Después de un año con dieta de adelgazamiento, el país de los clásicos no ha conseguido llegar al agujero esperado en su cinturón desgastado. La inyección de dinero otorgada al hermano pobre de la “familia Europa” no ha servido para saldar sus múltiples “púas”, ante la mirada atónita de acreedores enfadados por el maquillaje doloso de sus números rojos.
El “efecto espantada” provocado por el ruido mediático de la noticia ha incrustrado en las turbulencias de los mercados, el estigma económico: necrópolis igual a ruina.
La lucha por vislumbrar la luz al final de túnel con vehículos desiguales, pilotados por conductores negligentes; impedirá salir de la oscuridad a la velocidad marcada por el “Ferrari”; en una autopista transitada por camiones y seiscientos.
La perseverancia por mantener los criterios de convergencia en coyunturas económicas adversas ha generado efectos colaterales en las esferas ideológicas de los países menos agraciados.
La venda de desesperación en los ojos de casi cinco millones de parados y las ilusiones vendidas por la práxis pasiva de la derecha, está generando el caldo de cultivo propicio para que un país sociológicamente de izquierdas vuelva a ser castigado por aquellos que, sin haber navegado contra corriente, debilitaron los derechos de la mayoría.
Bajo la estética blanca y elegante de la gaviotas se esconde el vuelo bajo del buitre carroñero que todas llevan dentro. Durante la etapa 2000-2008, el país desarrolló un crecimiento económico suscitado, entre otors factores, por una bajada excesiva y duradera de los tipos de interés. Esta bajada en el precio del dinero puso en marcha un sistema de crecimientos rápidos del PIB en contraste con curvas desenfocadas en sus puntos de equilibrio y causantes de excedentes insostenibles auspiciados por el oligopolio bancario.
El maquillaje de riqueza y la mentira del “España va bien” no estuvo en sintonía con el fortalecimiento de los derechos sociales de un proletario ilusionado con su falsa riqueza.
Las recetas del “mejor ministro de economía, ¡Rodrigo Rato!”, no tuvieron en cuenta a la parte más débil de la balanza.
El SMI no creció en proporción a la burbuja con la consiguiente alegría para los trajes y las corbatas. Las becas de miles de estudiantes de clase media se vieron recortadas drásticamente en contraste con unos balances positivos. La apuesta por la seguridad pública paso a un segundo plano y el recorte de efectivos tuvo su eco mediático en titulares, tales como; “Torrevieja año 2003 fue considerada la ciudad más insegura de Europa”. La congelación del sueldo de los funcionarios fue decisión unilateral al margen de dictémenes europeos.
Las intenciones del señor Aznar de recortar la prestación por desempleo trajo consigo la huelga general del año 2002, con la consiguiente manipulación informativa por TVE y su cara visible Urdaci, y la denuncia correspondiente de CCOO ante la corrupción y terjiversación intencionada de la información, por parte del gobierno del señor Aznar.
La introducción del contrato para el fomento de la contratación indefinida fue vendido con el maquillaje propio de las gaviotas. La receta contra la temporalidad fue a cambio de un recorte en las indeminzaciones por despido de 12 días de salario menos, por año de servicio y un tope máximo limitado a 24 mensualidades, en perjucio del trabajador.
A igualdad de condiciones, o dicho de otro modo, sin “crisis mediante”, la primera legislatura del PSOE se consiguieron los mayores derechos sociales que la derecha en ocho años de “vacas gordas” no supo ofrecer a las clases más necesitadas.
Entre otras medidas, citamos a modo de ejemplo; el incentivo de la natalidad con el cheque bebé, más del doble de plazas convocadas para los cuerpos y fuerzas de seguridad el estado que en la época del “España va bien”. Aumento considerable de las becas secundarias y universitarias. Fortalecimiento y amplitud de libertades; aborto, matrimonios homosexuales, dependencia, igualdad, los famosos “400 euros” de la renta…
Con la llegada de la crisis y coincidiendo con el segundo mandato del señor Rodríguez Zapatero, las medidas fueron en un primer lugar de estímulo económico en sintonía con las doctrina keynesiana y la influencia de Krugman: el plan – E, las ayudas para incentivar el consumo automovilístico, la compra de activos a los bancos, fortalecimiento de las garantías de los depósitos pasando éstas de 20.000 a 100.000 euros, así como la intervención de Caja Castilla, las ayudas de los 400 euros a aquellos parados que hayan agotado la prestación por desempleo..
Mientras el partido “del puño y la rosa” sigue luchando para salir de la crisis, las “gaviotas” continúan con su vuelo bajo esperando saborear la carne trémula de un enfermo que no les interesó ayudar.