Hace cincuenta y cinco años, jugar en una competición europea era una aventura nueva para los clubes, y el Manchester United contaba con un equipo que ilusionaba por todo el continente.
Su
mezcla de exuberancia juvenil y fútbol vistoso y ofensivo daba sus
frutos. Estos muchachos tenían el mundo a sus pies, y el potencial de
dar tanto títulos nacionales como europeos a Old Trafford.
El
periodista Tom Jackson, del Manchester Evening News -que también murió
en la tragedia-, les había puesto el apodo de "Busby Babes", y se les
admiraba y respetaba en toda Inglaterra y también en Europa. Pero, ¿hasta qué punto eran buenos?
En
1956, permanecieron invictos en casa durante toda la temporada, y
ganaron el campeonato de liga con una diferencia de 11 puntos, en una
época en la que el sistema inglés concedía dos por cada victoria. Un año
más tarde volvieron a ser campeones, aventajando en ocho puntos al
segundo, y con 103 goles a favor.
El 6 de febrero de 1958 los Red Devils
eran cuartos en la clasificación, pero tan sólo habían perdido una vez
en sus últimos 13 partidos, y tenían a su alcance un tercer título
consecutivo. Sin embargo, fue ese día cuando el club vivió el momento
más aciago de su gloriosa historia.
Merced a
un empate a 3-3 frente al Estrella Roja de Belgrado, los ingleses
accedían a semifinales de la Copa de Europa, igualando lo conseguido en
la anterior campaña. De este modo, los jugadores subieron al avión que
iba a llevarlos de regreso a Manchester con la moral muy alta.
"El accidente se produjo justo cuando el equipo entraba en su mejor momento, en el más emocionante", dice sir Bobby Charlton,
que tenía 20 años por aquel entonces. "Me acuerdo de ver nuestro primer
partido en casa en la Copa de Europa, era contra el Anderlecht, y le
ganamos 10-0. Fue sensacional".
"Fuimos
pioneros del fútbol inglés en Europa. Los jugadores y los hinchas
estaban entusiasmados porque nos enfrentábamos a rivales que no habíamos
visto nunca. No existía nada de la cobertura televisiva que hay ahora. Y
había que ser campeón para disputar la Copa de Europa. Sólo teníamos un
equipo en el torneo, no cuatro como ahora. Era una aventura
maravillosa".
"El año anterior habíamos
jugado contra el Real Madrid, el campeón, y habíamos aprendido mucho.
Estoy convencido de que hubiéramos ganado la Copa de Europa en 1958,
porque los jugadores eran muy buenos. De hecho, con gente como Duncan
Edwards y Roger Byrne, es bastante probable que Inglaterra hubiera podido ganar el Mundial en Suecia ese año".
Después
de hacer una escala para repostar en el aeropuerto de Múnich, que
estaba cubierto de nieve, emprendieron la parte final del viaje. Los
pasajeros (entre los que figuraban periodistas, seguidores y el cuerpo
técnico) embarcaron tres veces, ya que dos intentos de despegue no
fructificaron.
En la tercera ocasión ya no
volvieron a bajar, pero la aeronave, con el obstáculo de la nieve medio
derretida en la pista, no logró despegar a tiempo. Cuando el avión de
BEA se estrelló contra la verja perimetral del aeropuerto y contra una
casa cercana a las 3:04 p.m., murieron varios de los Matt Busby's Babes,
y con ellos el sueño del United.
A los
fallecidos se les conoce como "las flores de Manchester", frase acuñada
en una canción folk del grupo The Spinners en 1962. Su estribillo final
es quizás el más conmovedor:
"Oh, England's finest football team, its record truly great,
Its proud successes mocked by a cruel turn of fate.
Eight men will never play again, who met destruction there,
The flowers of English football, the flowers of Manchester"
[ "Oh, el mejor equipo de fútbol de Inglaterra, con un registro grandioso,
Sus soberbios triunfos frustrados por un cruel capricho del destino.
Ocho hombres no volverán a jugar nunca, encontraron allí la destrucción, Las flores del fútbol ingles, las flores de Manchester"]
El mundo a sus pies
Se perdieron un total de 23 vidas, incluidos ocho integrantes del primer
equipo, entre ellos el capitán, Roger Byrne, internacional inglés;
Tommy Taylor, un delantero centro goleador; Eddie Colman, la víctima más
joven del desastre; David Pegg, un extremo derecho que acababa de
estrenarse con la selección inglesa; Liam "Billy" Whelan, internacional
con la República de Irlanda; Mark Jones, ex internacional juvenil
inglés; y Geoff Bent, un lateral que había viajado como suplente.
Los
siete murieron casi en el acto, y quince días más tarde, la estrella
del equipo, Duncan Edwards, expiró como consecuencia de sus heridas.
Según afirman quienes jugaron con Edwards y contra él, era el futbolista
completo, sin el más mínimo punto débil. A los 18 años y 183 días se
convirtió en el debutante más joven con el combinado nacional de la
posguerra, vistiendo por primera vez la camiseta de su país ante
Escocia. Sumaría 18 participaciones, en las que anotó cinco goles.
Charlton
cree que, de no haber muerto en Múnich, él habría sido el capitán de la
selección inglesa que conquistó la Copa Mundial de la FIFA en 1966. Ese
honor recayó en Bobby Moore, quien dijo respecto a Edwards: "Nunca
habrá otro jugador como él".
A pesar de que los recuerdos son obviamente dolorosos, Charlton, emocionado, considera que hablar sobre Múnich es positivo.
"Si
la gente se me acerca y quiere oír hablar de Duncan Edwards, Roger
Byrne y Tommy Taylor, estaré encantado de hacerlo", continúa Charlton.
"Es justo que a los jugadores de ese gran equipo -y eso no supone
minimizarlo- se les reconozca cincuenta años más tarde. Yo no tengo que
inventarme nada. Sé exactamente lo buenos que eran".
"Siempre
he tenido presente a Duncan Edwards como el mejor futbolista con el que
he jugado o contra el que me he enfrentado. Lo conocí mejor que a
cualquiera de los demás porque hicimos el servicio militar al mismo
tiempo. Vivimos y viajamos juntos durante un año".
"Físicamente,
era inmenso. Era fuerte, y estaba dotado de una mente genial para el
fútbol. Tenía unas condiciones completas: pierna derecha, pierna
izquierda, pases en largo, pases en corto. Hoy no tendría precio. Se
habría armado un escándalo si le hubiesen dejado irse del Manchester United. Era sencillamente sensacional".
Además
de la muerte de ocho jugadores, sin incluir a Johnny Berry y a Jackie
Blanchflower, que nunca volverían a jugar debido a las secuelas, el
director deportivo del United, Busby, sufrió graves heridas en el
accidente, y sobrevivió a duras penas. Estuvo dos meses hospitalizado,
llegando a recibir dos veces la extremaunción.
El
escocés regresó al vestuario para dar una charla a un once de
circunstancias antes de la final de la Copa de la FA de 1958, contra el
Bolton, y del que formaban parte Bill Foulkes, Harry Gregg, Dennis
Viollet y Charlton, supervivientes de Múnich. El United perdió 2-0, pero
diez años más tarde regresó a Wembley y, gracias a su triunfo por 4-1
sobre el Benfica, se convirtió en el primer club inglés en proclamarse
campeón de Europa.
"Cuando por fin ganamos
la Copa de Europa en 1968, la gente se alegró mucho por Matt, porque
consideraba a los jugadores que había perdido como su familia", indica
Charlton. "Se sentía responsable, porque había convencido a los padres
para que permitiesen a sus hijos jugar a sus órdenes. Lo sucedido en
Múnich le dolió más que a nadie, así que aquella noche en Wembley fue
fantástica para él".
"En resumen, la
filosofía de Matt Busby era dar la cara, no tener nunca miedo de
expresarse, y así ha sido siempre en el United. El equipo de Alex
Ferguson encarna ese mismo espíritu, y sus jugadores son conscientes de
la responsabilidad que tienen de mantener la historia del club. A todos
les gustaría volver a ganar la Copa de Europa este año".
Aunque haya pasado 55 años, la leyenda de los Busby Babes no se olvidará nunca.
Las víctimas del desastre de Múnich
Jugadores
Roger Byrne (capitán), Mark Jones, Eddie Colman, Tommy Taylor, Liam "Billy" Whelan, Duncan Edwards, David Pegg y Geoff Bent.
Periodistas
Alf Clarke, Don Davies, George Follows, Tom Jackson, Archie Ledbrooke, Henry Rose, Eric Thompson, Frank Swift.
Directivos del club, hinchas y tripulación
Walter Crickmer (secretario del club), Bert Whalley (entrenador), Tom
Curry (preparador físico), capitán Kenneth Rayment (copiloto), Bela
Miklos (agente de viajes), Willie Satinoff (aficionado), Tom Cable
(sobrecargo).
Fuente de la noticia:
http://es.fifa.com/classicfootball/history/news/newsid=2002243/index.html