Revista Cultura y Ocio

Las fuentes de la fe: 5 – Razón (II)

Por Rodrigojocilesferrer @jocilesferrer

(Antes de empezar a leer, si no lo has hecho ya, tal vez prefieras comenzar por el primer capítulo de esta serie: Las fuentes de la fe: Introducción y 1 - Sentimiento - El blog de Rodrigo JOCILES FERRER)

Sobre el cristianismo "político"

A mi entender, los que creen que Jesús apunta a algún tipo de opción política, desde la extrema izquierda a la ultraderecha, porque hay opciones para todos los gustos, yerran estrepitosamente. Esa convicción tiene que ver con la creencia de que hay que obligar a los demás a hacer el bien o a cumplir con las normas, según lo que esto sea para cada uno. Lo hicieron las iglesias (no sólo la católica) en el pasado, cuando tenían poder y los distintos totalitarismos en los últimos tiempos. Lo que nos pide Jesús respecto del otro es apertura y donación personal "amarás al prójimo", en lo que jamás puede entrar la imposición ni el causar daños físicos, psíquicos o morales. Se trata de un llamamiento a cada individuo, nunca a los colectivos, independiente del contexto político y de cómo se comporten los demás, lo cual nunca es responsabilidad nuestra. Jesús especifica que a cada cual se le pedirán cuentas por su propio comportamiento individual, no por aquella opción política que más le guste, en su caso. También se pide anunciar el Evangelio, nunca imponerlo. No hay un solo pasaje de este libro sagrado en que Jesús cause daño a nadie por ser pecador u otro motivo, siempre perdona y corrige, a menudo liberando a los que los hipócritas señalan como pecadores. Es con aquellos con los que es más duro, de discurso, con los hipócritas y falsos cumplidores y entendedores de La Ley. Si todos cumpliéramos el mandamiento nuevo de Jesús individualmente, el paraíso en la tierra quedaría restablecido y los estados, leyes, jueces, gobiernos y por supuesto opciones políticas, desaparecerían por innecesarios. Esa es la conclusión que saco en todo caso respecto de "orientación política cristiana".

Adquisición de fe

La verdad, es un misterio para mí por qué unas personas tienen fe y otras no y de qué manera y en qué medida la adquieren. Lo que sé es que si es el Dios en el que yo creo, no va a castigar a nadie por no tenerla, pues nadie es culpable de tal cosa. No es posible forzar su presencia ni tampoco su ausencia... Aunque tal vez se puede hacer algo al respecto. Por ejemplo, darle vueltas a la cabeza y al corazón como he hecho yo en esta seria de artículos. Aunque reconozco que ello te puede llevar a lo uno o a lo otro. Como os he contado yo (creo que) la tuve de niño, luego la perdí en muy poco tiempo y la fui recuperando tras mi particular descenso a los infiernos del nihilismo adolescente. Muy poco a poco, un diferencial, cada día más, sin puntos de inflexión concretos ni pendientes más pronunciadas, del cero al infinito.

Pero echando la mente hacia atrás, sí hay algo concreto que hice, en pleno ateísmo y aún lo fui por unos años, que creo que pudo disparar el proceso. Porque el tiempo no transcurre en las dimensiones espirituales como en el espacio - tiempo que percibimos y medimos. Acababa de cumplir quince años, me encontraba en Cornualles, en el suroeste de Inglaterra. Leía un libro que me marcó, una novela con recreación mítica y a la vez histórica de las leyendas artúricas, cómo pudo ser, con mucha enseñanza sobre cultura tardo celta en Britannia. El caso es que en ella intervenían entidades sobrenaturales de aquel corpus mitológico. Unas desde el bando de la luz / bien y otras desde el de la oscuridad / mal. Yo era un ateo muy rarito, al que nunca le habían dejado de caer bien Jesús y La Virgen y entonces pronuncié solemnemente que, si "había Alguien al otro lado", que contasen conmigo para alistarme en el bando de la luz... y mi petición fue escuchada, aceptada, anotada y respondida. Todo a su debido tiempo. Pedid y se os dará.

Las fuentes de la fe: 5 – Razón (II)

Sobre la salvación cristiana

Pienso y esto también lo he leído o escuchado a otros pensadores religiosos, que Dios no es el que condena, sino que es uno mismo el que decide. Del mismo modo que no es un buen profesor examinador el que te suspende o aprueba, eres tú, el que te lo has preparado bien o no. También pienso que esto ha sido mal explicado por los hombres, de los primeros veinte siglos de cristianismo, que vivían en un mundo bastante espantoso, sobre todo a causa de ellos mismos y estaban más preocupados de no hacer el mal, que, de hacer el bien, que es mucho más fácil. Me llama la atención cómo mataban, violaban, robaban, mentían, envidiaban, etc. y después hacían penitencia, peregrinaciones, renuncias, etc. Para ser perdonados. Si realmente ser tan hijo de puta requiere un gran esfuerzo, más que ser una buena persona de las normalitas, o a mí al menos me lo parece. De modo que el examen, lo que es el aprobado, es bien fácil, tú decides, ser una persona simplemente normal o un hijo de puta. También es verdad que, aún amenazados por los fuegos del infierno, hemos sido bastante torpedetes para llegar a un simple aprobado, al menos hasta ahora, así que por otra parte entiendo que Dios nos lo pusiera un poco negro. También tengo la sospecha de que hay más de una oportunidad, lo cual no se nos iba a revelar en toda su evidencia por lo que acabo de comentar, pero esa es otra historia que debe ser contada en otra ocasión ...

Jesús mismo en el Evangelio, explica en la parábola del joven rico, que cumplir los antiguos 10 mandamientos del Antiguo Testamento es suficiente para salvarse, ahora "si quieres ser santo, deja todo lo que tienes y sígueme". Es decir, para sacar matrícula de honor. Pero no hace falta la renuncia total para salvarse, esto también ha sido mal explicado. Yo mismo en mi fase agnóstica veía esa parábola y decía "imposible para mí ser cristiano". Y quizá mucha gente empezando tranquilamente con cumplir para el 5 acabaría llegando al 7 o al 8 más adelante. El mundo (este, el que también ven los ateos) sería maravilloso si todos obrásemos (sólo) así.

Para intentar añadir claridad a lo que digo, voy a intentar reformular los 10 mandamientos de la Iglesia Católica, en positivo y en lenguaje del siglo XXI:

  1. Amarás a Dios sobre todas las cosas -> Y a toda su Creación, dándole gracias continuamente
  2. No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano -> Alabarás siempre a Dios
  3. Santificarás las fiestas -> Descansarás en días festivos sagrados, estarás con los tuyos y meditarás
  4. Honrarás a tu padre y a tu madre -> Tratarás bien y cuidarás a tus progenitores, como ellos hicieron contigo
  5. No matarás -> Respetarás la vida y la integridad física ajenas
  6. No cometerás actos impuros -> Respetarás la integridad sexual e intimidad ajenas
  7. No robarás -> Respetarás la propiedad ajena
  8. No darás falso testimonio ni mentirás -> Dirás la verdad
  9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros -> Planea siempre para respetar el 6º mandamiento
  10. No codiciarás los bienes ajenos -> Darás gracias a Dios por lo que tienes y te alegrarás del bienestar ajeno.

¿A qué así resultan mucho más simpáticos y su cumplimiento casi sin necesidad de esfuerzo? A mí por lo menos. Pues Jesús explicó que con eso bastaba para salvarse. ¿Y qué es salvarse? Bueno, eso daría para muchas páginas, pero para mí, básicamente, que Dios cuente contigo para su proyecto en la próxima vida, sobre el que Jesús iluminó, pero no cegó, es decir, gozar de la compañía de Dios y de todos los suyos y la resurrección en un cuerpo glorioso (como el de Jesús al resucitar, que los que le conocían de antes, tardaban en reconocer).

Gracias por leerme y por vuestro interés, en unos días saldrá publicado el siguiente capítulo de esta serie "5 - Razón III", estad atentos.

También me permito recomendaros un librito que he publicado hace poco:

Cuaderno "Pueblos Prehistóricos de Iberia" - El blog de Rodrigo JOCILES FERRER

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