Revista Cultura y Ocio

Las fiestas populares vencen a las fiestas religiosas

Publicado el 25 junio 2010 por Paula

Las fiestas populares vencen a las fiestas religiosas (o no...)


La noche del 23 al 24 de junio una parte del país se convierte en un clamor popular con motivo de la festividad de San Juan. De norte a sur (y viceversa) se celebra la ancestral tradición de dar la bienvenida al verano, disfrutando con amigos, al calor de una hoguera y (al menos en el norte) comiendo sardinas de una de las noches más cortas del año, que muchos alargan hasta el amanecer. En muchas localidades dicha celebración tiene un sentido especial puesto que es el proemio de las fiestas patronales, pero en otras tantas pueden la tradición y ese goce único que proporcionan las fiesta populares y, por qué no decirlo, de corte pagano.

 

Este último caso es el que se da en la ciudad de A Coruña donde la Noche de San Juan es una de las más esperadas y concurrida. Toda la ciudad se vuelca con la fiesta. El Ayuntamiento promociona las Hogueras, eligiendo una "Meiga Mayor" y otra "Meiga infantil" que acompañadas por sus séquitos se encargan de presidir toda una serie de eventos culturales organizados entorno a la noche mágica. También es la única ocasión en que se concede permiso para hacer fuego en las playas, que desde primeras horas de la tarde -una vez que se han ido los bañistas- se atestan de gente joven que carreta leños y trastos viejos con los que aderezar su hoguera, mientras que por la noche los arenales registran una afluencia mayor que en los días más calurosos del año.

 

Los hosteleros y asociaciones varias montan sus parrillas en plena calle y asan cientos de kilos de sardinas, y en los barrios se organizan sardiñadas al aire libre, de manera que toda la ciudad se impregna del olor acre del humo aderezado con la grasa del pescado. Y es que la víspera de San Juan los coruñeses toman, literalmente, las calles. Sin embargo, frente a otras localidades, el 24 de junio no es festivo en A Coruña y tras una noche de diversión con los amigos toca madrugar y volver al tajo, cansados y resacosos. Tal es así, que cada vez son más los que creen que San Juan debería ser uno de los festivos señalados por el Ayuntamiento. Pero, ¿a costa de quien?

 

La principal festividad de la urbe es (o debería ser) la de la patrona, la Virgen del Rosario, que se celebra el 7 de octubre. El segundo festivo <> coincide con el martes de carnaval que junto con San Juan es la otra fiesta que atrae a más gente, siendo muy celebrada en barrios como Montealto, donde la calle de la Torre se convierte en epicentro de la diversión. Si por aceptación, cariño y gusto fuera los coruñeses conservarían sus fiestas paganas: -martes de carnaval y San Juan, que fueron prohibidas (que no impedidas) durante los años del Franquismo- y prescindirían de tomarse de asueto el día de la patrona, que apenas moviliza a unos ciudadanos ya inmersos en el letargo propio del otoño.

 

Siendo así, ¿cómo solucionar tal dilema? Minimizar la fiesta patronal parece excesivamente irreverente y, desde luego, no se plantea la opción de cambiar un patrón por otro y bajar de su trono a Nuestra Señora. Y cambiar el festivo de carnaval por el día después de la noche del fuego tampoco parece la solución. Entonces, ¿qué hacer? Si se resuelve el dilema o seguiremos asistiendo el día 24 legañosos y con ligero tufo a humo al trabajo se verá. Lo que parece cierto es que en Marineda las celebraciones religiosas han cedido ante las fiestas populares, aunque la tradición y el respeto por lo divino sigue pesando lo suyo...


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