El gran naturalista de la Ilustración, Georges Louis Leclerc (1707 – 1788), conde de Buffon, fue primero matemático y cosmólogo. Todavía recordamos sus estudios de probabilidad a través del cálculo aproximado de 2/pi por su método de las agujas: tirando al azar un manojo sobre un conjunto de líneas paralelas basta contar cuántas agujas tocan las líneas sobre el total (con agujas de longitud igual a la distancia entre las paralelas).
Como hombre de su tiempo, Bufón fue emprendedor y en su villa construyó unas grandes forjas que fueron lo más avanzado antes de la inminente revolución industrial. La reciente restauración es sencilla pero respetuosa y suficiente para evocar el siglo de las luces en uno de sus grandes personajes. Ruedas hidráulicas, martinenetes, hornos de fundición son testigos del interés ilustrado por la vida material.
Una novela española, Las confidencias del conde Bufón de Martí Domínguez Romero, nos traslada al mundo de Buffon. La visita de las forjas la complementa al mostrarnos la inquietud por la innovación técnica.