Este es un comercial tierno, que le saca la sonrisa a cualquier mamá o persona con el corazón de pollo, como yo. Es para las galletas Chabrior, del grupo Intermarché, el quinto distribuidor de productos agroalimentarios más grande de Francia. La historia del comercial es protagonizada por un niño, que a todos presume las galletas que hace su mamá, aunque las saque de una bolsa. Al final, la vueltita es muy sutil y linda.
La idea sale de la agencia: Romance.
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