Toll de la Caldera
Las fuentes del AlgarFue una salida improvisada. Después de haber madrugado mucho para ver un amanecer en familia y desayunar en el paseo marítimo de El Campello nos encontramos sin saber que hacer a las diez de la mañana. Tras unas breves deliberaciones decidimos poner rumbo a Callosa d'En Sarrià para ver las Fuentes del Algar. Rápidamente preparamos un picnic para comer, cogimos bañadores y toallas y nos pusimos en marcha.
"Las Fuentes del Algar están situadas a 3 km del centro urbano de Callosa de Ensarriá (provincia de Alicante, España), en dirección a Bolulla y Tárbena. La visita consiste en el recorrido por un circuito de 1,5 km de longitud a lo largo del cauce del río Algar ('cueva' en árabe) para ver el paisaje fruto del modelado kárstico de la roca caliza. Durante este trayecto el río lleva una cantidad abundante de agua fría, formando cascadas y embalses naturales a través de desfiladeros y con una vegetación mediterránea abundante. Durante el verano la mayor parte del caudal procede del embalse de Guadalest.
Las fuentes del río Algar constituyen un paraje natural con un elevado grado de conservación de la riqueza ecológica y dotado, a la vez, de servicios turísticos y de educación medioambiental. Este espacio fue declarado Zona Húmeda protegida por Acuerdo del Gobierno Valenciano de 10 de septiembre de 2002.
Vía: es.wikipedia.org"
Toll del Baladre
Es un lugar precioso para visitar durante todo el año pero lo mejor es ir en temporada de verano ya que hay zonas habilitadas para el baño. El agua está muy fresquita en pleno agosto así que imaginad en invierno. Llegamos allí sobre las 12:30 más o menos. Encontrar las fuentes es muy fácil ya que está indicado con carteles. No tiene pérdida. Pero de todas formas siempre podemos preguntar si nos perdemos. La carretera que da acceso a la entrada a las Fuentes del Algar está llena de restaurantes y aparcamientos de pago donde dejar el coche. Si vais un fin de semana, y sobre todo a las horas tan tardías que fuimos nosotros, tendréis que dejar el coche en uno de estos aparcamientos. La carretera tiene muchísima pendiente y no hay aceras ni zona de aparcamiento. Consejo: Madrugad e intentad ir entre semana si vais en verano. Encontraréis mucha gente pero siempre será menos que un sábado, un domingo o un festivo. Y lo mejor es que podréis aparcar en el único parking gratuito que hay. Cuando llegamos a la zona de las fuentes y empiezan los restaurantes veremos una entrada. Lo que mucha gente no sabe es que si seguimos subiendo por la cuesta al final encontramos otra entrada junto a un parking gratuito. A las doce y media de la tarde aun encontramos sitio para aparcar la furgoneta. Eso sí, detrás nuestra tan solo pudieron dejarlo dos o tres coches más. No es un parking propiamente dicho sino un descampado sin vigilar junto a la entrada que han habilitado para que dejen los coches.El área de picnic. Está junto a una de las entradas.
Aunque hay muchos restaurantes donde comer puedes llevarte tu propio picnic. Hay una zona con unas pocas mesas de madera junto a esta entrada. Al entrar y ver que solo había esta zona habilitada y que tanto en el folleto cómo en distintos carteles se prohibía comer fuera del recinto dispuesto para ello decidimos comer. Total, yo tenía ya un hambre... Es lo que tiene levantarse a las seis de la mañana.En el merendero, además de las mesas, hay una pequeña tienda de regalos, unos baños y un par de máquinas expendedoras de bebidas. Conservando el ticket de la entrada puedes salir a los restaurantes y luego volver a entrar. Nosotros al terminar de comer dejamos las cosas de nuevo en el coche. Así no teníamos que cargar con ellas de un lado a otro.
Toll de la Figuera
Desde la entrada hasta la zona de baño hay una distancia más que considerable. Debemos tener en cuenta que no está adaptada totalmente. Hay zonas que tienen rampa pero también hay muchos tramos con montones de escaleras y ya que te gastas un dinero en entrar lo suyo es verlo todo. Así que no os fiéis si os dicen que podéis ir con carrito. Por poder, se puede pero vamos debe ser de lo más incómodo. Si tenéis dudas fijaros bien en las fotos.La playa de la Tribu
Por cierto, no os lo he dicho. Las entradas nos costaron 10€: 4€ cada adulto y 2€ por Marco. Carla aun no paga (tiene 3 años). Con la entrada te dan un plano del recinto donde puedes ver dónde están los baños, el servicio médico, el merendero y las distintas pozas, remansos y cascadas. Podéis ver el folleto aquí.Cuando llegamos a la zona de baño fue cuando apreciamos realmente la cantidad de gente que había. Para ser un martes era muchísima. Y fue también cuando nos dimos cuenta de que al parecer los carteles están de adorno. Toooooodo el mundo estaba comiendo dónde le apetecía. La gente se comía sus bocatas y demás junto al agua donde se estaba muchísimo más fresquito que en el merendero. Y los vigilantes no decían nada.
Toll de la Presa
Buscamos un hueco donde plantar la toalla que estuviera junto a una zona donde los peques pudieran entrar solos en el agua. Nos colocamos en "la playa de la tribu" y "El toll de la figuera". En esta zona no cubre nada y los peques lo pasaron bomba. Consejo: Imprescindible chanclas atadas y que puedan mojarse. Es el lecho de un río y es pedregoso. Había gente sin calzado apropiado y se notaba que no lo pasaban muy bien al andar por el agua. Como hay muchas piedras los peques tienen tendencia a querer cogerlas y lanzarlas. Yo tuve que llamar la atención a Marco varias veces hasta que comprendió que eso no está bien en una zona dónde hay más gente a la que puede dañar. Peeeeeeero también había no tan peques haciendo lo mismo con piedras no tan pequeñas pero increíblemente a los padres parecía no importarles que pudieran abrirle a alguien la cabeza o chafar algún pié. Así que tened cuidado con los peques si os encontráis con gente así. Por desgracia siempre hay personas incívicas en todos lados. Además encontré sitios donde habían dejado la basura de lo que habían comido por el suelo cuando no cuesta nada meterlo en una bolsa y tirarlo en una papelera. Pero...El Toll Blau. Aquí hay una plataforma para lanzarse a la poza.
A pesar de esto pasamos un día genial bañandonos en esta agua fresquita. Yo no conseguí meterme más que hasta la cintura y porque mi hijo se empeñó en entrar en una poza en la que no hacía pie que si no... ni eso. El pobre Cesar debió dar un respingo dentro de la tripa cuando notó de repente ese cambio de temperatura. ;) Cuando nos cansamos ya de bañarnos decidimos irnos por la otra salida. De este modo veríamos todo el recorrido del agua: las distintas pozas y cascadas, los canales, la plataforma para saltar al agua... Terminamos reventados así que nos quedamos esperando a papá junto a la entrada mientras él subía tooooooooda la cuesta y bajaba con la furgoneta (una fantástica idea cuando hay que caminar un gran tramo de pronunciada pendiente con el sobrepeso del embarazo, arrastrando a dos niños reventados, y con las mochilas a cuestas). Sobre las seis de la tarde estábamos volviendo para casa con los enanos durmiendo en el coche. Habíamos tenido un fantástico día de lo más completito.