigas de Don Cunegundo” o “La casquivana Mariana”
Publicado el 15 diciembre 2013 por BurgomaestreMediados del siglo XIX. Saloncito cursi. Don Cunegundo y su fámulo, Don Brígido parlamentan asuntos de máximo interés y trascendencia. Suena una opereta en un gramófono, hasta que Don Cunegundo le descerraja un tiro de pistola y la música cesa bruscamente.
Don Cunegundo: ¿Vienes dispuesto a explicar por extenso lo que mi dignidad exija, y en relación a mi hija, aplacar mi desazón inmenso?Don Brígido: haré cuanto pueda, don Cunegundo por restituir tu fe en el mundo sin faltar por ello a la verdadDon Cunegundo: hazlo con celeridadDon Brígido: Pues verá, sé, pues lo vieron mis ojos, Que en la posada de “Los hinojos” Su hija doña Mariana Ganó fama de casquivana Por dar cumplimiento a sus antojos Con hombres de toda lana Don Cunegundo: Habladurías son eso que relatas ¡Hechos quiero, y no peroratas! Cuenta, di, lo que viste, y sin adornosQue no están los bollos para estos hornos.
Don Brígido: A ello voy, don Cunegundo, Sin perder un segundo.Son para mí los chismes repelentesQue ahuyento de mi lado iracundoDesoigo los rumores de las gentesY sigo mi camino por el mundo.Pero lo tocante a su MarianaDespertome la curiosidad más sanaY llevome a investigar el fundamentoDe tanta bola y tanto cuento.Así, pareciome el otro día oportunoApostarme muy tuno, Campo a traviesa,Al paso de la calesa Y sin reparo alguno.Cuando el carruaje ante mí pasóY la figura de Mariana distinguíA la trasera del coche me prendíY de polizón su hija me llevó.Antes de con mis huesos darEn el pavimento fronteroal mentado lupanarReconocí por enteroA Don Diego Manchón y Piñatas,Un galán feo y solteroSeductor de niñatas, Que se acomodaba ufanoJunto a la hija de vosFumando un cigarro habanoQue, por cierto, le dio tos.Don Cunegundo: ¡Ah, pero…¿fumaba el bellaco?Don Brígido: Sí, mi señor, ¡…tabaco!Don Cunegundo: ¿Y qué pasó entonces, Brígido? ¿Descendieron de la carroza? ¿Besó don Diego a la moza o quedóse el galán rígido?Don Brígido: Acompañole un trecho y albergo en mi pecho cierta sospecha de que compartieron lecho en compañía estrechaDon Cunegundo (aparte):¡Mi reputación, maltrecha! ¡Mi blasón deshecho!Don Cunegundo (tratando de rechazar la horrible verdad): Entonces… ¿Viste?Don Brígido: …………………ViDon Cunegundo: ¿Y sorprendiste?Don Brígido: …………………SíDon Cunegundo: ¿Y blasonó Mariana?Don Brígido: Hasta la mañana.
Don Cunegundo: A ver como caso ahora A esta hija pecadora… A esta vástaga traidora! A la que espera en Zamora Un señor de Calahorra.Don Brígido: ¡Atiza! ¿Tenía Mariana, acaso Un pretendiente formal?Don Cunegundo: En efecto, estaba a un pasode entregarla a un carcamalDon Brígido: Pues entonces, en ese caso, Y aunque a usted le parezca malSe impone un retrasoEn el acta matrimonial.Don Cunegundo se da a la desesperación y deambula por el escenario agitando los brazos hacia el cielo. Se lamenta y se mesa las barbas. Se detiene en medio del escenario y blande el puño contra la adversidad.Don Cunegundo: Adiós al enlace con el de Calahorra, Una boda ventajosa que se va a la porraPor culpa de la casquivanaDe mi querida Mariana,La muy tonta del bote!Don Brígido: ¿Pero llevaba Mariana dote? (Don Cunegundo asiente)Don Brígido: Pues piense usted en lo que se ahorra¡y olvide al de Calahorra!
FIN