Para participar en este bonito reto madresférico os voy a hablar de un par de frases-hit que están repitiendo mis hijos durante este otoño.
Si bien es cierto que es una desventaja concursar con las expresiones de 2 bebés de habla incipiente, también lo es que supliré esta carencia con la aparición estelar de mi fabulosa madre, coach oficial de mis hijos en cuestiones de comunicación.
Mi madre es una mujer que cuando está alegre, grita. Sus carcajadas son robustas y su voz jubilosa. De personalidad fuerte y mediante un instinto de protección hercúleo, mi madre vocifera felizmente la adoración que siente por mis hijos.
Es durante los momentos abuelo-nietiles cuando por su regozijo extremo, mi madre alza la voz hasta el infinito para reír, jugar, cantar y, en definitiva, amar a sus nietos. Esta particularidad, lejos de molestarlos, asustarlos o ensordecerlos, sencillamente los encandila. Probablemente piensan “esta mujer sí que vocaliza”, “con esta sí que es fácil aprender a hablar”.
Muchas de las expresiones que mis hijos aprenden lo hacen a raíz de una sesión con mi madre. Estas son las últimas adquisiciones:
Julia, 2 años y 4 meses: “¡La caca ez tediple!”
Lo que quiere decir mi hija es que la caca que ha hecho es terrible, que es justamente lo que le dice su abuela, entre risotada y risotada, cuando le cambia unos de esos pañales con un pino de respetable tamaño. “¡Hija, has hecho una caca terrible, jajajaja!”
Santi, 9 meses: “¡Mah pahta!”
En realidad lo que dice es “más pasta”. Mi madre lo dice a menudo a la hora de comer porque los niños se parten de risa al oírla. Lo que tiene guasa es que mi hijo sólo sabe decir 3 cosas y las aprendió por este orden:
- Mama
- ¡Mah pahta!
- Papa
Por cierto, mi madre dice que lo del niño nadie se lo va a creer, pero os prometo que es así.